se hizo de noche, al no lograr conciliar el sueno, dando vueltas en bata por la casa vacia, me di cuenta de que cuidar a
Ya lo se, mis ejemplos sacados del universo de la cocina te haran soltar bufidos en vez de hacerte reir. Resignate: cada cual obtiene su inspiracion del mundo que mejor conoce.
Ahora tengo que dejarte.
Anoche cayo un fuerte aguacero. Era tan violento que varias veces me desperte por el ruido que hacia al golpear los postigos. Esta manana, cuando abri los ojos convencida de que todavia haria mal tiempo, estuve remoloneando entre las mantas durante largo rato. ?Como cambian las cosas con los anos! A tu edad yo era una especie de liron, si nadie me molestaba podia dormir incluso hasta la hora de la comida. Ahora, en cambio, siempre estoy despierta antes del amanecer. Asi las jornadas se vuelven larguisimas, interminables. Hay cierta crueldad en todo esto, ?no crees? Las horas de la manana son las mas terribles, no hay nada que te ayude a distraerte: estas alli y sabes que tus pensamientos solo pueden dirigirse hacia atras. Los pensamientos de un viejo no tienen futuro, por lo general son tristes, y si no tristes, melancolicos. A menudo me he preguntado sobre esta rareza de la naturaleza. Hace unos dias vi en la television un documental que me hizo reflexionar. Hablaba de los suenos de los animales. En la jerarquia zoologica, de los pajaros hacia arriba, todos los animales suenan mucho. Suenan los gorriones y las palomas, las ardillas y los conejos, los perros y las vacas echadas sobre el prado. Suenan, pero no todos de la misma manera. Los animales que, por naturaleza, son sobre todo presas, tienen suenos breves: mas que suenos propiamente dichos son apariciones. Los depredadores, en cambio, tienen suenos largos y complicados. «Para los animales -decia el locutor-, la actividad onirica es una manera de organizar las estrategias de supervivencia: el que caza ha de elaborar constantemente formas nuevas para conseguir alimento; el que es cazado -habitualmente encuentra el alimento ante si en forma de hierba- solo tiene que pensar en la manera mas veloz de darse a la fuga.» En otras palabras, al dormir, el antilope ve ante si la sabana abierta; el leon, en cambio, en una constante y variada repeticion de escenas, ve todas las cosas que tendra que hacer a fin de lograr comerse, al antilope. Asi es como ha de ser, dije para mis adentros: de jovenes somos carnivoros y en la vejez herbivoros. Porque cuando somos viejos, ademas de dormir poco no sonamos, o, si sonamos, tal vez no nos queda recuerdo de ello. De ninos y de jovenes, en cambio, se suena mas y los suenos tienen el poder de determinar el humor del dia. ?Te acuerdas de como llorabas, recien despierta, en los ultimos meses? Te estabas alli sentada delante de la taza de cafe y las lagrimas rodaban silenciosas por tus mejillas. «?Por que lloras?», te preguntaba entonces; y tu, desolada o furiosa, decias: «No lo se.» A tu edad hay muchas cosas que ordenar dentro de uno mismo: hay proyectos y, en los proyectos, inseguridades. La parte inconsciente no tiene un orden o una logica clara: con los residuos de la jornada, hinchados y deformados, mezcla las aspiraciones mas profundas, entre las aspiraciones profundas mete las necesidades del cuerpo. De tal suerte, si tenemos hambre sonamos estar sentados a la mesa y no conseguir comer; si tenemos frio sonamos que estamos en el Polo Norte y no tenemos un abrigo; si hemos sufrido un desaire nos convertimos en guerreros sedientos de sangre.
?Con que suenas, alla entre los cactus y los cowboy? Me gustarla saberlo. ?Ocurrira que, de vez en cuando, alla en medio, acaso vestida de piel roja, aparezca tambien yo? ?Quien sabe si con la apariencia de un coyote aparece
?Sabes? Anoche, mientras estaba leyendo sentada en el sillon, repentinamente oi en la habitacion un ruido ritmico: al levantar la cabeza del libro vi que
Cuando era pequena, durante un tiempo vivio en nuestra casa una hermana de mi padre que habia enviudado recientemente. Tenia la pasion del espiritismo y en cuanto mis padres no nos veian, en los mas oscuros y ocultos rincones me instruia sobre los poderes extraordinarios de la mente. «Si quieres entrar en contacto con una persona lejana -me decia-, tienes que apretar en una mano una foto suya, trazar una cruz compuesta de tres pasos y juego decir 'heme aqui, aqui estoy'.» De esa manera, segun ella, podria obtener la comunicacion telepatica con la persona deseada.
Esta tarde, antes de ponerme a escribir, hice precisamente eso. Eran alrededor de las cinco, donde tu estas habia de ser de manana. ?Me has visto, me has oido? Yo te percibi en uno de esos bares llenos de luces y azulejos donde se comen bocadillos con una albondiga dentro, en seguida te distingui en medio de esa muchedumbre multicolor porque llevabas el ultimo jersey que te hice, ese con unos ciervos rojos y azules. Pero la imagen fue tan breve y tan descaradamente perecida a las de las peliculas que no tuve tiempo de ver la expresion de tus ojos. ?Te sientes feliz? Eso, por encima de cualquier otra cosa, es lo que mas me importa.
?Te acuerdas de cuantas discusiones sostuvimos para decidir si era o no era justo que yo financiase esta larga estancia tuya de estudios en el extranjero? Tu sostenias que te resultaba absolutamente necesaria, que para crecer y abrir tu mente necesitabas irte, dejar el ambiente asfixiante en el que habias crecido. Acababas de terminar la selectividad y vacilabas, en la mas total oscuridad, sobre lo que desearias hacer cuando fueses mayor. Cuando eras pequena tenias muchas pasiones: querias convertirte en veterinario, en explorador, en medico de ninos pobres. De tales deseos no habia quedado el menor rastro. Con los anos se habia ido cerrando aquella apertura que habias manifestado hacia tus semejantes; todo lo que habia sido filantropia, deseo de comunion, en un brevisimo lapso se convirtio en cinismo, soledad, obsesiva concentracion en tu destino infeliz. Si en la television se daba el caso de que vieramos alguna noticia particularmente cruenta, te mofabas de la compasion que yo expresaba diciendome: «A tu edad, ?de que te asombras? ?Todavia no te has enterado de que la seleccion de la especie es lo que gobierna el mundo?»
Ante esta clase de observaciones, las primeras veces me quede sin aliento, tenia la sensacion de tener un monstruo a mi lado; observandote de reojo me preguntaba de donde habias salido, si era eso lo que te habia ensenado con mi ejemplo. Nunca te conteste, pero intuia que el tiempo del dialogo habia terminado, cualquier cosa que dijera produciria solamente un encontronazo. Por una parte, tenia miedo de mi fragilidad, de la inutil perdida de fuerzas, y, por la otra, intuia que el choque abierto era precisamente lo que tu buscabas y que tras el primero se producirian otros, cada vez mas violentos. Bajo tus palabras percibia el rebullir de la energia, una energia arrogante, lista para estallar y a duras penas contenida; mi manera de limar las asperezas, mi fingida indiferencia ante los ataques, te obligaron a buscar otros caminos.
Me amenazaste entonces con marcharte, desaparecer de mi vida sin dejar rastro. Tal vez te esperabas la desesperacion, las humildes suplicas de una vieja. Cuando te dije que partir me parecia una excelente idea, empezaste a tambalearte, parecias una vibora que tras elevar la cabeza de golpe con las fauces abiertas y dispuesta para atacar, repentinamente ya no ve ante si el objeto contra el que iba a lanzarse. Empezaste entonces a pactar, a avanzar propuestas; elaboraste varias, inseguras, hasta el dia que, de nuevo con firmeza, delante de la taza de cafe anunciaste: «Me voy a America.»