aqui y no en ningun otro lugar. Cuando estuvo listo se calzo los zuecos de madera y salio. En el establo habia una puerta que conducia a un trastero. Alli estaba el recipiente. Lo cogio y lo llevo con cuidado, puesto que su contenido era de gran valor. Ahora iba a ser de utilidad y la proxima vez seria aun mejor.
Se puso al lado de la ventana y miro fuera. El sol del atardecer tenia el cielo de rojo y hacia tanto calor que podrian realizar algunos actos en el exterior. No importaba, no los veria nadie, nadie descubriria lo que hacian.
El ruido de un motor interrumpio sus reflexiones y al momento aparecio tras el recodo un coche conocido. Que bien que fuera el precisamente el primero en llegar, asi quiza tuvieran tiempo de hablar y de solucionar algunos asuntos. Ultimamente habian surgido entre ellos divergencias de opinion y esas discrepancias eran cada dia mas profundas, lo cual le molestaba. Ahora, cuando habian llegado tan lejos, no queria que se fastidiara todo.
La lucha por el poder entre ellos se habia prolongado durante mucho tiempo y debia terminar. Se estaban acercando a un punto en el que todo aquello era insostenible. Siempre penso que compartian un mismo objetivo, pero ultimamente se habia visto forzado a pensar que no era asi. Esperaba que la desgana del otro se debiera a cosas que a la larga no tuvieran mayor importancia. Que el podria convencerlo de que solo habia un camino y que la rueda ya habia empezado a girar, estaban en marcha y no habia vuelta atras.
Martes 6 de Julio
El dia siguiente fue el primer dia nublado en al menos dos semanas. Como de costumbre, Knutas llego temprano al trabajo, no eran mas que las siete y cuarto cuando subio las escaleras de entrada de la comisaria y saludo al policia que estaba de guardia. Conversaron un momento como hacian habitualmente antes de que Knutas prosiguiera su camino hasta la Brigada de Homicidios, en el segundo piso. Se puso una taza de cafe y hojeo los periodicos locales.
No paso mucho tiempo antes de que Karin, que tambien era madrugadora, asomara la cabeza.
– Buenos dias -saludo-. ?Quieres un cafe?
– No, gracias, ya he tomado uno.
Parecia cansada.
– ?Estas bien?
Knutas la miro algo inquieto.
– Si, gracias. Apenas he pegado ojo esta noche.
– ?Te has pasado la noche pensando en Martina Flochten?
– Eso tambien -corto ella y tomo un sorbo. Cuando no queria que siguiera preguntandole algo, tenia una pasmosa habilidad para hacerselo entender.
– ?Se te ha ocurrido algo? -le pregunto desviando el tema.
– Pues no. He estado dandole vueltas a lo de ese coche.
– ?Y?
– Al parecer, ella se monto en el coche voluntariamente, se habia citado con ese desconocido, asi que tiene que haberlo conocido aqui en Gotland. Pero ?por que tanto secreto? Es cierto que tiene novio, pero esta en Rotterdam, asi que si queria divertirse un poco aqui, de todos modos el no se iba a enterar.
– ?Adonde quieres llegar?
– Algo raro tiene que haber con ese hombre con el que se veia. Si mantienen o mantenian una relacion amorosa, ?por que andar con tapujos? Hay dos razones para que anduvieran ocultandolo. O bien esta casado o bien tiene algun otro problema, como que sea profesor o tenga algo que ver con el curso, lo cual hace que el hecho de que esten juntos sea un tema delicado.
– O ambas cosas -sugirio Knutas.
– En efecto. Staffan Mellgren es el primero en quien se me ocurre pensar. Aunque tambien podria ser algun otro. He comprobado el color de su coche y no es azul sino gris metalizado. O ha utilizado el automovil de otra persona o, sencillamente, no es el con quien se ha estado viendo Martina. Durante dos semanas asistieron a clases teoricas en Visby antes de empezar con las excavaciones propiamente dichas. A lo largo de ese tiempo tuvieron varios profesores. A eso hay que anadir que, al parecer, salieron de fiesta casi todas las noches, por lo que Martina tuvo muchas posibilidades de conocer a alguien.
»Otra cosa que me parece extrana es que no se haya puesto en contacto con Jacob Dahlen, amigo de la familia y dueno del Hotel Wisby. La duena del Warfsholm, Kerstin Bodin, dijo que Dahlen era amigo de la familia. La familia de Martina solia venir aqui una vez al ano y siempre se alojaban en su hotel. Por supuesto, sera sobre todo amigo de su padre, pero aun asi, ?no es un poco raro que no haya pasado por alli a saludarlo al menos? Ya lleva en la isla mas de cuatro semanas y, de ellas, dos en Visby. ?Por que no se ha puesto en contacto con el? El hotel esta en el centro, cielo santo, a tiro de piedra de la universidad.
– ?Has hablado con Jacob Dahlen?
– Solo por telefono. Esta de viaje.
– Tal vez haya tenido intencion de ponerse en contacto con el, pero aun no lo ha hecho. Ya sabes lo que ocurre cuando estas en un lugar donde conoces a alguien superficialmente. El curso dura hasta mediados de agosto, pensara que dispone de tiempo mas que suficiente para ir a saludarlo.
– Si, claro -reconocio Karin-, quiza sea asi.
– Otra cosa, ?donde se alojo en Visby durante las semanas que duraron las clases teoricas?
– En el mismo sitio que los demas, en la residencia para estudiantes de la calle Mejerigatan.
– Tendremos que ir alli y hablar con los inquilinos, y tambien con el casero. Alguien puede haber visto algo. Voy a encargarme de que lo hagan -dijo Knutas, y cogio el telefono.
Patrick Flochten era un hombre alto y fuerte de pelo castano oscuro y rebelde. A juzgar por el color de su rostro, en Holanda tambien habia hecho buen tiempo. Llevaba unas gafas con la montura negra que parecian caras e iba vestido con un traje claro de lino. Tenia las manos sudorosas y expresion tensa cuando saludo y se sento en el sofa de las visitas en el despacho de Knutas.
– Logicamente su hermano y yo estamos muy preocupados. Ahora quiero que me cuente todo lo que sucedio cuando mi hija desaparecio -dijo en un ingles perfecto-.
Knutas, cuyo ingles no era ni mucho menos suficiente para realizar un interrogatorio, ya habia previsto el problema. Por eso le habia pedido a Karin que estuviera presente. Ella empezo a contar lo que la policia sabia hasta ese momento acerca de la desaparicion, mientras no paraba de preguntarse por que aquel hombre que tenia enfrente le resultaba familiar. Quiza solo fuera por el parecido que habia entre su hija y el, a juzgar por las fotos que habia visto de Martina.
– Conozco Warfsholm, he estado en el hotel con los ninos y hemos comido alli varias veces cuando veraneabamos en Gotland. ?Como pudo desaparecer de alli sin que nadie la viera? Pero si esta lleno de casitas de veraneo y hay gente por todas partes. Ademas, con lo claras que son aqui las noches, ni siquiera llega a hacerse oscuro.
– Martina dejo a los demas de madrugada. A esas horas los huespedes estaban durmiendo. Fue al bano a eso de la una y a esa hora, en principio, todos los que habian asistido al concierto ya se habian ido a casa. Los pocos que quedaban despiertos eran los que estaban en el bar.
– ?Y nadie vio nada?
– Pues, por desgracia, parece que no. El dispositivo de busqueda esta en marcha, por supuesto. Estamos buscando tanto con perros como con helicopteros. A lo largo del dia vamos a organizar tambien partidas para rastrear la zona. El perimetro de busqueda se va ampliando gradualmente.
Karin decidio conscientemente no mencionar a los buzos. Parecia demasiado desagradable, como si ya hubieran renunciado a la esperanza de encontrar a Martina con vida.
– ?Podria haber viajado a la peninsula?
– Nada hace suponer que haya abandonado la isla. Hemos comprobado las listas de pasajeros tanto de las companias aereas como de las navieras. En cualquier caso, no ha viajado con su nombre. La recepcion del hotel guarda las cosas de valor de quienes participan en el curso y no falta nada, ni el pasaporte, ni la tarjeta Visa, ni el