– John. -?Era ella la que hablaba? No lo sabia. Los oidos le vibraban.
– Shh, carino. Soy yo. Soy yo. Estas bien. Te pondras bien. -Era una voz que traducia un gran alivio. Preocupada y cansada. Pero aliviada.
Sintio que le cogia la mano. Estaba viva. Y John tambien estaba vivo.
Bobby estaba muerto. Ella lo habia matado.
Quiza fuera verdad que, finalmente, Dios existia.
– Lo lamento.
– Para. No hay nada que lamentar. Bobby ya no esta. Y tu te encuentras bien.
Ella empezo a toser.
– A… agua -pidio.
Algo le toco los labios. Era una paja. Chupo con todas sus fuerzas y consiguio obtener un poco de agua. El liquido le bano la garganta y ella agradecio su frescor.
– ?Tess esta bien? -Recordaba vagamente que John le habia dicho que Tess estaba viva, pero tenia que volver a oirlo.
– Si, esta bien. Tiene un brazo roto. Roger y Quinn tambien se pondran bien.
– Pero ?como…? -Y luego recordo que John le habia dicho que habia ganado suficiente tiempo. Suficiente tiempo para escapar de la bomba.
Rowan sintio que la tension se disipaba, como si la incertidumbre la hubiera mantenido preocupada mientras estaba inconsciente.
– ?Cuanto tiempo? -?Cuanto tiempo habia pasado ahi? ?Un dia? ?Dos? ?Mas?
– Shh. No hables, carino. -Sintio un beso en la mano, como el roce de una pluma-. Rowan, quiero que me escuches. No hables, solo escucha. Tu no tuviste nada que ver con los crimenes de Bobby. Nada. Yo te conozco, se que la culpa te esta royendo. Pero no debes reprochartelo.
John le apreto la mano.
– Rowan, he visto el video que Bobby te obligo a ver. Por favor, por favor no dejes que te atormente.
Las imagenes de aquel video quedarian marcadas para siempre en su mente. Habria dado cualquier cosa para ahorrarle a John el dolor de ver la foto de su hermano.
Se obligo a abrir los ojos. Lentamente. A medida que se acostumbraron a las luces, enfoco a John.
No se habia afeitado en dos o tres dias. Su pelo incluso parecia mas largo, no el corte militar perfecto que habia llevado durante las tres semanas desde que lo conocia.
Tres semanas. ?Todo habia pasado asi de rapido? No parecia posible. Era como si toda su vida previa hubiera sido un breve prologo a un libro largo y tortuoso que se habia visto obligada a leer.
Tanta muerte. Tanta sangre. Pero ya habia acabado, esta vez, de verdad.
– ?Y Peter? -Rowan estaba segura de haberlo visto, en la casa, con Bobby. Habia oido su voz familiar y carinosa.
– Se encuentra bien. Esta esperando aqui, hasta que te recuperes. -Le cogio la mano y estampo un beso en ella, y luego le puso la paja en la boca. Ella absorbio, y se sintio un poco mejor que con el primer trago.
– Has estado en el infierno y vuelto. Estas viva. Yo estoy vivo. Vamos a superarlo porque estamos juntos.
– John…
– Rowan, tu me amas. Me lo has dicho. Ahora no puedes retirar lo dicho.
– Es verdad. Te amo -murmuro. Pero ?como explicar que todavia no era una persona entera? Que necesitaba tiempo para pensar en todo lo ocurrido y dejarlo verdaderamente atras. Nunca olvidaria, pero tenia la esperanza de que seguiria adelante. Avanzaria.
– Pero… -empezo a decir.
– Nada de peros, he dicho. -John se inclino y la beso ligeramente-. Juntos, Rowan. Hemos sido solitarios mucho tiempo, tu y yo. Pero juntos somos mas fuertes.
– Si, lo somos.
John se puso tenso cuando alguien llamo a la puerta. Seguia manteniendo esa actitud protectora. Curioso, la idea no le molesto tanto como antes. Era agradable que alguien cuidara de ella. Sobre todo alguien que amaba.
John se giro sin soltarle la mano, y se relajo cuando vio entrar a Quinn Peterson. Un trozo grande de gasa le tapaba el ojo izquierdo, en parte cubierto por su pelo pajizo, y llevaba una venda elastica en el brazo.
– Estas despierta -dijo Quinn, aliviado.
– ?Pensabas que me iria sin mas? -pregunto ella. Su voz no era fuerte pero al menos era coherente cuando hablaba.
– No, tu eres una superviviente. -Quinn suspiro y se paso la mano por el pelo-. El carnicero ha vuelto a hacer de las suyas.
Rowan cerro los ojos.
– Maldita sea. Ella no se merece algo asi.
– No me entero de nada -dijo John.
– Mi companera de habitacion en Quantico, Miranda Moore, vive en Bozeman, Montana -dijo Rowan-. La ataco un asesino en serie y sobrevivio. Hace anos -dijo, someramente, cuando vio el impacto de la explicacion en su cara-. Asi es como nos conocimos. Despues de la agresion que sufrio, decidio ingresar en el FBI.
– Ah, es una de vosotros.
– No, nunca se graduo en Quantico -dijo Rowan, lanzando una mirada irritada a Quinn. El le devolvio la mirada. Ella sacudio la cabeza. No, Quinn no entendia. Quiza nunca entenderia. Desde luego, el hecho de que Quinn y Miranda fueran dos grandes testarudos no facilitaba las cosas.
– ?Que ha pasado? -le pregunto a Quinn, despues de un silencio incomodo.
– Hay otra universitaria desaparecida, pero el sheriff esta seguro de que es el carnicero. Me ha llamado esta manana y me ha pedido que vaya y eche una mano. Ya lo he hablado con mi oficina -dijo, y guardo silencio, con la mandibula tensa-. El cabron lleva quince anos matando. Tenemos que encontrar una manera de acabar con el.
Quinn parecia tan alterado que Rowan se pregunto si era el asesino o la idea de ver a Miranda despues de tanto tiempo lo que lo tenia tan preocupado. El Quinn Peterson que ella conocia no se amilanaba ante un desafio profesional.
– Haras lo que mejor sabes hacer, Quinn -dijo Rowan-. Investigaras.
– Mata todos los anos y siempre elude a la policia.
– De pronto cometera un error.
Ella y Quinn se miraron. Contrariamente a lo que cree la gente, la mayoria de los asesinos en serie, sobre todo los sadicos como el carnicero de Bozeman, no deseaban ser atrapados. La tarea de Quinn consistia en detenerlos. Rowan tenia la confianza de que si el carnicero cometia el mas minimo error, Quinn acabaria echandole el guante gracias a su porfiada tenacidad.
– Salgo esta noche a Seattle a buscar ropa limpia, y luego me voy a Montana por la manana -dijo-. Solo queria pasar por aqui y desearte suerte. Te mereces un poco de felicidad -dijo, mirando directamente a John.
– Sera mi prioridad numero uno -dijo este, y se llevo la mano de Rowan a los labios. Aquel gesto sencillo y afectuoso la emociono.
– Dale mis saludos a Miranda -dijo Rowan, cuando Quinn se giro hacia la puerta.
El miro por encima del hombro y ella no pudo verle el rostro.
– Eso hare -dijo, y salio.
– ?Me puedes explicar que pasa? -pregunto John.
– Nada. Solo Quinn, que es un arrogante y un tozudo. -Y Miranda, penso.
– De eso ya me he dado cuenta trabajando con el estas semanas -observo John, sonriendo-. Pero es un buen tipo.
– Si que lo es. Uno de los mejores.
John se inclino y la beso ligeramente en la boca, y luego en la mano.
– He oido que tienes una cabana en Colorado. Aunque no me creas, nunca he estado en Colorado. Tess empezara a trabajar como funcionaria del FBI en Washington, asi que no tengo motivos para quedarme aqui en