pastel en vez de sus honorarios.

«Es una pena», penso mientras lanzaba con furia la pelota contra el tablero. Nadie la amaria tanto como el, tal y como lo habia hecho toda la vida. Si volvia a estar cerca de ella, se aseguraria de que lo supiera.

– Calla -le espeto a Kong, cuando el animal comenzo a ladrar alegremente.

Estaba sin aliento. No se encontraba en forma. Lanzo otra vez la pelota. Una vez mas, esta reboto sobre el aro y salio despedida.

Se dio la vuelta, agarro el rebote… y se quedo atonito por lo que vio.

Alli estaba Vanessa, vestida con unos minusculos pantalones cortos y una blusa que le tapaba solo hasta debajo de los senos.'Tenia una botella de refresco de uva en la mano y una descarada sonrisa en el rostro.

Brady se seco el sudor de la frente. El calor, su estado de animo y el hecho de que no hubiera dormido desde hacia dos dias podria ser mas que suficiente para provocarle una alucinacion. Sin embargo, no era asi.

– Hola, Brady -dijo ella. A pesar de lo nerviosa que se sentia, controlo para que sonara tranquila y algo descarada-. Parece que tienes mucho calor -anadio. Sin apartar los ojos de el, le dio un largo trago a la botella, se paso la lengua por el labio superior y le ofrecio lo que le quedaba-. ?Quieres un trago?

Brady penso que tenia que estar volviendose loco. Ya no tenia dieciocho anos, pero podia oleria. Sentia la pelota entre las manos y el sudor cayendole por la espalda. Mientras la observaba, ella se inclino para acariciar al perro. Sin incorporarse, le lanzo una maravillosa sonrisa.

– Bonito perro.

– ?Que diablos estas haciendo?

– Daba un paseo -contesto ella. Se incorporo y se volvio a llevar la botella a los labios. Cuando estuvo vacia, la arrojo a una papelera cercana-. Creo que tienes que trabajar mas tu gancho. ?Es que no vas a agarrarme?

– No -repuso el. Si lo hacia, tendria que besarla.

– Oh -susurro Vanessa. Sintio que toda la seguridad en si misma que habia acumulado durante el vuelo y el interminable trayecto en coche la abandonaba-. ?Significa eso que no me deseas?

– Maldita seas. Vanessa…

Ella se dio la vuelta tratando de contener las lagrimas. No era el momento de llorar ni de mostrarse orgullosa. Evidentemente, el guino que acababa de hacer al pasado habia sido una equivocacion.

– Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadado conmigo.

– ?Enfadado? -replico el. Arrojo la pelota. Encantado, el perro salio tras ella-. Esa palabra ni siquiera sirve para empezar a describir lo que siento. ?A que estas jugando?

– No se trata de un juego -replico ella. Se volvio con los ojos llenos de lagrimas-. Nunca ha sido un juego. Te amo, Brady…

– Te ha costado mucho tiempo decirmelo.

– Me ha costado lo que me tenia que costar. Siento haberte hecho dano. Si decides que quieres hablar conmigo, estare en casa.

– No te atrevas a marcharte otra vez. No lo vuelvas a hacer nunca.

– No quiero discutir contigo.

– Pues es una pena. Regresas aqui, me recuerdas el pasado y esperas que yo me deje llevar como si nada, que deje a un lado lo que quiero y que, entonces, vuelva a ver como te marchas una y otra vez, sin ninguna promesa, sin futuro. No voy a aceptarlo, Vanessa. Es todo o nada y esto empieza a aplicarse desde ahora mismo.

– Escuchame.

– No pienso hacerlo…

La agarro con fuerza. El beso fue torrido y apasionado. Hubo tanto dolor como placer. Vanessa se resistio. Se sentia molesta porque el hubiera utilizado la fuerza. Los musculos de Brady parecian de hierro. La fuerza que desarrollo fue mucho mas potente que la que habia visto en ningun otro hombre. La necesidad que palpitaba dentro de el mucho mas furiosa.

Cuando por fin consiguio apartarse, estaba sin aliento. Le habria pegado si no hubiera visto la tristeza que se reflejaba en los ojos de Brady.

– Vete, Van. Dejame en paz…

– Brady…

– He dicho que te vayas -le ordeno. La violencia aun seguia reflejandosele en los ojos-. Ya ves que no he cambiado tanto.

– Ni yo -replico ella-. Si has terminado de comportarte como el macho idiota, quiero que me escuches.

– Bien. Yo me voy a la sombra.

Se dio la vuelta y agarro una toalla que tenia sobre la cancha. Mientras se dirigia a la hierba, comenzo a secarse el rostro. Vanessa lo siguio inmediatamente.

– Eres tan imposible como siempre.

Despues de dedicarle una insolente mirada, se sento a la sombra de un roble. Para distraer al perro, tomo un palo cercano y se lo arrojo.

– ?Y?

– Y por eso me pregunto como diablos me enamore de ti. Dos veces -dijo ella. Respiro profundamente al ver que aquello no iba a ser tan facil como habia pensado-. Siento no haber podido explicarme adecuadamente antes de marcharme.

– Te explicaste muy bien. No deseas convertirte en una esposa.

– Creo que mas bien dije que no sabia ser una -replico ella, apretando los dientes-, y que tampoco sabia si deseaba serlo. El ejemplo mas cercano que tenia era el de mi madre y ella habia sido muy infeliz cuando estuvo casada. Me sentia inadecuada e insegura.

– Por culpa de un guisado de atun.

– No, no por culpa de un guisado de atun, sino porque no sabia si podia ser esposa y mujer, madre y pianista a la vez. No habia encontrado mi propia definicion de cada uno de esos terminos. En realidad, no habia tenido oportunidad de ser ninguno de ellos.

– Ya eras mujer y pianista.

– Era la hija de mi padre. Antes de regresar aqui, nunca habia sido ninguna otra cosa -afirmo ella. Se dejo caer al lado de Brady-. Tocaba cuando me lo pedian, Brady. Tocaba la musica que el queria, cuando el lo deseaba. Sentia lo que el queria que yo sintiera. No puedo culpar a mi padre por eso. Ciertamente no deseo hacerlo, y mucho menos ahora. Tenias razon cuando me dijiste que yo nunca habia discutido con el. Fue culpa mia. Si lo hubiera hecho, las cosas podrian haber cambiado. Ahora ya nunca lo sabre…

– Van…

– No, por favor, dejame acabar. Me he pasado mucho tiempo tratando de comprender lo ocurrido. El hecho de regresar aqui fue lo primero que hice por decision propia en doce anos e incluso entonces no regrese porque asi lo deseara. Tenia muchos asuntos por terminar aqui. No se suponia que tu serias una parte de todo eso, pero lo eres, y eso me confundio aun mas. Te deseaba tanto… Aun cuando estaba enfadada, cuando sufria, te deseaba. Tal vez aquello era parte del problema. Cerca de ti, no podia pensar con claridad. Supongo que nunca he podido hacerlo. Comprendi que todo se habia escapado fuera de mi control muy rapidamente cuando me hablaste de matrimonio, que no era suficiente con desear. Con tomar lo que queria…

– No solo estabas tomando lo que querias…

– Espero que no. No queria hacerte dano. Nunca lo quise. Tal vez, en cierto modo, me esforce demasiado por no herirte. Sabia que tu te disgustarias cuando supieras que me iba a Cordina a actuar en un concierto.

– Yo nunca te pediria que dejaras tu musica ni tu carrera. Van.

– Lo se, pero temia que yo decidiera dejarlo todo solo por agradarte -dijo ella. Se levanto para colocarse bajo el sol. El la siguio-. Si lo hubiera hecho, yo no seria nada. Nada, Brady.

– Adoro lo que eres. Van -susurro el. La tomo suavemente por el hombro-. El resto son solo detalles.

– No. Hasta que no volvi a marcharme no empece a ver de lo que me estaba alejando y adonde me dirigia. Toda mi vida habia hecho lo que me habian dicho. Se tomaban las decisiones en mi nombre. Yo nunca podia decidir nada. Aquella vez, fui yo la que decidi. Elegi ir a Cordina. Elegi actuar. Cuando estaba preparada para salir al escenario, espere que el miedo se apoderara de mi. Espere que se me encogiera el estomago y que empezara a sudar. No ocurrio nada -musito ella. Tenia lagrimas en los ojos-. Me sentia estupendamente. Estupendamente.

Вы читаете Sinfonia Inacabada
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×