Habia visto a Renee con cierta frecuencia, y la relacion parecia mejorar con el tiempo. Durante el mes posterior a la debacle, apenas se habia separado de ella para asegurarse de que no sufriese ningun dano por culpa de Robert Thornhill y compania. Tras el suicidio de Thornhill, se habia relajado, aunque no habia bajado la guardia. Renee iria a verlo antes de que comenzaran las clases. Tal vez enviara una postal a Trish y a Eddie ponderando lo bien que la habian educado. 0 tal vez no.

Lee no dejaba de decirse que la vida le sonreia. El negocio marchaba sobre ruedas, el se encontraba bien de salud y su hija habia vuelto a entrar en su vida. No estaba dos metros bajo tierra sirviendo de abono al cesped. Y habia servido al pais. Toda esa mierda estaba muy bien, de modo que se preguntaba por que era tan infeliz y se sentia tan desgraciado. En realidad lo sabia, pero no podia hacer nada por remediarlo. ?Acaso no era desternillante? Esa era la historia de su vida, y no estaba en su mano cambiarla.

Los faros de un coche iluminaron el retrovisor exterior. Clavo la vista de inmediato en el coche que acababa de aparcar detras del suyo. No era un policia que viniese a preguntarle por que llevaba tantas horas aparcado en el mismo lugar. Fruncio el entrecejo y desvio la mirada hacia la casa. Se pregunto si el sinverguenza del magnate de la tecnologia lo habia descubierto y habia pedido refuerzos para darle una pequena leccion al fisgon investigador privado. Lee confiaba en que asi fuera. Llevaba la palanca en el asiento de al lado. Tal vez resultara divertido. Quiza el antidoto que necesitaba para combatir la depresion consistiera en pegarle una buena paliza a alguien y poner asi en marcha las endorfinas. Al menos le ayudaria a dormir por la noche.

Se sorprendio al ver que solo salia una persona del asiento del pasajero y se encaminaba hacia su coche. La persona era baja, delgada y se cubria con un abrigo con capucha que le llegaba hasta los tobillos; no podia decirse que, con treinta y dos grados de temperatura y una humedad del ciento por ciento, fuera el atuendo mas recomendable. Aferro la palanca. Mientras la figura se aproximaba a la puerta del asiento del pasajero de su coche, Lee oprimio el boton del cierre centralizado. Momentos despues, noto que le faltaba aire y se asfixiaba.

El rostro que lo observaba estaba palido y demacrado. Era el de Faith Lockhart. Lee abrio la puerta y ella entro. La miro y, no sin esfuerzo, logro hablar.

– Dios mio, ?de verdad eres tu?

Faith sonrio y, de repente, no parecia tan fragil ni desmejorada. Se quito el largo abrigo con capucha. Debajo llevaba una camisa de manga corta y unos pantalones cortos de color caqui. En los pies llevaba sandalias. Las piernas estaban mas palidas y delgadas de lo que recordaba; como el resto de su cuerpo, de hecho. Se percato de que los meses que habia estado en el hospital le habian pasado factura. El cabello le habia crecido, aunque no lo tenia tan largo como en un principio. Penso que su color natural le sentaba mejor. En realidad, se habria quedado con ella aunque fuera calva.

– Soy yo -respondio ella en voz baja-. Al menos, lo que queda de mi.

– ?Reynolds esta en el coche?

– Nerviosa y disgustada por el hecho de que la haya convencido.

– Estas muy guapa, Faith.

Ella sonrio, resignada.

– Mentiroso. Parezco un trapo. Ni siquiera me atrevo a mirarme el pecho. ?Dios mio! -exclamo en tono jocoso, aunque Lee percibio un deje de angustia.

Le acaricio el rostro.

– No miento, y lo sabes muy bien.

Faith tomo la mano de Lee y la apreto con fuerza. -Gracias.

– ?Como estas? Quiero hechos, nada mas.

Faith alargo el brazo con lentitud y una expresion de dolor asomo a su rostro incluso por hacer un movimiento tan simple.

– Oficialmente, estoy fuera del circuito de aerobic, pero no me doy por vencida. De hecho, cada dia estoy mejor. Los medicos confian en que me recuperare por completo. Bueno, al menos en un noventa por ciento.

– Crei que nunca te volveria a ver.

– No lo habria permitido.

Lee se acerco a Faith y la rodeo con el brazo. Faith hizo un pequeno gesto de dolor y Lee se aparto de inmediato. -Lo siento, Faith, lo siento.

Faith sonrio y coloco de nuevo el brazo de Lee en torno a sus hombros, dandole unas palmaditas.

– No estoy tan mal -aseguro-. Y el dia que no puedas abrazarme, no valdra la pena seguir viviendo.

– Te preguntaria donde vives, pero no quiero hacer nada que te ponga en peligro.

– Vaya vida, ?no crees? -comento Faith.

– Si.

Faith se inclino hacia Lee y apoyo la cabeza en su pecho.

– Vi a Danny tan pronto como sali del hospital. Cuando nos dijeron que Thornhill se habia suicidado, pense que Danny jamas dejaria de sonreir.

– A mi me paso lo mismo.

Faith lo miro.

– ?Y como estas tu, Lee?

– A mi no me paso nada. Nadie me pego un tiro. Nadie me dice donde tengo que vivir. Me va bien. Soy quien salio mejor parado.

– ?Mentira o verdad?

– Mentira -reconocio en voz baja.

Se dieron un beso rapido y luego otro mas largo. Lee penso que los movimientos eran naturales, las cabezas giraban en el angulo correcto y se abrazaban sin esfuerzo, como las piezas de un puzzle que alguien estuviera ordenando. A la manana siguiente podrian despertarse en la casa de la playa, como si la pesadilla nunca hubiese ocurrido. ?Como era posible haber tratado a alguien durante tan poco tiempo y tener la impresion de conocerlo de toda la vida? Dios solo le daria una oportunidad, como mucho. Y en el caso de Lee, Dios se la habia arrebatado. No era justo ni razonable. Hundio el rostro en su pelo, absorbiendo cada particula de su fragancia.

– ?Cuanto tiempo te quedaras conmigo? -pregunto Lee.

– ?Que tenias en mente?

– Nada especial. Cenar en casa, hablar con tranquilidad. Abrazarte toda la noche.

– Aunque suene maravilloso, no se si estoy preparada para la ultima parte.

Lee la contemplo.

– Lo digo en sentido literal, Faith. Solo quiero abrazarte. Nada mas. Solo he pensado en abrazarte durante todos estos meses.

Faith parecia a punto de romper a llorar, pero lo que hizo fue secar la unica lagrima que se habia deslizado por el rostro de Lee.

Lee miro por el retrovisor.

– Pero supongo que eso no esta incluido en el plan de Reynolds, ?verdad?

– Lo dudo.

Lee se volvio de nuevo hacia Faith.

– Faith -dijo suavemente-. Se que aprecias a Buchanan y todo eso, pero ?por que te interpusiste en la trayectoria de la bala?

Faith respiro profundamente.

– Ya te he dicho que el es unico y yo de lo mas normal. No podia dejarlo morir.

– Yo no lo habria hecho.

– ?Lo habrias hecho por mi? -pregunto Faith.

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