el calor y en medio de toda esa suciedad, todos estamos realmente deseosos de darnos una ducha y cambiarnos. Sin embargo, con frecuencia Martina se largaba en cuanto llegabamos al albergue.
– ?Adonde?
– Ni idea.
– ?Viste en que direccion iba?
– Si. El autobus nos llevaba hasta la misma puerta del albergue y todos entrabamos corriendo para llegar los primeros a las duchas. Al principio no repare en que Martina no entraba con nosotros; tarde unos dias en descubrirlo. En vez de eso se dirigia al hotel.
– ?Le preguntaste adonde iba?
– Una vez. Me dijo que fue a comprarse un helado. Hay un puesto de helados al lado del restaurante.
– ?Solia marcharse sola?
– Nunca vi que fuera acompanada.
– ?Y crees que se encontraba con alguien?
– Si, porque luego volvia al albergue siempre a la misma hora, unas dos horas mas tarde.
– ?Hablaste de esto con los demas?
– Con Jonas, claro, mi companero de habitacion. Nadie le prestaba tanta atencion a Martina como el.
– ?A que te refieres?
– Estaba enamorado de Martina, aunque es algo de lo que no le gusta hablar.
– ?Hay alguien mas que este al tanto de ello?
– Por supuesto, era muy evidente.
– ?Y Martina le correspondia?
Mark nego con la cabeza.
– No, no tenia ninguna posibilidad.
Karin decidio cambiar de tema.
– ?Es la primera vez que vienes a Suecia?
– ?Por que me pregunta eso?
– ?Y por que no deberia preguntartelo?
– ?Bah!, no se, me parece que no viene a cuento.
– ?Que tal si me respondieras?
– Si, la verdad es que he estado aqui antes.
– ?Cuando?
– Estuve en Gotland el ano pasado y el anterior.
– ?Y eso?
– La primera vez estuve aqui con un amigo que tenia una novia de Gotland. Se conocieron cuando ella estuvo en Estados Unidos en un programa de intercambio universitario. Yo lo acompane y nos lo pasamos tan bien que quise repetir. Cuando le toco volver otra vez aqui, me vine con el.
– ?No resulta muy caro para un estudiante viajar hasta aqui?
– Lo pagan mis padres -dijo Mark sin inmutarse.
– ?Desde cuando estudias arqueologia?
– Con intermitencias, desde hace tres anos.
– ?Que es eso de con intermitencias?
– He hecho un poco de todo, he viajado, navegado en un velero… Tambien participo en bastantes competiciones de
De ahi esos musculos y el aspecto deportivo, penso Karin.
– ?Has hecho amigos durante tus viajes a Gotland?
– Si, claro que he conocido a gente. Pero la que uno conoce durante el verano en las playas y en los bares normalmente no es de aqui, asi que no se puede decir que haya conocido a muchos islenos.
– ?Puedes nombrar a alguno?
– Claro, unos que viven en Visby.
Karin anoto sus nombres y numeros de telefono.
– ?Cuanto tiempo has pensado quedarte esta vez?
– El curso dura hasta mediados de agosto, despues me quedare un par de semanas mas.
– ?Donde te vas a alojar?
– Tengo amigos en Visby.
– ?Estos de los que me has dado el numero de telefono?
– Si, voy a vivir en casa de Niklas Appelqvist.
– ?Conociste a Martina en tus anteriores estancias en Gotland?
– No.
– ?Que hiciste la noche en que ella desaparecio?
– ?Por que me lo pregunta?
– Es una pregunta rutinaria.
– Despues del concierto estuve tomando cervezas con el resto del grupo en la terraza del hotel. Martina tambien estuvo.
– ?Hasta cuando estuviste alli?
– Como los demas, hasta las tres o las cuatro. Despues nos fuimos a la cama. Jonas y yo compartimos habitacion, asi que estuvimos juntos todo el tiempo.
– ?Es decir, que el puede confirmar que estuviste con el toda la tarde y toda la noche?
– Por supuesto. Lo mismo que yo puedo responder por el.
Jueves 8 de Julio
Al dia siguiente llego Martin Kihlgard acompanado por una colega de la Policia Nacional. Agneta Larsvik era especialista en psiquiatria y la habian llamado para que los ayudara a interpretar las circunstancias especiales que rodeaban aquel asesinato, sobre todo la forma de actuar.
Kihlgard fue recibido con calidas aclamaciones y palmadas en la espalda cuando aparecio en los pasillos de la Brigada de Homicidios; el alegre comisario se habia hecho muy popular en Visby en sus anteriores visitas, en las que habia ayudado a Knutas en algunas investigaciones de casos de asesinato. Karin, en particular, parecia encantada de verlo.
– ?Que sorpresa! -exclamo en cuanto aparecio en el vano de la puerta. Se lanzo a sus brazos y desaparecio totalmente envuelta por su imponente corpachon.
– ?Jesus, que recibimiento! -respondio satisfecho-. ?Como van las cosas aqui en el campo?
– Asi, asi, gracias, aqui pasa una cosa rara tras otra -dijo Karin-. Vamos a tener una reunion enseguida y asi te enteraras de mas cosas.
– Ya me he enterado de bastantes. Parece jodidamente desagradable.
– Realmente lo es. Ven a saludar a Anders, creo que esta ahi dentro.
Cogio a su corpulento colega del brazo y se dirigio con el al despacho del jefe.
– Hola, Knutte. -El rostro de Kihlgard se ilumino con una cordial sonrisa en cuanto vio a Knutas detras del escritorio.
Knutas le estrecho la mano y puso buena cara. Martin Kihlgard era la unica persona a la que se le habia ocurrido llamarlo por ese detestable apodo.
Su colega, Agneta Larsvik, tenia modales suaves y menos bruscos. Era una mujer morena, alta y delgada, con el pelo recogido en un mono, que respondio al saludo de Knutas con una sonrisa.
Despues de charlar un ratito de temas sin importancia, el grupo encargado de la investigacion del caso se reunio para informar a sus companeros de la Policia Nacional de los ultimos acontecimientos.
– ?Os apetece comer algo?
Karin conocia el insaciable apetito de Kihlgard.
– Si, no estaria mal, ?no? -contesto volviendose hacia Agneta Larsvik que, al parecer, se quedo asombrada.