El forense lo estaba esperando fuera de la terminal; el avion habia aterrizado antes de lo previsto. El medico era el mismo con el que habia trabajado el verano anterior, un hombre delgado con el pelo ralo y cara de caballo. Su larga experiencia le conferia fuerza y autoridad. En el trayecto hasta el lugar donde habia aparecido el cuerpo, Knutas le fue contando todo lo que sabia la policia.

Cuando llegaron eran las diez y cuarto de la manana y la mirada clara de Fanny Jansson seguia clavada en el cielo plomizo de diciembre. Knutas hizo una mueca de desagrado y volvio a pensar en que podia haberle ocurrido a aquella hermosa chica que yacia en el suelo. Su cuerpo parecia pequeno y delgado bajo la ropa. Las mejillas marrones y tersas, la barbilla suavemente infantil. Knutas noto con irritacion que los ojos se le estaban llenando de lagrimas.

Se volvio de espaldas y contemplo la frondosa e impenetrable maleza del bosque. Pudo observar que despues del camino rural el bosque clareaba y, tras haber estudiado previamente el mapa de la zona, sabia que un poco mas alla se extendian los campos abiertos y las parcelas de cultivo. Una corneja grazno a lo lejos, pero por lo demas todo estaba en silencio y solo se oia el apacible murmullo de las verdes ramas de los arboles. El forense estaba totalmente absorto en la exploracion del cadaver y asi estaria unas cuantas horas mas. Erik Sohlman y otro par de tecnicos lo ayudaban en su trabajo.

Knutas se dio cuenta de que alli sobraba. Nada mas sentarse en el coche para regresar a la comisaria recibio una llamada de Karin.

– Hay una persona que tiene relacion tanto con Dahlstrom como con Fanny Jansson.

– ?Ah, si? ?Quien es?

– Se llama Stefan Eriksson, y es el hijastro de la tia de Fanny que vive en Vibble. La tia tiene una hija, pero se separo pronto del padre de la nina y conocio a otro hombre que tenia un hijo de un matrimonio anterior. Fanny y este tal Stefan se han visto a lo largo de los anos en las celebraciones familiares y cosas asi. Tiene cuarenta anos, esta casado y tiene dos hijos y, ademas, es dueno de uno de los caballos de la cuadra.

– Lo se, ya les hemos echado un vistazo -replico Knutas impaciente-. ?Que es lo que pasa con el?

– Que hizo practicas con Dahlstrom cuando estudiaba en el instituto. Estuvo haciendo practicas dos semanas. Despues trabajo esporadicamente en Gotlands Tidningar e incluso con Dahlstrom cuando este tenia su propia empresa. Este Eriksson es el dueno de un cafe aqui en Visby, el Cafe Cortado en la calle Hastgatan, pero aun sigue practicando la fotografia como hobby.

– Ya entiendo -exclamo Knutas sorprendido-. Eso es algo nuevo.

– Tal vez Dahlstrom y el hayan seguido en contacto a lo largo de los anos, aunque lo nego en el interrogatorio que le hicimos Wittberg y yo. Un tipo muy desagradable, no me extranaria que el…

– Ya, ya, pero no podemos dedicarnos a meras suposiciones -interrumpio Knutas-. ?Sabemos algo mas?

– Le pregunte si solia frecuentar la cuadra, y se pasa por alli de vez en cuando. El personal de la caballeriza asegura que es asi. Parece que incluso ha llevado a Fanny a casa en su coche alguna vez.

– ?Figura en el registro de delincuentes?

– No. Sin embargo, ha recibido una serie de denuncias por negligencia en el cuidado del ganado. La familia tenia antes ovejas y parece que estaban mal cuidadas, segun el denunciante. Dejo la cria de ovejas.

– Quiero hablar personalmente con el. ?Donde esta?

– Creo que estara en casa. Vive en… no, ?mierda!

Karin se callo de repente.

– ?Que ocurre?

– Stefan Eriksson vive en Gerum, esta a tan solo unos kilometros del sitio donde aparecio muerta Fanny.

– Estoy a diez minutos de alli. Voy para alla.

Gerum no era un pueblo propiamente dicho. Solo una iglesia con unas cuantas fincas alrededor, justo al lado del paramo de Lojsta, vasto e inaccesible. El paisaje era llano, pero la casa de Stefan Eriksson y el terreno que la circundaba constituia una excepcion. Estaba admirablemente situada en un alto con vistas sobre los alrededores. La finca constaba de una casa de piedra con dos alas y un gran establo. Un jeep ultimo modelo estaba aparcado fuera junto a un BMW.

Cuando Knutas llamo al timbre de la puerta, se oyeron los ladridos de un perro en el interior de la casa. No abrio nadie.

Dio una vuelta alrededor de la vivienda, miro por las ventanas de las dos alas. Una de ellas, al parecer, se utilizaba como estudio, se veian cuadros apoyados alrededor de todas las paredes. En un caballete en el centro de la estancia habia un retrato del rostro de una mujer. Sobre una mesa manchada de pintura se amontonaban botes de pintura, tubos y pinceles.

Un carraspeo a sus espaldas interrumpio el fisgoneo de Knutas. Se quedo tan sorprendido que, del susto, la pipa se le cayo al suelo. El hombre estaba justo detras de el.

– ?En que puedo ayudar?

Stefan Eriksson mediria casi dos metros, calculo Knutas. Vestia una cazadora azul acolchada y llevaba un gorro negro de punto en la cabeza.

Knutas se presento.

– ?Podemos entrar y hablar dentro? Empieza a hacer frio.

– Si, claro, acompaneme por aqui.

El hombre entro delante de el en la casa. Knutas estuvo a punto de ser atropellado por dos doberman que se volvieron locos de alegria.

– No le dan miedo los perros, ?verdad? -pregunto Stefan Eriksson sin hacer ningun gesto para tranquilizar a los animales.

Tomaron asiento en lo que debia de ser la sala para recibir a las visitas. «Es extrano que la gente en el medio rural aun conserve estas estancias -penso Knutas-. Reliquias de un tiempo que ha desaparecido.»

Evidentemente, Stefan Eriksson era un amante de las antiguedades. En la pared colgaba un espejo ampuloso con el marco dorado. Al lado habia una comoda con las patas torneadas y rematadas por una zarpa de leon, y a lo largo de una de las paredes habia un suntuoso armario con las patas en forma de bola. Olia a polvo y a cerrado. Knutas se sentia como si estuviera sentado en un museo.

Agradecio el detalle, pero rehuso tomar la taza de cafe que Stefan le ofrecio. Su estomago protestaba recordandole que la hora del almuerzo ya habia pasado hacia un buen rato.

– Bueno, la verdad es que no se que es lo que quiere. He hablado hace poco con la policia -dijo el corpulento hombre, que se habia sentado en un sillon de terciopelo. Los perros se habian echado a sus pies y miraban fijamente a su dueno.

– Tengo que completar el interrogatorio, pero, antes de nada, quiero presentarle mis condolencias.

El hombre que tenia enfrente ni se inmuto.

– Fanny era mi prima, efectivamente, pero apenas nos conociamos. Ademas, tampoco eramos primos de verdad. Mi padre…

– Conozco la relacion familiar -interrumpio Knutas-. ?Cuando se veian?

– Muy de tarde en tarde, a veces en algun cumpleanos. Habia problemas con su madre, asi que tampoco venian siempre. Majvor no puede alejarse de la botella.

– ?Conocia mucho a Fanny?

– La diferencia de edad era tan grande entre nosotros que no teniamos nada en comun. Ella era una nina pequena que venia a veces con su madre. Nunca decia nada. Otra chica tan callada habria que buscarla con lupa.

– Es propietario de uno de los caballos que hay en la cuadra donde trabajaba Fanny. ?No se veian nunca alli?

– Ese viejo percheron no es un buen negocio. Cuesta bastante mas de lo que gana en las carreras. Si, a veces paso por la cuadra. Alguna vez he coincidido con ella.

– ?La llevaba a veces en su coche a su casa?

– No muchas veces.

– ?En que coche?

Stefan Eriksson se revolvio en el sillon. Hizo un gesto de disgusto con la boca.

– ?Que esta insinuando? ?Soy sospechoso?

– No, no -lo tranquilizo Knutas-. Perdone si voy un poco acelerado, pero tenemos que hablar con todas las

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