Susanna Tamaro
Donde el corazon te lleve
Traduccion del italiano por Atilio Pentimalli Melacrino
Titulo original: Va' dove ti porta il cuore
A Pietro
Oh, Shiva, ?que es tu realidad?
?Que es este universo lleno de estupor?
?Que forma la simiente?
?Quien es el cubo de la rueda del universo?
?Que es esta vida mas alla de la forma
que impregna las formas?
?Como podemos entrar en ella plenamente,
por encima del espacio y del tiempo,
de los nombres y de las connotaciones?
?Aclara mis dudas!
Hace dos meses que te fuiste y desde hace dos meses, salvo una postal en la que me comunicabas que todavia estabas viva, no he tenido noticias tuyas. Esta manana, en el jardin me detuve largo rato ante tu rosa. Aunque estamos en pleno otono, resalta con su color purpura, solitaria y arrogante, sobre el resto de la vegetacion, ya apagada. ?Te acuerdas de cuando la plantamos? Tenias diez anos y hacia poco que habias leido El
?Como podia negarte el zorro despues de haberte concedido la rosa? Sobre este extremo discutimos largamente y por ultimo nos pusimos de acuerdo sobre un perro.
La noche antes de ir a buscarlo no pegaste ojo. Cada media hora llamabas a mi puerta y decias: «No puedo dormir.» Por la manana, al dar las siete ya habias desayunado y te habias lavado y vestido; con el abrigo ya puesto, me esperabas sentada en el sillon. A las ocho y media estabamos ante la entrada de la perrera. Todavia estaba cerrada. Tu, mirando por entre las rejas, decias: «?Como sabre cual es precisamente el mio?» En tu voz habia una gran ansiedad. Yo te tranquilizaba, decia: «No te preocupes, acuerdate de como el Principito domestico al zorro.»
Volvimos a la perrera tres dias seguidos. Alli dentro habia mas de doscientos perros y tu querias verlos a todos. Te detenias delante de cada jaula y alli te quedabas, inmovil y absorta en una aparente indiferencia. Entretanto, todos los perros se abalanzaban contra la red metalica, ladraban, saltaban, trataban de arrancar el enrejado con las garras. Estaba con nosotras la encargada de la perrera. Creyendo que eras una chiquilla como las demas, para que te animaras te mostraba los ejemplares mas hermosos: «Mira aquel cocker», te decia. O tambien: «?Que te parece aquel lassie?» Por toda respuesta emitias una especie de grunido y proseguias tu marcha sin hacerle caso.
A
«Ese -exclamaste senalandolo con el dedo-. Quiero ese perro.» ?Te acuerdas de la cara estupefacta de aquella mujer? No lograba entender que quisieras entrar en posesion de aquel horrendo gozquillo. Si, porque
Ahora
Durante estos meses, vagabundeando en la soledad de la casa, los anos de incomprensiones y malhumores de nuestra convivencia han desaparecido. Los recuerdos que me rodean son los recuerdos de cuando eras nina, una cachorrita vulnerable y extraviada. A ella es a quien le escribo, no a la persona bien defendida y arrogante de los ultimos tiempos. Me lo ha sugerido la rosa. Esta manana, cuando pase a su lado, me dijo: «Coge un papel y escribele una carta.» Ya se que entre nuestros pactos, en el momento de tu partida, estaba el de no escribimos, y con pesadumbre lo respeto. Estas lineas jamas levantaran el vuelo para llegar a tus manos en America. Si yo no estoy cuando regreses, ellas estaran aqui esperandote. ?Que por que hablo asi? Porque hace menos de un mes, por primera vez en mi existencia, estuve gravemente enferma. Asi que ahora se que entre todas las cosas posibles, tambien se cuenta esta: dentro de seis o siete meses podria ocurrir que yo no estuviese aqui para abrir la puerta y abrazarte. Hace mucho tiempo, una amiga me comentaba que en las personas que nunca han padecido nada, la enfermedad, cuando viene, se manifiesta de una manera inmediata y violenta. A mi me ha ocurrido precisamente eso: una manana, mientras estaba regando la rosa, de golpe alguien apago la luz. Si la esposa del senor Razman no me hubiese visto a traves del seto que separa nuestros jardines, con toda seguridad a estas horas serias huerfana. ?Huerfana? ?Se dice asi cuando muere una abuela? No estoy del todo segura. Tal vez los abuelos estan considerados como algo tan accesorio que no se requiere un termino que especifique su perdida. De los abuelos no se es ni huerfano ni viudo. Por un movimiento natural se les deja a lo largo del camino, de la misma manera que, por distraccion, a lo largo del camino se abandonan los paraguas.
Cuando desperte en el hospital no me acordaba absolutamente de nada. Con los ojos todavia cerrados, tenia la sensacion de que me habian crecido dos bigotes largos y delgados, bigotes de gato. Apenas los abri, me di cuenta de que se trataba de dos tubitos de plastico: salian de mis narices y corrian a lo largo de los labios. A mi alrededor solo habia unos extranos aparatos. Despues de unos dias me trasladaron a una habitacion normal, en,la que habia otras dos personas mas. Mientras estaba alli, una tarde vinieron a visitarme el senor Razman y su esposa. «Usted todavia vive -me dijo-, gracias a su perro, que ladraba como enloquecido.»