suele llegar poco a poco cuando han pasado las tres y media de la manana. Habia trabajado por la noche tantas veces que sabia lo que era.
Entonces penso en sus hijos, donde estarian, si la echaban de menos. «Me pregunto si Thomas habra encontrado los regalos de Navidad; no me dio tiempo a decirle que los he escondido en el vestidor», penso ella.
Miro a Beata: la mujer estaba sentada con la cabeza apoyada en las manos. Entonces volvio la cabeza con cuidado hacia el bolso que estaba diagonalmente a su espalda. ?Si pudiera coger el telefono y decir donde estaba! Habia cobertura a pesar de estar en un tunel. Estaria libre en quince minutos. Pero no podia, no mientras estuviera atada y mientras Beata siguiera ahi. A no ser que Beata le diera el bolso y se tapara los oidos mientras ella telefoneaba…
Resoplo y de pronto recordo un articulo que habia escrito hacia casi dos anos. Era un maravilloso dia de primavera, mucha gente habia salido a patinar sobre el hielo…
– ?Estas sonando? -pregunto Beata.
Annika se sobresalto y sonrio.
– No, en absoluto. Estoy deseando que continues.
– Hace dos semanas Christina organizo una gran fiesta en el Salon Azul del Ayuntamiento de Estocolmo. Era la ultima gran fiesta antes de los Juegos y todos estabamos invitados. Yo deseaba ardientemente que llegara esa noche. El Ayuntamiento es uno de mis mejores amigos. Suelo ir a la torre, subo por las escaleras, dejo que las paredes de piedra bailen bajo mis manos, siento la corriente a traves de las pequenas troneras y descanso en el ultimo piso. Juntos compartimos la vista, y el viento es seductora-mente erotico.
»Llegue demasiado temprano, y comprendi rapidamente que me habia vestido demasiado elegante. Pero no importaba, el Ayuntamiento era mi pareja y me cuido bien. Christina vendria, y yo confiaba en que la atmosfera de perdon del edificio eliminaria los malentendidos. Me movi entre la gente, bebi una copa de vino y hable con el edificio.
»De repente el murmullo crecio hasta un excitado bullicio y comprendi que Christina habia llegado. Fue recibida como la reina que era, yo me subi a una silla para poder verla bien. Es dificil de explicar, pero Christina tenia una especie de luz a su alrededor, un aura que hacia que siempre se moviera como dentro de un foco. Era fantastico, era una persona fabulosa. Todos la saludaban, ella asentia y sonreia. Tenia una palabra para cada uno. Daba la mano como un presidente americano en su campana electoral. Yo estaba en el interior de la sala, pero poco a poco se abria paso en mi direccion. Me baje de la silla y la perdi de vista, ?soy tan bajita! Pero de repente estaba ahi, frente a mi, bella y duena de si en su luz. Senti que le sonreia, de oreja a oreja, y creo que llore un poco.
»-Bienvenida, Christina -dije y le alargue la mano-. ?Me alegro de que hayas podido venir!
»-Gracias -respondio-. ?Nos conocemos?
»Los ojos de Christina se encontraron con los mios y su boca sonrio. Yo vi como sonreia, pero su sonrisa cambio y su rostro murio. Ella no tenia dientes. Habia gusanos en su boca y sus ojos no tenian blanco. Sonreia, y su aliento era muerto y fecal. Me eche hacia atras. No me reconocia. No sabia quien era. No veia a su princesa heredera. Ella hablaba, y su voz venia del abismo, sorda y aspera como una cinta grabada que va demasiado lenta.
»-?Continuamos?, -rugio y los gusanos se arrastraron por su cabeza y supe que tenia que matarla. ?Lo entiendes, verdad? ?Tienes que entenderlo? ?No podia vivir! Era un monstruo, un angel del mal con halo. La maldad la habia comido, corrompido de dentro a fuera. Mi casa tenia razon, ella era la maldad en la tierra, yo no lo habia visto, los otros no lo habian visto, solo habian visto lo mismo que yo, su fachada de exito, el aura resplandeciente y el pelo tenido de rubio. Pero yo lo vi, Annika, descubri su verdadero yo; a mi me mostro la clase de monstruo que era, apestaba a veneno y sangre podrida…
Annika sintio aumentar su malestar hasta lo indecible. Beata abrio una lata de Coca-Cola y bebio sorbitos cuidadosamente.
– En realidad deberia beber light por las calorias, pero es asquerosa. ?Tu que opinas? -pregunto Beata a Annika.
Annika trago.
– Tienes razon -contesto.
Beata esbozo una sonrisa.
– Mi decision me permitio sobrevivir aquella noche, pues la pesadilla no habia terminado. ?Sabes a quien eligio como su Principe, su companero de mesa? Justo, lo sabias, teniais una foto de los dos juntos en el periodico. De pronto lo comprendi todo. Entendi la razon de mi frio tesoro en casa. Todo encajaba. La caja grande era para Christina, los cartuchos pequenos para todos los que la siguieran.
»Mi plan era sencillo. Yo solia seguir a Christina; a veces pensaba que ella lo notaba. Se daba la vuelta y miraba a su alrededor preocupada antes de meterse en su gran coche, siempre con su ordenador bajo el brazo. Me preguntaba que escribiria en el, si escribia sobre mi, o quiza sobre Helena Starke. Sabia que solia ir a casa de Helena Starke. Yo esperaba fuera hasta que se iba a su casa por la manana temprano. Comprendi que hacian el amor y sabia que seria fatal para Christina si eso salia a la luz. Por eso era tan facil, por lo menos en teoria. Algunas cosas son muy poco limpias cuando se ponen en practica, ?no te parece?
»Bueno, el viernes por la noche, cuando vi a Christina y Helena abandonar juntas la fiesta de Navidad, supe que habia llegado el momento. Me fui a casa y cogi mi gran tesoro. Pesaba mucho, lo puse a mi lado en el asiento delantero. En el suelo del copiloto habia una bateria de coche que habia comprado en OK de Vastberga. El temporizador era de Ikea, la gente suele utilizarlos en sus casas de campo para enganar a los ladrones.
»Aparque entre los otros coches donde tu has dejado el tuyo. La bolsa pesaba, por supuesto, pero soy mas fuerte de lo que aparento. Estaba algo nerviosa, no sabia cuanto tiempo tenia, estaba obligada a terminar mis preparativos antes de que Christina saliera de la casa de Helena. Tuve suerte y fue rapido. Fui con la bolsa a la entrada trasera, desconecte la alarma y abri. Estuvo a punto de salir mal; un hombre me vio entrar, se dirigia a ese horrible club ilegal; si yo todavia hubiera sido jefa del proyecto nunca habria permitido un establecimiento asi junto al estadio.
»Bueno, aquella noche el estadio estaba maravilloso, brillaba bajo la luz de la luna. Coloque la caja en la graderia norte; el texto blanco relucia en la oscuridad: Minex 50 X 550, 24.0 kg, 15 p.c.s. 1.600 g. Deje la cinta adhesiva junto a la caja. Seria muy facil de activar, simplemente habia que introducir uno de los trozos de metal en una de las salchichas y llevar el cable hasta la entrada principal. AHI habia dejado la bateria y preparado el temporizador como tenia ensayado. ?Donde lo habia probado? En una cantera cerca de Rimbo, en el municipio de Loharads. El autobus solo va dos veces al dia, pero he tenido tiempo. Solo habia detonado pequenas cargas, un cartucho cada vez; todavia me quedan muchos.
»Cuando los preparativos estuvieron listos fui a la puerta principal y la abri, pero yo sali por el tunel. La entrada por el estadio esta bajo la boveda, debajo de la entrada principal. Se puede descender en un gran ascensor, pero yo baje andando por las escaleras. Luego camine con rapidez hacia Ringvagen, tenia miedo de llegar tarde. No fue el caso, mas bien al contrario. Tuve que esperar mucho tiempo en la puerta de enfrente. Cuando Christina salio la llame desde mi movil. Nunca podrian localizar la llamada; habia comprado una tarjeta. Tampoco pueden localizar la llamada al tuyo: aun tenia esa tarjeta.
»Fue facil convencerla de que viniera al estadio. Le dije que lo sabia todo sobre ella y Helena, que tenia fotos de ellas juntas, que entregaria los negativos a Hans Bjallra, el presidente de la junta directiva, si no venia a hablar conmigo. Bjallra odiaba a Christina, eso lo sabian todos los que trabajan en las oficinas, y aprovecharia cualquier oportunidad para denigrarla. Vino andando por el puente peatonal, enfadadisima, tardo bastante. Durante un momento pense que no vendria.
»La esperaba dentro de la entrada principal, oculta entre las sombras detras de dos de las estatuas. Me bullia la sangre, el edificio estaba jubiloso. Me apoyaba, estaba a mi lado. Yo queria hacerlo bien. Christina moriria en el mismo lugar donde me habia destrozado. Seria desmembrada en la graderia norte del estadio Victoria, pues yo lo habia construido. Cuando llegara la golpearia en la cabeza con un martillo, el instrumento mas clasico de los albaniles. Luego la conduciria a la graderia, activaria la bomba, y mientras mis serpientes de plastico se enredaban alrededor de su cuerpo le contaria por que estaba ahi. Le desvelaria que habia descubierto sus