no nos dejemos mangonear mas
todos a la manifestacion de hombres libres
Hoy a las 6 pm
Punto de reunion: Glorieta de la Independencia
?Hombre amigo!, penso. ?Que pais este para nunca estarse quieto! La Chelita no salio. Pregunto por ella a varias de las enfermeras pero nadie le dio razon de su paradero. A mediodia se regreso a su casa a almorzar, dormir la siesta en su hamaca y esperar que dieran las cinco y media para ir a vender a la manifestacion.
Flotaciones
Viviana Sanson floto entre las repisas como los astronautas en la estacion espacial. No tenia nocion de cuando se habia percatado de que podia flotar a voluntad. ?Quizas cuando vio las cigarras y las flores de palma? Lo cierto era que el galeron ya no le parecia tan oscuro como antes. Podria haber jurado que se empequenecia y que una mano oculta y desconocida abria tragaluces en el zinc, dejando entrar delgados hilos de luz que, subitamente, sumian el entorno en un aire blanquecino color de niebla. Esta turbio el aire, penso. De las repisas miro alzarse lentamente objetos irreconocibles. Flotaban a su lado como tentandola a que los reconociera, pero sintio que perdia el interes por recordar. Otras cosas si le evocaron retazos de vida, como los materiales de campana del pie: las cajas de pastillas contra el dolor de cabeza, las bolsas de panales donde pusieron pegatinas y los test de embarazo rotulados con su eslogan.
Vio pasar escenas de su campana: las reuniones en los pequenos pueblos con las matronas entalcadas y acicaladas que del delantal se sacaban los rollos de billetes para contribuir con su 'ganancia'. Las chavalas que la miraban, que imitaban su ropa apretada, sus escotes y sus botas, y cantaban la cancion que el rockero mas guapo de America Latina, Perrozompopo, habia escrito para ella:.
Si queres cambiar
Empeza a caminar
Paso a paso, pie con pie
Vamos p'alante
No lo dude uste
Viviana te convida
Te convida a la vida
Paso a paso, pie con pie
Vamos p'alante,
no lo dude uste
Vio la bandera blanca con el pie de las unas rojas ondeando en manos de las multitudes, ahora en camara lenta, ahora en camara rapida como esas peliculas antiguas.
La invadio una sensacion de burbujas efervescentes, de sangre danzandole en el cuerpo. Extendio los brazos, sintio una corriente fresca bajo su espalda sosteniendola, meciendola, se acurruco pensando que era su madre de nuevo, que era pequena y que encontraria en el pecho maternal el sonido del corazon latiendole al oido.
Volvio a extenderse cuan larga era; que divertido ser ingravida, dejarse ir en el remolino de brisa suave y templada que la envolvia. Abrio los ojos un instante, vio el techo de zinc brillando sobre su cabeza, las vigas de madera, las lamparas meciendose y sacudiendose como si estuvieran vivas. Se pregunto si temblaba la tierra y ella no se enteraba por estar flotando. Vio paredes disolverse. Su cuerpo giro. Vislumbro el rostro de Principito de Sebastian, mirandola con ojos de nostalgia, vio la puerta por la que ella deseaba escapar acercandose a gran velocidad y cruzo el dintel encendido.
La revuelta
Mientras leia una serie de documentos, sentada en la silla del despacho presidencial que ocupaba hacia una semana, Eva Salvatierra escucho un ruido de vidrios rotos. Levanto la cabeza y se dio cuenta de que la luz de la tarde daba paso a la noche. Se puso de pie para asomarse por la ventana, cuando Viola, su secretaria, entro seguida por dos policias de la seguridad personal.
– Venga, Presidenta, tenemos que sacarla de aqui, hay un tumulto afuera y estan apedreando las ventanas.
Eva las miro desde el escritorio. Se aparto una mecha de pelo rojizo de la cara.
– Venga, Presidenta, por favor -dijo la mas corpulenta de las policias, acercandose y tomandola del brazo.
Eva quito la mano de la policia, molesta. La muchacha, asustada, dio un paso atras.
– No puede ser tan malo -dijo Eva, mirandolas con reproche. A veces cuando alguien inesperadamente le ponia la mano encima reaccionaba asi. Respiro hondo. Se puso de pie y echo la mirada sobre la ventana.
– No son muchos -dijo la joven policia, cohibida-, pero una pedrada con buena punteria…
– Usted, que es de mi seguridad personal, ?no sabe que este despacho tiene vidrios blindados? -la miro Eva con dureza-. Es imposible que una pedrada haga mas que ruido.
– Quebraron los vidrios de unos vehiculos estacionados en la plaza.
– Esta no es la plaza.
Eva se asomo por la ventana. No eran muchos los hombres agrupados afuera, las caras cubiertas con pasamontanas, tirando piedras y lanzando bombas caseras.
Una linea de policias estaba formada frente a la Presidencial.
– Comuniqueme con la jefa de la Policia -dijo, con autoridad, indicando el walkie-talkie de su jefa de seguridad.
Un instante despues hablaba con ella. La Comisionada le pedia disculpas.
– ?Que la disculpe? Hay una situacion tensa, ?y a usted no se le ocurre reforzar la Presidencial?
No pretendia justificarse, dijo la voz por el walkie-talkie, pero solo habian movilizado patrullas a cubrir la concentracion de los Hombres Libres en la Avenida de la Universidad. Mandaria a las unidades antimotines de inmediato.
– Hay que desalojar a esta gente -dijo Eva-. Con mangueras, tasers, lacrimogenas; lo que sea necesario sin llegar a mas. Los recogen, los fichan y los sueltan -ordeno.
Martina entro en ese momento a su despacho.
– Evita, hay manifestaciones de hombres por todos lados. Son pequenos grupos pero se han puesto agresivos.
Eva indico a Viola y a las policias que las dejaran solas. Estaria mas segura alli, les dijo. No habia razon para que ella se trasladara al cuarto blindado. Las mujeres salieron.
– A veces me pregunto como hemos hecho todos estos anos -se lamento Eva, furiosa, caminando de un lado al otro-. ?Como es posible que no supieran que estos cristales son blindados? Son cosas que no me explico.
– Mejor prevenir que lamentar. Yo entiendo su logica.
– Sacar a la Presidenta de su despacho es una medida que solo se toma en situaciones de ataque directo o asonada -dijo Eva, severa-. Esto no es nada parecido.
– Ifigenia y Rebeca estan por llegar -dijo Martina-; quedamos de encontrarnos aqui.
– Parece que el conejo se nos salio del sombrero, ?eh? -dijo Eva, sonriendo ironicamente.
– Es absurdo, estupido, inexplicable. ?Ya viste el