pistola, que ya no estaba bajo su almohada, y mientras hurgaba entre las frescas sabanas de algodon, recordo que la habia dejado en su mesilla de noche. Vacilo un instante, pero luego cogio la Glock y sintio el metal frio en las manos. No atinaba a pensar en un buen motivo para echar mano de su pistola, pero se sentia bien empunandola.
Se habia dormido vestida con un pantalon de chandal y una camiseta, una vieja costumbre de estar preparada para cualquier cosa. Bajo descalza las escaleras y desde la ventana de su estudio miro para ver quien la visitaba a tan temprana hora de la manana. El sonido sordo de una puerta de furgon deslizandose hasta cerrarse le hizo pensar que los visitantes eran mas de uno. Con el indice, aparto un poco las venecianas para mirar.
Por su ropa arrugada y sus libretas, supo que eran reporteros de la prensa. Los de la television cuidaban mucho mas su indumentaria y su aspecto. Se habian juntado tres furgonetas y dos coches en la entrada de su casa de alquiler frente a la playa. Rowan odiaba a los periodistas. Ya habia alternado demasiado con ellos cuando trabajaba en el FBI.
Sonaron las campanillas del timbre, y ella tuvo un sobresalto. Aunque desde su estudio podia ver el jardin, no alcanzaba a ver la puerta de entrada. Al parecer, uno de los reporteros mas osados se habia armado de valor para tocar el timbre.
?Que querian? Acababa de conceder una entrevista a proposito del estreno de
Fue hacia la puerta y entonces se dio cuenta de que llevaba el arma. Se imagino los titulares:
Al mismo tiempo que el timbre repetia su odioso
Demasiado tarde.
– ?Tiene usted algun comentario que hacer a proposito de la muerte de Doreen Rodriguez?
– No conozco a Doreen Rodriguez -dijo ella, sin vacilar, aunque el nombre la puso en alerta. Le resultaba familiar, pero no lograba situarlo en ese instante. Mientras intentaba atar hilos, le fue invadiendo una sensacion desagradable. Cuando iba a cerrar la puerta, escucho otra pregunta.
– ?No sabe que asesinaron a una mujer de veinte anos llamada Doreen Rodriguez en Denver el sabado por la noche, de la misma manera que asesinan a su
Rowan cerro dando un portazo. No temia a los reporteros que se presentaban sin haber sido invitados. Los denunciaria por violacion de propiedad privada sin pensarselo dos veces. Solo queria que su definitivo y sonoro «Sin comentarios» se oyera alto y claro.
Al final, el telefono dejo de sonar. Y luego, al cabo de treinta segundos, se reinicio el incesante
Levanto el auricular y pregunto:
– ?Que diablos esta ocurriendo? -En cuanto pregunto, oyo que frente a su casa se detenia otro coche de un frenazo.
– Ya te habras enterado.
– Hay un monton de reporteros frente a mi casa, y mientras hablamos estan llegando mas. -Volvio a mirar por la ventana. Una de las furgonetas era de una cadena de television. Rowan se llevo una mano al vientre. Tenia la sensacion de que estaba sucediendo algo muy grave.
– Un periodista de Denver me ha dado los detalles -dijo Annette a toda prisa, poniendo el acento en ciertas palabras-. La noche del sabado asesinaron a una camarera de veinte anos de nombre Doreen Rodriguez. Ayer encontraron su cuerpo en un contenedor frente a, y cito, «un pequeno cafe italiano cerca de South Broadway que se podria calificar de pintoresco si no fuera por las manchas de sangre en las paredes blancas de la fachada».
Rowan escucho las palabras que habia escrito anos atras. Se froto las sienes y, por primera vez desde que renunciara a su puesto en el FBI hacia cuatro anos, deseo tener un cigarrillo a mano.
– Debe ser una broma de muy mal gusto.
– Lo siento de verdad, Rowan.
– Dios mio, no puedo creer que ocurra algo asi. -Cerro los ojos con fuerza, intentando asimilar lo que acababa de decirle Annette. Se quedo sin aliento y se llevo una mano a la boca. Tenia que ser una casualidad. Algun reportero sin escrupulos que informaba sobre un crimen violento e intentaba crear una noticia sensacionalista comparandolo con una de sus novelas.
Tuvo una fugaz imagen del cuerpo ensangrentado y descuartizado de Doreen Rodriguez. Abrio los ojos de inmediato. Su vision del asesinato era demasiado real porque ella la habia creado. No podia ser un crimen similar. Seguro que solo era una coincidencia de nombres.
– Rowan, la mataron con un machete contra la pared del restaurante, y tiraron el cuerpo en un contenedor. - La voz de Annette habia cobrado un tono febril-. Trabajaba en Denver y nacio en Albuquerque. Algun loco ha copiado el crimen
Rowan se presiono la sien con fuerza. ?Alguien habia copiado su crimen ficticio? No podia ser. ?Como habia encontrado el asesino a alguien tan parecido a su personaje de ficcion?
Y, aun mas importante, ?por que?
Quedo de rodillas en el suelo junto a su mesa y hundio la cara entre los brazos, mientras sostenia el telefono con el hombro. Volvio a respirar hondo y aguanto la respiracion. Antes que nada, tenia que controlarse, y luego veria como llegar al fondo del asunto.
Tenia que haber un error.
– ?Estas bien? -Habia verdadera inquietud en la voz de Annette.
– ?Tu que crees? -contesto con un susurro ronco.
– Me preocupa tu seguridad, Rowan.
– Se como cuidar de mi misma.
– Enseguida voy.
Casi sonrio al pensarlo. La pequena Annette O'Dell, de cincuenta y tantos anos, productora de Hollywood, corria a proteger a su escritora estrella de un atado de malvados reporteros. Rowan sacudio la cabeza.
– No, voy a salir a hacer un poco de
– Los reporteros te seguiran. Es probable que ya esten ahi reunidos.
– ?Al diablo con los reporteros! No hare comentarios, y punto. Nada, cero. No quiero que hables de esto con nadie, ni una palabra. Voy a ir a los estudios y cumplire con mi trabajo. No soy policia. Que se ocupen ellos de esto. -Ya no queria seguir jugando a policia. No queria mas sangre en sus manos.
Sin embargo, ahi estaba la sangre. Se limpio las manos en el pantalon y le vino a la mente la figura de lady MacBeth, intentando desesperadamente lavarse las manos de una sangre que no veia.
Doreen Rodriguez. Ella no habia matado a esa pobre mujer, pero en cierto sentido habia causado su muerte.
– Rowan, dejame contratar un servicio de seguridad…
Rowan corto a Annette con un «clic» cuando devolvio el auricular a su sitio.
Tardo un minuto en recuperar el aplomo e incorporarse del suelo. Vio que fuera llegaba otro coche, mas buitres acechando. Era una gran copia del original, penso, ironicamente. Un autentico caso de novela policiaca llevada a la realidad:
Sacudio la cabeza. ?Acaso ella era mejor? Escribia historias policiacas violentas. Aunque sus cadaveres fueran obra de la ficcion, ?no hacia ella lo mismo que los reporteros? ?Aprovecharse del interes de la gente por los