normal como viuda rica y propietaria; si continuaba siendo Martin, podria ser maestre y almirante. Dificil decision a esas horas de la noche. Quiza fue el letargo porque, en aquellos momentos, me parecio muy prudente el pensamiento de seguir siendo los dos. ?Por que no llevar ambas vidas? Podia hacerlo. Tenia documentos de Catalina y documentos de Martin. ?Por que no usar mis dos identidades?

– ?Estas loco? -me reprendio mi padre cuando se lo conte.

– ?No fue vuestra merced quien me dio la idea cuando me prohijo hace dos anos?

– ?Yo? -se asombro.

– Recuerde, padre, que poseo una muy buena memoria. El dia que me anuncio que me habia prohijado, antes de salir de mi aposento, se rio de buena gana y expreso su deseo de estar vivo para verme utilizar mis dos personalidades segun mi voluntad y conveniencia. ?Digo o no digo verdad?

– Dices verdad -gruno, mas se le veia en el rostro que aquel doble juego le tentaba y le divertia. A mi tambien. ?Por que no?

Pasamos por Punta Araya sin conocer que aquella seria la ultima vez que veriamos a los flamencos, pues antes de que acabara el ano, en el mes de noviembre, varios galeones de guerra de la conocida como Armada del Mar Oceano atacaron Araya por sorpresa, expulsaron de alli a los trabajadores de las salinas, a los mercaderes, a las urcas y pusieron fin a la vida de Moucheron y a las de otros muchos. El de Middelburg fue ejecutado por corsario y nosotros, desde luego, no opinabamos que hubiera sido otra cosa. ?Lamentamos su muerte? No lo se, pareceme que no, aunque aquel ultimo dia, entretanto cargabamos las armas en la nao, estabamos muy lejos de figurarnos lo que le iba a acontecer. A Moucheron no le hizo ninguna gracia que no le llevaramos tabaco y estaba presto a gritarnos como un loco cuando, para su sorpresa, le mostramos las joyas con las que pensabamos pagarle. El brillo del oro y de las piedras preciosas zanjaron sus protestas y sellaron su boca.

Poco despues, entregamos aquellas armas a Benkos en la desembocadura del gran rio Magdalena, en la zona de las barrancas, aunque fue Sando quien nos dio la bienvenida cuando desembarcamos. El rey no estaba y era la primera vez.

– Mi padre se encuentra reunido secretamente con don Jeronimo de Zuazo, el gobernador de Cartagena -nos anuncio Sando, con evidente orgullo.

– ?El rey ha entrado en Cartagena? -me sorprendi.

– No, hermano Martin, mi padre no es tonto. Esta es la segunda ocasion en que se encuentra con don Jeronimo en un claro de la selva, entre las cienagas, senalado y elegido por ambos para su mutua seguridad.

– De modo -comento mi senor padre, complacido- que tenemos acuerdo.

– Asi parece, senor Esteban. Aunque hay un punto en el que no se ponen de acuerdo. El gobernador esta dispuesto a transigir con todo menos con el tratamiento de rey que exige mi padre. Dice que no puede haber dos reyes en el mismo territorio y que Felipe el Tercero es el unico rey de estas tierras. Si mi padre renuncia, cosa que el no quiere hacer en modo alguno, la paz para los palenques esta asegurada.

– ?Tanto le importa renunciar al titulo de rey a trueco de la vida de sus apalencados? -me sorprendi.

Sando puso una expresion de aburrimiento en el rostro.

– ?Era rey en Africa, hermano! -exclamo, soltando un bufido de hartazgo y ojeando a sus hombres, que metian las armas y la polvora en las canoas con las que, luego, remontaban el Magdalena-. Desde que naci no le he oido hablar de otra cosa. Nadie le podria convencer para que abdicara. Con todo, tengo para mi que lo esta considerando. Espero que lo haga.

– Yo tambien -repuso mi padre.

El dia lunes que se contaban dieciocho del mes de julio de mil y seiscientos y cinco, Benkos Bioho, tambien conocido como Domingo Bioho, el rey de los cimarrones de Tierra Firme, entro libremente en Cartagena de Indias para firmar el acuerdo de paz que, entre otras cosas, legalizaba los palenques, otorgaba la libertad a todos los esclavos huidos y, lo mas importante, le permitia a el vestir como noble espanol. Renuncio a su titulo de rey mas nunca al respeto que estaba seguro de merecer como soberano ni a la dignidad que le acompanaba.

Tras algunas semanas de reposo y cavilaciones en Santa Marta, durante las cuales sostuve largas conversaciones con mi padre y tambien con madre, que no hubiera dejado escapar la ocasion de intervenir en tan importante resolucion, y tras muchos paseos por el Manzanares y muchas horas de lecturas, me determine a seguir con la decision tomada en Margarita: seria Martin y seria Catalina, ambos dos. Reclamaria la propiedad de la latoneria (diciendo que habia pasado muchos anos en una isla desierta y que acababa de ser rescatada por un mercader de trato), me instalaria alli, en la casa de mi fallecido tio, que arreglaria, y seria Catalina Solis, una joven viuda de veintitres anos. Cuando visitara Santa Marta o mareara con la Chacona y su tripulacion, seria Martin Nevares, un muchacho despierto cercano a los veinte. Las razones para tamana osadia fueron muchas, mas las que pesaron decisivamente en mi animo fueron dos: la primera, que mi senor padre deseaba conservar a su hijo Martin, su heredero, el continuador de su noble linaje, el que se haria cargo de sus queridas propiedades y de su amplia familia cuando el desapareciera. Solo asi podria morir en paz, me dijo. La segunda, que yo deseaba recuperarme a mi misma, que necesitaba dejar de ser Martin, aunque solo fuera de vez en cuando, para sentirme Catalina, para sentirme mujer y para sentirme bien, aunque odiara la humillante esclavitud a la que estabamos sometidas las mujeres. Necesitaba la libertad de Martin y la esencia de Catalina. De algun modo que no se me alcanzaba me habia convertido en los dos.

Lo que nunca llegue a figurarme en aquel ano de mil y seiscientos y cinco, cuando abrace tal decision, fue que tanto Martin como Catalina llegarian a ser grandemente conocidos por todo el ancho Nuevo Mundo, que Martin gobernaria un navio pirata y que Catalina… En fin, no, no dire mas, que esa ya es otra historia.

Matilde Asensi

***
,

[1] Nombre por el que se conocia a la zona del continente sudamericano mas proximo al mar Caribe.

[2] coy . (Del neerl. kooi, cama a bordo). 1. m. Mar. Trozo de lona o tejido de malla en forma de rectangulo que, colgado de sus cabezas, sirve de cama a bordo. (Nota de la Edicion digital)

[3] Medida antigua para liquidos. Una azumbre se corresponde con un poco mas de dos litros.

[4] Una legua equivale a cinco kilometros y medio, aproximadamente.

[5] A finales del siglo xvi, la denominacion de islas de Barlovento incluia tanto las Pequenas Antillas (Virgenes, Dominica, Martinica, Trinidad…) como las Grandes (Cuba, La Espanola, Jamaica y Puerto Rico).

[6] Antiguamente, mapa de navegacion.

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