Dorothy L. Sayers

Los secretos de Oxford

Peter Wimsey 10

Titulo original: Gaudy Night

© 2009, Flora Casas, por la traduccion

© P. D. James, por el prologo

Prologo

No seria arriesgado asegurar que, si se le pide a cualquier lector que cite los seis mejores escritores o los personajes mas famosos del genero policiaco, incluya entre ellos los nombres de Dorothy L. Sayers y Peter Wimsey. Cuarenta anos despues de la publicacion de su ultima novela, los lectores de las salas de embarque de los aeropuertos del mundo entero buscan un relato de Dorothy L. Sayers para aliviar el claustrofobico aburrimiento y el miedo, solo a medias aceptado, a los viajes, de cuyos modernos terrores se salvo felizmente la novelista. Como todos los buenos escritores, creo un mundo unico y de inmediato reconocible al que aun podemos escapar para reconfortarnos y volver a oir, con alivio y nostalgia, su voz inmensamente personal, divertida y confiada.

A pesar de su imperecedera fama, pocos escritores del genero han suscitado respuestas tan opuestas de lectores y criticos. Sus detractores muchas veces se centran en su aristocratico detective. En una conferencia sobre el oficio de escribir novelas policiacas, Sayers definio las cualidades basicas que necesariamente debe poseer un detective aficionado y protagonista de una serie, y creo a lord Peter Wimsey de acuerdo con esa descripcion. Segun ella, debia estar en situacion de toparse con asesinatos y de trabajar con la policia. Las autoridades policiales agradecian casi servilmente la colaboracion de lord Peter, y su creadora tomo otra precaucion, le dio el inspector Charles Parker como amigo y cunado. El detective debe ser lo suficientemente versatil para verselas con los diversos medios y metodos criminales y no tener que perder tiempo recabando la opinion de los expertos sobre cada uno de los detalles. Lord Peter conoce a la perfeccion cinco o seis lenguas, es jugador de criquet nato, gastronomo, conocedor de vinos y de mujeres, virtuoso pianista capaz de interpretar a Bach o a Scarlatti sin partitura y entendido bibliofilo, y se encuentra tan a gusto en un templo evangelista del East End como en un palacio. El detective tiene que ser rico y ocioso, libre para dejar sus ocupaciones habituales en cualquier momento con el fin de ir en busca de una pista escurridiza. Lord Peter jamas tropieza con el obstaculo del tiempo o el dinero para comprar el mejor consejo, viajar con libertad o fletar un avion para cruzar el Atlantico en busca de un testigo vital. El detective debe estar equipado fisicamente para enfrentarse a criminales violentos. Aunque deplora su escasa estatura, lord Peter es experto en el combate corporal, puede dominar un caballo terco y aferrar con «mano de hierro» la muneca de Reggie Pomfret, que es mas joven y mas robusto. El ultimo requisito de la senorita Sayers consiste en que el caracter del detective pueda desarrollarse y evolucionar gradualmente en el transcurso de la serie, algo que ella ha cumplido, aun cuando el cambio del hombre mundano con monoculo de Whose Body? al sensible erudito agobiado por la culpa sollozando en el regazo de su esposa al final de Luna de miel (Busman’s Honeymoon) no es tanto una evolucion como una metamorfosis. No es de extranar que un personaje con tales privilegios y tantas habilidades atraiga criticas o que sus detractores los tachen, a el y a su creadora, de esnobs, pedantes o intelectualmente arrogantes. Pero la virulencia de algunas criticas es la medida de su exito. Otros escritores de novela policiaca de la misma epoca salen indemnes de la critica porque Dorothy L. Sayers sabia escribir y la mayoria de los demas no, porque lord Peter vive y los demas personajes estan muertos.

Aunque Dorothy L. Sayers hizo tanto como cualquier otro escritor de novela policiaca para que el genero pasara de ser un rompecabezas ingenioso pero anodino a una rama de la narrativa intelectualmente respetable con derecho a ser considerada novela, ella fue una innovadora del estilo y del proposito, pero no de la forma. Se conformo con funcionar dentro de los limites de la convencion de un misterio central, un circulo cerrado de sospechosos, cada cual con su movil para cometer el crimen, un detective aficionado que actua como un superhombre, que supera en inteligencia y talento a la policia profesional, y una solucion a la que el lector puede llegar mediante una deduccion logica a partir de las pistas desperdigadas con ingenio y astucia pero con imparcialidad. Las novelas son muy de su epoca por la complejidad y la inventiva de los metodos de asesinato. Los lectores de los anos treinta esperaban que predominara el enigma y que el asesino, por su propia vileza, demostrara una habilidad y una astucia poco menos que sobrenaturales. No era la epoca del golpe en el craneo seguido por sesenta mil palabras de descripcion psicologica. Los metodos de asesinato que concibio D. L. Sayers son demasiado ingeniosos y, al menos dos de ellos, dudosamente viables. Es muy poco probable que se pueda matar a una persona solo con ruido, una inyeccion letal de aire requeriria una jeringa sospechosamente grande y los metodos de asesinato en Un cadaver para Harriet Vane y Luna de miel (Busman’s Honeymoon) son complicados de modo innecesario, sobre todo si se tiene en cuenta la torpeza y la brutalidad de los villanos de esos relatos. Pero si bien pudo equivocarse en alguna ocasion, nunca dejo nada al azar deliberadamente, y sus notas dan fe de las molestias que se tomaba para investigar todos los detalles. Dominaba los trucos tecnicos de su oficio: manipular los horarios de los trenes, entrecruzar pistas falsas con pistas verdaderas, inventar tramas que dependen de relojes, mareas, codigos secretos y misteriosos desconocidos, y utilizaba estos ardides con una frescura, una agudeza y una gracia que dan nuevo vigor incluso a la convencion mas trillada.

Ademas, escribia con un humor refrescante, algo raro en la novela policiaca. En el genero ha habido mucho farsante, y otros escritores han adoptado un humor burlonamente agitado y juvenil ante la muerte ficticia, pero pocos han logrado esa gracia profunda que brota de la persona observadora que de verdad disfruta de los caprichos, las contradicciones y los absurdos de la vida. Los cambios en las modas no pueden disminuir el humor contenido en la irrupcion del senor Hankin en la oficina del corredor de apuestas de Muerte, agente de publicidad, la fiesta bohemia de Clouds of Witness, la investigacion del pueblo en Los nueve sastres o la charla literaria en una fiesta sobre el libro de moda en Los secretos de Oxford.

Y cuan claramente reflejan su epoca esas novelas. Quiza porque muy a menudo las pistas se inscriben en las minucias rutinarias de la vida cotidiana, la novela policiaca puede reflejar mejor la sociedad contemporanea que otras formas literarias mas cultas. En la serie de Wimsey parece como si de las propias paginas se desprendieran los sonidos, la atmosfera, el habla, el ambiente de los anos treinta: los personajes del Bellona Club, con sus heridas de guerra, las solteronas valientes o pateticas de la agencia de la senorita Climpson, la vida jerarquizada y ordenada en un pueblo, ahora tan obsoleta como la rectoria en torno a la cual se desarrollaba, la desesperada alegria de los jovenes, el miedo al desempleo tras la jovial camaraderia de la vida de oficina en Muerte, agente de publicidad. ?Y que novela del genero podria basarse hoy en dia en la certeza de que todo un pais se quedaria en silencio, paralizado, durante dos minutos, a la undecima hora del undecimo dia del undecimo mes del ano? ?Que personaje podria emular a lord Peter aparcando tranquilamente el coche en Jermyn Street mientras elige sin prisas un jamon o, como el general Fentiman, podria pasar un dia entero en su club, y pagar la comida y un taxi con un viejo billete de diez chelines? El sabor de la epoca llega hasta los fascinantes detalles de la indumentaria, si bien la ropa que elige Harriet Vane para una merienda en el campo en Un cadaver para Harriet Vane, una falda que ondea alborotadamente alrededor de sus tobillos, un sombrero enorme, uno de cuyos bordes oscurece su rostro mientras que el otro se vuelve hacia atras, dejando al descubierto una cascada de rizos negros, zapatos de tacon beis, medias de seda y guantes con bordados, parece un poco estrafalaria incluso para una mujer decidida a cazar a un sospechoso de asesinato.

Henry James dijo que tomarse a Edgar Allan Poe con algo mas que un minimo de seriedad denota falta de seriedad. Dorothy L. Sayers se tomaba sus novelas policiacas con cierto grado de seriedad, y seguramente le habria hecho gracia la cantidad de criticas que ha merecido su obra, el analisis del tratamiento que da en sus

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