Trago el inesperado sollozo que amenazaba con estrangularla.
– Esta en las mazmorras de
Se hizo un largo silencio. Nada se movia en la habitacion, ni siquiera el halcon. Don DeMarco suspiro suavemente.
– ?De que se le acusa?
Ella dudo, su estomago era un apretado nudo. Deberia haber sabido que el preguntaria. ?Como podria no hacerlo?
– Traicion. Se dijo que conspiro contra el rey. -Era justo responderle la verdad.
– ?Es culpable? ?Conspiro contra el rey? -pregunto el, el mas suave de los grunidos emergio de su garganta.
Su corazon salto salvajemente. Sus dientes tiraron del labio inferior.
– Si -Su voz fue baja-. Lucca creia que debiamos arrasar con los otros paises que buscaban controlarnos, que ningun gobierno extranjero se preocuparia por nuestra gente. ?Pero que dano puede hacer ahora? Esta enfermo. Nuestras tierras, nuestras propiedades… todo lo que teniamos… ha sido confiscado y entregado a
– Al menos tiene a bien decir la verdad sobre el crimen de su hermano.
Ella alzo la barbilla arrogantemente.
– Nuestro nombre es un nombre honorable.
– Eso fue hasta que el
Isabella balanceo la cabeza, retorciendo los dedos. Su padre y su hermano habia sido inflexibles en afirmar que su sociedad estaba ganando terreno, pequenos grupos de hombres amasaban poder para derrotar a los extranjeros. Se negaban a doblegarse ante ningun gobernante, desconfiando de los motivos de suplicantes aliados extranjeros. Juraron
– ?No hubo pruebas! -dijo ella-. ?
– Se le ha ocurrido que viniendo aqui podria haberse colocado usted misma en la misma posicion inaceptable que el
Ella alzo la barbilla desafiante.
– Soy bien consciente del riesgo que estoy corriendo.
– ?De veras? -Las dos palabras fueron bajas, casi un susurro. Ominoso. Amenazador-. En realidad no creo que tenga ninguna idea -El silencio se extendio entre ellos hasta que Isabella deseo gritar. El halcon sobre el brazo del
Los dientes de ella tiraron del labio inferior.
– En realidad se enfadaria conmigo si lo supiera. Pero senti que no tenia eleccion
– ?Suplico tan elocuentemente a
– No, no pude obligarme a hacer algo semejante. ?Va a ayudarme? -No pudo contener la impaciencia en su voz.
– ?Cuales son sus intenciones si no lo hago? -Al menos no la habia despachado inmediatamente.
– Tendria que intentar un rescate yo misma.
El se movio entonces, dientes blancos brillando hacia ella en la oscuridad. Burlona diversion.
– Ya veo. ?Y si estoy de acuerdo en ayudarla con este plan para liberar a su culpable
– Por supuesto que no -La sorprendia que pensara semejante cosa de ella-. Soy una Vernaducci. Nosotros pagamos nuestras deudas. Tengo las joyas de la
– Yo no llevo joyas, y tengo muchos caballos. Tambien tengo muchas
Los hombros de ella se encorvaron. Se hundio en la silla, luchando desesperadamente por no llorar. Pero continuo mirando hacia el nicho oscurecido, sin querer romper el contacto con su unica esperanza.
– ?Que mas estaria dispuesta a intercambiar por la vida del
Al momento se le quedo la boca seca, y su corazon casi se detuvo. Penso en el sobrenatural grito de agonia que habia oido en medio de la noche. El terrible rugido de las bestias. ?Sacrificaria el mujeres a los leones para algun dios pagano? ?Presenciaba como seres humanos eran desgarrados en pedazos simplemente por su propio placer pervertido? Ella sabia que eran los que tenian mucho poder los que cometian las peores atrocidades.
– Creo que sabe que haria cualquier cosa para salvarle -respondio ella, de repente muy asustada.
– Una vez de su aprobacion, no podra retractarse de su palabra -advirtio el.
– ?El obtendra el perdon? -Inclino la barbilla, haciendo gala de valentia.
– ?Intercambiara su vida por la del
Ella se puso en pie rapidamente; no podia quedarse quieta.
– Con gusto -dijo desafiantemente, orgullosamente, en cada centimetro una Vernaducci. Incluso su padre habria estado orgulloso de ella en ese momento.
– ?Y puedo confiar en la palabra de una mujer? -La voz de el fue suave, casi acariciante, incluso mientras la insultaba con su pregunta.
Los ojos de Isabella relampaguearon hacia el con una pequena llamarada de genio.
– Mi palabra no se da a la ligera,
– Entonces esta hecho. Permanecera aqui, en mi