– ?Estas loco!

– ?Por que dices eso?

– ?No pienso permitirlo! ?No pienso dejar que te acerques al acantilado con James!

– ?Por que no, Laureen?

– ?Te lo prohibo, y no se hable mas! Te hara dano. ?Se que te hara dano!

Laureen pronuncio la ultima frase con enfasis. Cuando Petra bajo el ultimo peldano de la escalera, miro rapidamente hacia Laureen. Sus mejillas todavia estaban encendidas.

– ?Perdon! -dijo Petra haciendo ademan de irse.

– ?Todavia me sigue odiando?

Bryan apenas se atrevia a escuchar la respuesta.

– ?No lo se, Bryan! -respondio Petra, frunciendo el entrecejo-. Nunca me habla de ti.

– ?Pero es una posibilidad?

– Tratandose de James, todo es posible. -Petra se volvio y le paso a Bryan el rollo que habia ido a buscar-. ?Mira esto!

El papel estaba amarillento y arrugado. El cordel era fino y probablemente tan viejo como el papel. Aparecio un diario. «Unterhaltungs Beilage» decia con letras ensortijadas. Bryan volvio la primera pagina. Alli estaban los dibujos. Los miro. Fue poniendolos uno al lado del otro sobre la mesa de la cocina, despues de asegurarse de que no estaba mojada. Examino el papel y las firmas. Miro a Petra repetidas veces y volvio a sentarse.

– Entiendo que Kroner los guardara-dijo Bryan-, ?Habeis pedido que os hicieran una tasacion?

– No se pueden tasar, segun James; no, asi como asi.

Petra poso la mano suavemente sobre uno de los dibujos y se volvio hacia los utensilios de cocina que habia sobre la mesa.

Laureen examino el menor de los dibujos. Sacudio la cabeza.

– ?Alli dice Leonardo da Vinci?

Petra asintio con la cabeza.

– Si, y aqui. Y aqui. ?Y este esta firmado por Bemardino Luini! -Laureen se callo y miro con determinacion a Petra-. ?No podeis tenerlos aqui, Petra! -exclamo.

– ?No lo he decidido yo! -replico ella.

Durante toda la comida, James siguio sin abrir la boca. Tras un solo intento. Laureen se rindio y dejo de dirigirse a el. Sin embargo, siguio cada uno de sus movimientos atentamente y con evidente desagrado. James comia con avidez. Si no miraba fijamente el plato, sus ojos se posaban en las bandejas, sin esperar a que Petra se las ofreciera a los demas.

– Bryan propone que salgais a dar una vuelta juntos, James -anuncio Petra finalmente.

Laureen la miro, consternada. Bryan dejo la cuchara sobre la mesa y miro a James, que habia dejado de comer pero que seguia callado, con la mirada fija en el plato.

– ?Que me dices, James? ?Vamos? -pregunto Bryan.

El rostro que se volvio hacia el seguia indiferente, mas bien apatico, rebosante de desinteres.

– ?No me gusta nada, Bryan! -dijo Laureen apartandole a un lado, mientras Petra sacaba el abrigo de James del armario-. No creo que debas salir a pasear con el.

– Dejalo ya, Laureen.

– ?Ya sabes lo que pienso de el! ?Realmente tienes que hacerlo? ?No quieres, al menos, que Petra y yo os acompanemos? ?Si no ha dicho esta boca es mia en todo el dia! ?Es un hombre muy raro! -insistio, poniendo enfasis en todas y cada una de las palabras.

– Petra me ha contado que no ha salido de casa desde la semana pasada, cuando visitaron al medico en Londres.

– De todos modos, pienso que no deberias hacerlo, Bryan. Hazlo por mi -pidio Laureen con una mirada suplicante-. ?Acaso no te diste cuenta de la mirada que te dirigio?

El viento se habia calmado. La brisa del este llenaba sus fosas nasales con aire marino. La tierra todavia estaba helada y resultaba dificil andar por las zonas del acantilado en las que apenas habia vegetacion.

Caminaban separados apenas por un paso, en silencio y cohibidos, Bryan miro varias veces a James, intentando llegar a el con una sonrisa.

– Petra me ha ensenado los dibujos, James -dijo con voz queda.

De pronto, los graznidos de los pajaros se elevaron en el aire atrayendo sus miradas mar adentro. Bryan formulo varias veces para sus adentros lo que queria decir y finalmente lo solto:

– No son autenticos, ?lo sabes?

James no le contesto, pero asintio con la cabeza sin mostrar interes.

Cuando llegaron al borde del acantilado, las frias olas golpeaban con fuerza contra la roca. Bryan se subio el cuello de la gabardina y miro a su amigo.

– ?No creo que este muy lejos el lugar donde subimos en globo, James! ?Te acuerdas? -No hubo respuesta. Bryan tampoco habia contado con ello-. ?Entonces eramos felices! ?Aunque estuvo a punto de acabar en tragedia!

El cigarrillo que entonces encendio Bryan era el primero del dia. El suave tabaco le hizo bien. El sendero que llevaba al pueblo estaba desierto. El mar era una orgia de colores frios.

James solto varios grunidos. Se cino el abrigo alrededor del cuerpo.

– ?Quieres que volvamos a casa. James? No parece que estes disfrutando del paseo, ?no es cierto?

La unica respuesta que Bryan recibio fue otro grunido. James apreto el paso.

Se detuvo en un lugar que ya habia visitado en otras ocasiones, no cabia duda. Muchos anos atras. James se habia colocado al borde del acantilado, mirando hacia el abismo. Entonces se volvio.

– No -dijo de pronto y examino el terreno a sus pies-. No acabo de acordarme del todo. ?Solo de algunas partes!

Bryan inhalo. El humo se mezclo con sus palabras.

– ?De que, James? ?De nuestra travesia en globo?

– ?Solo alcanzo a recordar que me dejaste colgando de la roca!

Un fugaz esclarecimiento volvio a desaparecer del rostro de James.

– ?Consegui subirte. James! ?Acaso no lo recuerdas? Fue un accidente de lo mas corriente, totalmente fortuito. ?Si solo eramos un par de muchachos alocados!

James empezo a carraspear. Bryan lo miro. Ora parecia relajado, ora tensaba todos los musculos, metodicamente. Su semblante cambiaba incesantemente. No debia de ser facil para Petra.

– ?Recuerdo cosas, y no las recuerdo! -dijo deteniendose en medio de un carraspeo-. Todavia no conoces la historia de los simuladores, ?verdad? -Se interrumpio de pronto a si mismo.

– Supongo que no toda. Solo se lo que me ha contado Laureen. ?Lo que Petra le conto a ella!

James dio un par de pasos por el borde del acantilado. Mientras, Bryan lo seguia con la mirada. La risa murio en la misma exhalacion en la que nacio.

– Esa historia es el elemento mas importante de mi vida.

– James clavo la mirada en la nada y sacudio la cabeza dejando que la melancolia volviera a apoderarse de el-. ?Y ni siquiera es mi propia historia! No resulta agradable pensar en ello, lo comprendes, ?verdad? -Bryan echo un vistazo por encima del hombro. La distancia que lo separaba del borde del acantilado era de apenas un metro. James se coloco delante de el y lo miro a los ojos por primera vez. La luz hizo que su color cambiara sin cesar. Eran grises, y eran azules. Y eran indefinibles-. ?Petra me ha contado que te hiciste medico, Bryan! -dijo de pronto.

– ?Si, asi es!

– ?Y que has ganado mucho dinero!

– Si, eso tambien es cierto, James. Poseo una empresa farmaceutica.

– ?Y tus hermanos estan bien?

– Si, estan bien.

– Hay una gran diferencia entre nosotros dos, ?no te parece, Bryan?

Cuando Bryan lo miro a los ojos, los colores del mar se reflejaron en ellos.

– No lo se. James. ?Supongo que si!

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