miserables dias.

Cinco minutos mas tarde, ya habia cogido la interestatal en direccion sur, hacia Bozeman, capital del comercio ganadero. Normalmente, detestaba hacer ese trayecto, pero en esta ocasion casi no podia contener la emocion.

Una historia candente era justo lo que necesitaba para encontrar un empleo de calidad en un gran periodico. Adios, Missoula. Alla voy, Nueva York.

Capitulo 5

Quinn tamborileo sobre el salpicadero de la camioneta de la policia que conducia Nick. A Quinn no le agradaba viajar en el lado del pasajero. Parecia que tardaba el doble de tiempo en llegar a cualquier sitio.

– La semana pasada no me diste demasiados detalles por telefono -le dijo a Nick-. ?Rebecca Douglas fue secuestrada el viernes por la noche?

– Su companera de piso llamo hacia la una de la madrugada del sabado. No habia vuelto a casa despues de su turno en la pizzeria, que queda en la interestatal. El agente que hizo el informe encontro su coche en el aparcamiento, con las llaves en el asiento del pasajero.

– Y ?Su bolso?

– No estaba.

No solian recuperar gran cosa de los efectos personales de las jovenes victimas, lo que llevo a Quinn a sospechar que el asesino los conservaba como objetos fetiche. Para recordar a sus victimas.

– No hemos esperado a que se cumpla el tiempo habitual antes de declarar a una persona desaparecida, porque yo sabia intuitivamente que era el Carnicero.

– ?Su coche tenia algun desperfecto?

– No.

– Eso es un cambio. -A Quinn le intrigaba el motivo de ese cambio, porque, hasta entonces, todas las victimas del Carnicero se habian quedado abandonadas en la carretera despues de estropearseles el coche. Los analisis descubrieron que en el tanque de gasolina habia restos de melaza tapando el filtro de gasolina. Asi, el coche se quedaba sin gasolina a cinco kilometros de la ultima parada.

Cuando Penny Thompson desaparecio hace quince anos, se recupero su coche de un barranco profundo. Encontraron sangre en el volante, pero no detectaron signos de violencia. En ese momento los investigadores pensaron que se habia alejado del coche hasta perderse a causa de una lesion en la cabeza, pero el caso quedo abierto.

Tres anos mas tarde, cuando encontraron el coche de Miranda en la berma del camino a medio trayecto entre la autopista de Gallatin y la hosteria de su padre, la oficina del sheriff relaciono enseguida unos puntos con otros y llamo al FBI.

La vida de Quinn habia cambiado irrevocablemente a partir de aquel dia.

– Hay quienes insistian en que no era el Carnicero, pero…

– Tu intuicion no se equivoco en lo del dinero.

– Por desgracia.

– Tenemos dos ventajas claras -dijo Quinn-. En primer lugar, un cambio en el modus operandi. No manipulo el coche. Quiza no tuvo tiempo. Quizas actuo sobre la marcha. O quiza Rebecca Douglas lo conocia y no se asusto cuando se le acerco.

– Ya he pensado en esa posibilidad pero, hasta ahora, los interrogatorios no han arrojado gran cosa.

– Quisiera revisar tus notas.

– Como quieras -dijo Nick-. Y ?cual es la otra ventaja?

– Haber encontrado el cuerpo tan rapidamente. No nos ayuda que lloviera anoche, pero puede que el forense encuentre algo que podamos relacionar con un sospechoso, un pelo, una fibra de su ropa, algo. -Despues de ver el cadaver, Quinn no tenia grandes esperanzas de que encontraran pruebas utiles, pero la ciencia no paraba de perfeccionar su instrumental. Si habia algo que encontrar, el confiaba en que ellos lo encontrarian.

– Si conseguimos encontrar la barraca donde la tuvo recluida, tendremos mayores probabilidades de hallar pruebas utiles -dijo Nick.

– Es verdad. -Las veces que habian encontrado las ruinosas barracas donde el Carnicero ocultaba a sus victimas antes de soltarlas en el bosque, todas las pruebas estaban estropeadas o destrozadas. La humedad, el moho y la podredumbre de las chozas destruian la mayor parte del material biologico. No tenian ni ADN ni huellas dactilares, con la excepcion de un fragmento de huella que no arrojo resultados en la base de datos del FBI. Y tampoco habia sospechosos.

El perfil elaborado por Quinn doce anos antes habia sido actualizado para que reflejara los rasgos del hombre, ahora mas envejecido. Por aquel entonces, su razonamiento lo habia llevado a concluir que se trataba de un hombre blanco de entre veinticinco y treinta y cinco anos. Si le agregaban diez anos, no podia tener menos de treinta y cinco anos, mas probablemente cuarenta. Fisicamente era un hombre fuerte, una persona metodica. De hecho, era un planificador obsesivo, paciente y temerario. No le faltaba seguridad, y por eso nunca dudaba de que pudiera dar con las mujeres que soltaba. Tampoco era muy dificil seguirle el rastro en el bosque a una mujer desnuda y descalza.

Quinn abandono la investigacion al cabo de dos meses porque no tenian pistas y las pruebas eran escasas. Y cuando dejaron de desaparecer mas mujeres, las autoridades decidieron que no valia la pena utilizar sus escasos recursos en la inutil busqueda del asesino de Sharon.

El Carnicero espero tres anos antes de secuestrar a otras dos chicas, pero los cuerpos nunca fueron recuperados. Pocos asesinos en serie eran capaces de esperar tanto tiempo entre una accion y otra, pero no se habia informado de crimenes similares en otras partes del pais.

La falta de continuidad y la naturaleza esporadica de las actuaciones del asesino no daban a la policia pistas concretas para seguir investigando.

Quinn dio un golpe contra el salpicadero.

– Quiero coger a ese cabron.

Nick guardo silencio mientras giraba en un camino de gravilla debajo de un arco que rezaba: Parker Ranch.

Quinn se acordaba vagamente de Richard Parker de la epoca en que el se dedicaba al caso del Carnicero. Promotor y hombre influyente del estado de Montana, con conexiones politicas en Washington, y elegido para algun cargo local. Puede que fuera una especie de supervisor.

Nunca habian sospechado de Richard Parker. Quinn recordaba su arrogancia y su fanfarroneria, aunque parecia de verdad interesado en encontrar recursos adicionales para la oficina del sheriff en una epoca en que los presupuestos estaban reducidos al minimo.

La residencia de Parker le recordo a Quinn el rancho de La Ponderosa. Era como si en cualquier momento fuera a abrirles la puerta Ben Cartwright.

– Sheriff -dijo Richard Parker al abrir la ancha puerta. Quinn observo que Parker habia envejecido bien. Tenia unos cincuenta anos, pelo rubio, todavia sin canas, y apenas mostraba arrugas en torno a los ojos. Un metro ochenta y algo, delgado, hombros fuertes y musculos bien definidos, un hombre que se sentia a gusto con su trabajo en el rancho.

Parker se volvio hacia Quinn.

– Agente Especial Peterson, ?correcto?

– Buena memoria, senor Parker -dijo, asintiendo con la cabeza.

– Ahora soy el Juez Parker -dijo este, con una leve sonrisa-. Pero olvidese de las formalidades. Llameme Richard.

Juez. Quinn miro a Nick, irritado porque su amigo no le habia hablado de aquella situacion, que era politicamente delicada. Quinn detestaba jugar a la politica.

– Gracias.

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