femenino y decapitado. Sera mejor que envien cuanto antes a la brigada de investigacion.

Se produjo una pausa prolongada. A nadie le parecian buenas noticias.

– Pardon?

Repeti mis palabras y pedi a Claudel que transmitiera la noticia a Pierre LaManche cuando llamase al deposito. En aquella ocasion no tendrian que intervenir los arqueologos.

Devolvi el microfono a Groulx, que habia estado escuchando, y le recorde que obtuviera un informe detallado de los dos obreros. Parecia un reo sentenciado de diez a veinte anos. Sin duda sabia que tardaria bastante tiempo en marcharse de alli, pero ello no me inspiro compasion alguna. Aquel fin de semana yo tampoco dormiria en la ciudad de Quebec. En realidad, mientras recorria en el Mazda los escasos bloques que me separaban de mi casa, sospechaba que nadie dormiria tranquilo durante algun tiempo. Y, tal como se desarrollaron los hechos, no me equivocaba. Lo que entonces ignoraba era el alcance del horror al que deberiamos enfrentarnos.

Capitulo 2

El dia siguiente despunto tan calido y soleado como el anterior, un hecho que suele animarme. El tiempo me influye bastante, y mi humor se remonta y sumerge con el barometro. Pero aquel dia el tiempo seria irrelevante para mi. Hacia las nueve de la manana ya estaba en la sala de autopsias numero cuatro, la menor del Laboratorio de Medicina Legal y especialmente dotada de la mejor ventilacion. Suelo trabajar alli puesto que la mayoria de mis casos estan muy poco conservados. Pero nunca es del todo efectivo: nada lo es. Ventiladores y desinfectantes jamas logran dominar el olor a muerte aneja. El antiseptico resplandor del acero inoxidable no consigue erradicar las imagenes de carniceria humana.

Los restos recuperados en el Gran Seminario sin duda estaban calificados para la sala cuatro. Tras una cena rapida la noche anterior, habia regresado a los jardines para investigar el terreno. Sobre las nueve y media de la noche los huesos se encontraban en el deposito. Ahora estaban a mi derecha, en una bolsa, sobre una camilla con ruedas. El caso numero 26704 habia sido comentado en la reunion matinal del equipo. Segun los procedimientos habituales, el cadaver habia sido asignado a uno de los cinco patologos que trabajaban en el laboratorio. Puesto que los restos estaban ya muy esqueleticos, el escaso tejido blando que quedaba se encontraba demasiado descompuesto para una autopsia corriente por lo que se requeria mi experiencia.

Uno de los tecnicos en autopsias habia avisado aquella manana que estaba enfermo, y andabamos escasos de personal. Muy inoportuno. Habia sido una noche muy agitada, con el suicidio de un adolescente, el hallazgo de una pareja de ancianos muertos en su hogar y la victima de un accidente automovilistico, carbonizada de tal modo que resultaba irreconocible. Cuatro autopsias. Me ofreci para trabajar sola.

Vestia equipo quirurgico de color verde, gafas de plastico y guantes de latex. Estaba muy atractiva. Ya habia limpiado y fotografiado la cabeza que aquella manana pasaria por rayos equis y luego seria sometida a ebullicion para retirar la carne putrefacta y los tejidos cerebrales a fin de que yo pudiera realizar un examen detallado de las caracteristicas craneales.

Habia examinado con sumo cuidado el cabello en busca de fibras o algun otro rastro. Mientras separaba los humedos mechones imaginaba la ultima vez que la victima debia de haberlos peinado y me preguntaba si en aquella ocasion ella se sentiria complacida, frustrada o indiferente. Dia de cabello bueno, dia de cabello malo, dia de cabello muerto.

Reprimi tales pensamientos, guarde la muestra en una bolsa y la envie a biologia para que la sometieran a analisis microscopico. La bolsa de plastico y el desatascador tambien se habian expedido al Laboratoire de Sciences Judiciaires, donde los examinarian en busca de huellas, restos de fluidos corporales o cualquier indicio, por minusculo que fuera, que aportara informacion sobre el asesino o la victima.

La noche anterior nos habiamos pasado tres horas a gatas tanteando el barro, peinando hierbas y hojas y volviendo piedras y maderos de manera infructuosa. Registramos hasta que la oscuridad nos envolvio, pero nos retiramos con las manos vacias. No habia ropas, zapatos, joyas ni efectos personales. La brigada de investigacion regresaria aquel dia al escenario del crimen a reanudar sus analisis, pero dudaba de su exito. No contabamos con etiquetas, codigos de fabricantes, cremalleras, hebillas, joyas, armas, ribetes, sesgaduras ni ojales en las ropas que aportasen alguna luz a mis hallazgos. El cadaver habia sido abandonado, desnudo y mutilado, desprovisto de cualquier indicio que lo vinculara a la vida.

Recurri de nuevo a la bolsa que contenia el cuerpo para recoger el resto de su espeluznante contenido, dispuesta a comenzar mi examen preliminar. Mas tarde limpiarian las extremidades y el torso, y yo efectuaria un analisis completo de toda la osamenta. Habiamos recuperado casi todo el esqueleto: el asesino nos habia facilitado esa tarea. Al igual que con la cabeza y el torso, el -o ella- habia colocado brazos y piernas en bolsas de plastico separadas. Cuatro bolsas en total: todo muy pulcro, empaquetado y desechado como la basura de la semana anterior. Archive mi indignacion en otro lugar y me esforce por concentrarme.

Separe los segmentos descuartizados y los dispuse en orden anatomico sobre la mesa de autopsias de acero inoxidable situada en el centro de la sala. En primer lugar deposite el torso con la parte pectoral hacia arriba; se sostuvo razonablemente bien. A diferencia de la bolsa que guardaba la cabeza, las que contenian las restantes partes del cuerpo no habian permanecido por completo cerradas. El torso era el que estaba en peor estado, y los huesos tan solo se mantenian unidos por franjas de musculos y ligamentos secos, casi curtidos. Adverti que faltaban las vertebras superiores y confie en que se encontraran unidas a la cabeza. Los organos internos, salvo por las huellas, habian desaparecido hacia tiempo.

A continuacion coloque los brazos a los lados y las piernas debajo. Las extremidades no habian estado expuestas a la luz solar, por lo que no se hallaban tan desecadas como el pecho y el abdomen y contenian grandes porciones de tejido blando putrefacto. Trate de no prestar atencion a la bullente capa de color amarillo palido que, languida y ondulante, se retiro de la superficie de los miembros al extraerlos de la bolsa. Eran los gusanos que abandonan los cadaveres cuando se exponen a la luz. Caian del cuerpo a la mesa y de alli al suelo en lenta pero constante llovizna. Parecian granos amarillentos de arroz que se retorcian entre mis pies. Evite pisarlos. Lo cierto es que nunca lograre acostumbrarme a ellos.

Cogi mi carpeta de pinza y me dispuse a rellenar el formulario. Nombre: Inconnu. Desconocido. Fecha de la autopsia: 3 de junio de 1994. Investigadores: Luc Claudel, Michel Charbonneau, Seccion de Homicidios del CUM, Comunidad Urbana de Montreal.

Anadi el numero del informe policial, el numero del deposito y el numero del Laboratorio de Medicina Legal, o LML, y experimente la habitual oleada de ira ante la fria indiferencia del sistema. La muerte violenta no tolera ninguna intimidad. Saquea la propia dignidad tan rotundamente como ha arrebatado la vida. El cuerpo es manejado, escudrinado y fotografiado, y en cada paso del proceso se le aplica una nueva serie de digitos. La victima se convierte en parte de las pruebas, un objeto expuesto que se exhibe a policias, patologos, especialistas forenses, abogados y, llegado el caso, jurados. Numeradlo; fotografiadlo; tomad muestras; ponedle una etiqueta en el pie. Aunque participe activa, no me resigno a aceptar lo impersonal del sistema. Es como un saqueo al nivel mas personal. Por lo menos yo daria un nombre a esta victima. La muerte en el anonimato no se sumaria a la lista de violaciones que el o ella deben sufrir.

Escogi uno de los impresos de la carpeta. Alteraria mi rutina normal y dejaria para mas tarde el inventario de todo el esqueleto. Por el momento los agentes solo deseaban el perfil identificativo: sexo, edad y raza.

La raza era muy evidente. Los cabellos, pelirrojos; los restos de piel, claros. Sin embargo, el proceso de descomposicion actua de modo extrano, de modo que comprobaria los detalles del esqueleto tras su limpieza. Por el momento parecia razonable considerar que era de raza caucasiana.

Como habia sospechado se trataba de una mujer, con rasgos faciales delicados y el cuerpo, en conjunto, de estructura ligera. Los cabellos largos no significaban nada.

Observe la pelvis. Al ladearla adverti que la muesca que se encuentra bajo la aleta de la cadera era amplia y superficial. Volvi a colocarla de modo que pudiera examinar los huesos pubicos, la region frontal donde se encuentran las partes derecha e izquierda de la pelvis. La curva formada por sus bordes inferiores constituia un amplio arco. Delicadas crestas atravesaban la parte frontal de cada hueso pubico y constituian claros triangulos en las esquinas inferiores, caracteristicas tipicamente femeninas. Mas tarde tomaria medidas y realizaria analisis

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