– A la Casa Blanca.

Cuando llegaron al portico sur de la Casa Blanca, observaron que McKnight, el principal ayudante del presidente, les estaba aguardando para darles la bienvenida. Collins y Pierce fueron acompanados a traves de la Sala de Recepcion Diplomatica hasta el ascensor de la planta baja. Tomaron el ascensor hasta la segunda planta y se dirigieron al Salon Amarillo, precedidos por McKnight.

Se estaba celebrando una fiesta que Collins no esperaba. Pudo ver al vicepresidente Loomis, al senador Hilliard y a su mujer, a la secretaria del presidente, senorita Ledger, y al secretario de Asignaciones, Nichols. Despues, junto a los sillones Luis XVI que habia a ambos lados de la chimenea, vio a Karen conversando con el presidente Wadsworth.

Karen se percato de su presencia y, apartandose del presidente, cruzo corriendo el salon y se arrojo en sus brazos.

– Te quiero, te quiero -dijo llorando-. Oh, Chris…

Collins observo por encima del hombro de su mujer que el presidente estaba acercandose. Se separo de Karen y se adelanto para saludar al presidente. En el rostro de este se observaba una extrana expresion, una expresion que Collins no pudo dejar. de relacionar con la de Lazaro resucitado.

– Chris -dijo el presidente ceremoniosamente, estrechandole la mano con sincera cordialidad-. No tengo palabras para agradecerle que me haya salvado la vida y haya salvado la vida de toda nuestra nacion. -El presidente sacudio la cabeza.- Fui un necio. Ahora puedo decirlo. Perdoneme. Estaba muy desorientado. Me parece que cuando se teme perder una batalla, se aferra uno a cualquier excusa y no se da cuenta de que ya esta metido en ella. -El presidente esbozo una sonrisa.- Pero esta batalla no se ha perdido, porque la caballeria ha llegado a tiempo. -Escudrino el rostro de Collins.- ?Se ha enterado de lo de Vernon Tynan?

– Si. Lamento que haya tenido que terminar asi.

– En el transcurso de estos ultimos meses no debia de estar en sus cabales. De otro modo, no se le hubiera ocurrido semejante barbaridad. Menos mal que usted no cejo en su empeno. Jamas podre pagarle la deuda que he contraido con usted. Si puedo hacer algo…

– Puede usted hacer dos cosas -dijo Collins sin andarse con rodeos.

– Digame de que se trata.

– Hay un hombre a quien, al igual que en su caso, es necesario resucitar de entre los muertos. Ha desempenado un importante papel y le ha ayudado a usted. Quisiera que ahora le ayudara a el. Deseo que le conceda el perdon presidencial y que le devuelva su buen nombre.

– Prepareme el decreto y lo firmare. ?Cual es la segunda cosa?

– Lo peor ya ha pasado -dijo Collins-, pero seguimos enfrentandonos con el problema que dio lugar a esta insensata conspiracion. El problema del crimen. La represion no sera capaz de resolverlo. Tal como dijo un sabio, las hogueras encendidas no iluminan la oscuridad. Tiene que haber una mejor solucion…

– Y la habra -le interrumpio el presidente-. Esta vez vamos a hacerlo bien. En lugar de modificar la Ley de Derechos para resolver nuestros problemas, utilizaremos esta misma Ley de Derechos, como es debido. Manana a primera hora nombrare una comision especial, usted y Pierce formaran parte de ella, para que investigue las actividades del FBI, elimine todo lo que haya sido fruto de la influencia de Tynan y elabore una serie de medidas encaminadas a reestructurar la Oficina segun unas nuevas normas. Tras lo cual, Chris, tengo el proposito de reunirme con usted para discutir un nuevo programa de medidas economicas y sociales que terminen con la ilegalidad y la criminalidad. Vamos a hacer algo efectivo. Hemos pasado por un momento de peligro, pero ahora vamos a conservar nuestra democracia.

– Muchas gracias, senor presidente -dijo Collins asintiendo-. Mire -anadio vacilando-, durante el viaje de regreso he estado pensando que en Argo City un amigo mio dijo que, cuando el fascismo llegue a los Estados Unidos, sera porque los ciudadanos norteamericanos habran votado a su favor. Esta vez estuvieron a punto de hacerlo. Ahora que saben todo lo que deben saber, quiza no vuelvan jamas a estar tan cerca de ello, Y tal vez nosotros podamos ayudarles a recordar esta leccion.

– Lo haremos. Se lo prometo. Vamos a resolver lo que humanamente sea posible resolver. -El presidente tomo a Collins del brazo.- Pero esta noche, no. -Hizo senas a Karen para que se acercara.- Esta noche vamos a brindar por el futuro. Es posible que nos tomemos dos y hasta tres copas. Y veremos la pelicula del ultimo programa de television. Descansemos una hora (este lujo, por lo menos, nos lo podemos permitir) antes de reanudar nuestro trabajo.

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