ser que se alcanzara la victoria. Steedman dispone de cifras que resultan convincentes. En Nueva York la situacion es mas peliaguda. Podria ocurrir cualquiera de las dos cosas. La mayoria de los legisladores encuestados se mostraban indecisos o no deseaban hacer comentarios, pero, entre los que respondieron a las preguntas, se registro una clara mejoria en comparacion con la ultima encuesta. Las tendencias son favorables. Ademas, creo que las mas recientes estadisticas del FBI que Vernon… hola, Vernon.

El director Vernon T. Tynan se habia incorporado al grupo, ocupando todo el espacio vacio con su formidable presencia. Estrecho la mano del presidente y la de Collins y felicito a Karen por su aspecto.

– Justamente ahora estaba diciendo, Vernon -prosiguio el presidente con su vibrante voz-, que esas cifras que usted ha enviado hace una hora causaran seguramente un gran impacto en Albany. Me alegro de que haya conseguido enviarlas a tiempo.

– No ha sido facil -dijo Tynan-. Hemos tenido que apresurarnos mucho. Pero tiene usted razon. Seguramente contribuiran a la victoria. Aunque Ronald Steedman parece que no esta tan seguro. Acabo de hablar con el. Basandose en sus estudios, Ohio estaria de nuestra parte, pero Nueva York queda un poco en el aire. Parece que no confia demasiado en un voto positivo…

– Pues yo si confio -dijo el presidente-. Dentro de un par de horas tendremos de nuestra parte a treinta y ocho de los cincuenta estados, y por tanto una nueva enmienda a la Constitucion. Tras lo cual dispondremos de medios para defender a este pais caso de que ello sea necesario.

Collins movio la cabeza en direccion al televisor que se encontraba al otro lado de la mesa.

– ?Cuando empieza, senor presidente?

– Dentro de unos diez o quince minutos. Estan preparando el ambiente con la narracion de algunos antecedentes.

– Vamos a echar un vistazo y a tomarnos un trago -dijo Collins.

Mientras se alejaba acompanado de Karen observo que Tynan le seguia.

– Creo que a mi tambien me hace falta tomar un trago -dijo Tynan.

Los tres se dirigieron en silencio hacia el extremo de la mesa del gabinete donde Charles, el camarero del presidente, estaba supervisando las bebidas, las hileras de vasos y botellas, un cubo de hielo y un enfriador de champana.

Tynan miro a Karen, que se encontraba al otro lado de Collins.

– ?Como se encuentra, senora Collins? ?Se encuentra usted bien estos dias?

Sorprendida, Karen levanto la mano para alisarse el corto cabello rubio y despues la bajo automaticamente, acariciandose el flojo cinturon de cadena.

– Nunca me he encontrado mejor, muchas gracias.

– Estupendo, me alegro mucho -dijo Tynan.

Tras haber tomado una copa de champana y un canape de caviar para su esposa y un whisky con agua para si mismo, Collins se encamino con Karen hacia dos sillones vacios que habia frenteal televisor. Advirtio entonces que Karen le tiraba de la manga e inclino la cabeza hacia ella.

– ?Lo has oido? -le pregunto ella en un susurro.

– ?Que?

– Tynan. Su repentina preocupacion por saber como me encuentro… si me encuentro bien. A su manera, nos estaba practicamente diciendo que sabe que estoy embarazada.

– No puede saberlo -dijo Collins confuso-. No lo sabe nadie.

– El lo sabe -dijo Karen en voz baja.

– Bueno, pero aunque asi fuera, ?que iba a pretender con ello?

– Recordarte que es omnisciente. Mantenerte a ti y a todos los demas a raya.

– Creo que exageras un poco, carino. No es tan sutil como supones. Se ha querido mostrar amable, simplemente. Ha sido una observacion inocente.

– Claro. Como la del lobo en «Caperucita Roja».

– Sssss. Baja la voz.

Habian llegado a la altura de los dos sillones situados casi directamente frente al televisor y ambos tomaron asiento.

Mientras iba tomando su whisky, Collins trato de concentrarse en la pantalla. El elegante presentador del programa estaba diciendo que se dedicarian algunos minutos a explicar el procedimiento de anadir una nueva enmienda a la Constitucion y, mas especificamente, a la compleja aprobacion de la Enmienda XXXV desde el principio hasta aquellos momentos en que estaba a punto de ser ratificada.

«Existen dos medios por los cuales puede proponerse una nueva enmienda a la Constitucion de los Estados Unidos, empezo diciendo el comentarista.»

Collins dejo el vaso, encendio el cigarrillo de Karen, se encendio el suyo y despues se reclino en el asiento con el fin de escuchar con cierta atencion.

«Uno de los medios de introducir una nueva enmienda consiste en proponerla al Congreso. El otro consiste en proponerla a traves de una convencion nacional convocada por el Congreso a peticion de las legislaturas de dos tercios de los estados. Ninguna enmienda se ha introducido jamas a traves de este segundo sistema. Todas se han iniciado en el Congreso de Washington. Una vez adoptada la resolucion relativa a la propuesta de una nueva enmienda, ya sea en el Senado de los Estados Unidos o bien en la Camara de Representantes, los comites de gobierno y los comites judiciales celebran sesiones de examen. Si la enmienda es aprobada por estos comites, pasa al Senado y a la Camara de Representantes. Para ser aprobada, necesita el voto positivo de dos tercios de cada cuerpo legislativo. Una vez aprobada, no precisa de la firma del presidente. En su lugar, se envian copias a la Administracion de Servicios Generales, que a su vez distribuye la enmienda a los gobernadores de los cincuenta estados. Los gobernadores se limitan a enviar la enmienda a las legislaturas de sus respectivos estados con el fin de que sea sometida a debate y votacion. Si tres cuartos de las legislaturas de los estados -es decir, treinta y ocho de los cincuenta estados- ratifican la enmienda, esta pasa oficialmente a formar parte de la Constitucion.»

Collins apago el cigarrillo en el cenicero mas proximo y volvio a tomar el vaso, sin apartar la mirada de la pantalla del televisor.

«Desde que las iniciales diez enmiendas entraron a formar parte de la Constitucion -prosiguio el comentarista-, y desde el ano 1789, se han adoptado en el Congreso cinco mil setecientas resoluciones con vistas a las introduccion de enmiendas en una u otra forma. Se han sugerido enmiendas de todas clases: sustituir la presidencia por un consejo de gobierno integrado por tres personas, abolir la vicepresidencia, cambiar el nombre de Estados Unidos de Norteamerica por el de Estados Unidos de la Tierra, modificar el sistema de votacion del colegio electoral, modificar el sistema de libre empresa de tal forma que ningun individuo pueda poseer mas de diez millones de dolares… De entre el escaso numero de estas cinco mil setecientas enmiendas que no murio en el Congreso y que paso a las legislaturas estatales, solo treinta y cuatro fueron ratificadas por los necesarios tres cuartos de los estados. Por lo general, no suele haber limitacion alguna en relacion con el tiempo de que disponen los estados para ratificar o rechazar una enmienda. La enmienda mas rapidamente aprobada de nuestra historia fue la 26, que concedia el voto a los ciudadanos a partir de los dieciocho anos; a los tres meses y siete dias de haber salido del Congreso habia sido ratificada por tres cuartos de los cincuenta estados. Y esto nos conduce a la mas reciente enmienda, la Enmienda XXXV, que esta misma noche veremos rechazada o bien convertida en una de las leyes de nuestro pais.»

Collins escucho movimiento de cuerpos y de sillones y observo que los invitados estaban empezando a congregarse alrededor del aparato de television. Despues se concentro una vez mas en la pantalla.

«La controvertida Enmienda XXXV, destinada a sustituir las primeras diez enmiendas, Ley de Derechos, en determinadas situaciones de emergencia, ha surgido del deseo de los lideres del Congreso y del presidente Wadsworth de forjar un arma con la que imponer la ley y el orden en la nacion en los casos en que ello sea necesario.»

– ?Arma? -exclamo el presidente, que acababa de tomar asiento al lado de Collins-. ?Que quiere decir eso de «arma»? En mi vida he escuchado un lenguaje mas parcial. Ojala pudieramos conseguir la aprobacion de una enmienda que ajustara las cuentas a comentaristas como este.

– Estamos a punto de conseguirlo -trono el director Tynan desde su sillon situado al otro lado-. La Enmienda XXXV se cuidara de estos perturbadores del orden.

Collins capto la severa mirada de Karen y se removio inquieto en su asiento fijando de nuevo su atencion en la pantalla.

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