comun: el descuido era para perdedores.

O miro el baile de E a su alrededor un poco mas, mientras encontraba en sus movimientos estupidos la solucion para ambos al inmediato problema y al mismo tiempo a mas largo plazo. Cuando O sonrio, E, el tonto, parecio aliviado.

– No te preocupes por nada. – Murmuro O. -Le dire que sacamos el cuerpo y lo dejamos al sol en el bosque. No es gran cosa.

– ?Hablaras con el?

– Sin problema, hombre. Sin embargo, mejor sales corriendo. El va a sentirse fastidiado.

E asintio y echo el cerrojo en la puerta. -Demasiado tarde.

Si, di buenas noches, hijo de puta, penso O cuando empezo a limpiar el sotano.

La repugnante casa pequena donde trabajaban pasaba desapercibida desde la calle, intercalada entre un desgastado armazon que una vez habia sido un restaurante de barbacoas y una ruinosa casa de huespedes. Esta parte de la ciudad, una mezcla de miserables residencias y antros comerciales, era perfecto para ellos. Por aqui, las personas no salian despues del anochecer, pequenos estallidos de pistolas eran tan comunes como las alarmas de los coches, y nadie decia nada si alguien dejaba escapar un grito o dos.

Tambien, ir y venir del sito era facil. Gracias a los “pesados” del barrio, todas las farolas estaban estropeadas y la incandescencia ambiental de otros edificios era insignificante. Como un beneficio anadido, la casa tenia una entrada exterior con una mampara en la entrada de su sotano. Cargar un cuerpo completo en un saco y salir y entrar no era problematico.

Aunque si alguien veia algo, tomaria solo un momento eliminar el descubrimiento. No seria una gran sorpresa para la comunidad, en cualquier caso. La basura blanca tenia un camino para descubrir sus tumbas. Junto con esposas golpeadas y chupar cerveza, morir debia ser probablemente solo otra competencia principal.

O recogio un cuchillo y paso un pano sobre la negra sangre de E eliminandola de la hoja.

El sotano no era muy grande y el techo era bajo, pero habia espacio suficiente para la vieja mesa que usaban como estacion de trabajo y para el estropeado aparador donde conservaban sus instrumentos. De todos modos, O pensaba que no era la instalacion correcta. Era imposible guardar seguramente a un vampiro aqui, y eso queria decir que perdian una importante herramienta de persuasion. El tiempo desgastaba las facultades fisicas y psiquicas. Si la influencia era la correcta, el paso de los dias tenia tanto poder como cualquier otra cosa con la que pudieras romper un hueso.

O queria algo fuera en el bosque, lo suficientemente grande de manera que pudiese conservar a sus cautivos durante un periodo de tiempo. Como los vampiros se hacian humo con el amanecer, tenian que ser mantenidos protegidos del sol. Pero si los encerrabas en un cuarto, entonces corrias el riesgo de su desmaterializacion fuera de tus manos. El necesitaba una jaula de acero para ellos.

Arriba, se cerro la puerta trasera y unos pasos bajaban por las escaleras.

El Sr. X camino bajo una bombilla desnuda.

El Fore-lesser media aproximadamente 1,95 y su constitucion era como la de un defensa de futbol americano. Como al igual que todos los asesinos que habian estado en la Sociedad durante mucho tiempo, era muy palido. Su pelo y su piel eran del color de la harina, y sus iris eran tan claros e incoloros como el cristal de una ventana. Como O, el se vestia con el equipo estandar de los lessers. Pantalones cargo negros y un jersey negro de cuello alto con las armas escondidas bajo una chaqueta de cuero.

– Entonces, dime, Sr. O, ?Como fue el trabajo?

Como si el caos en el sotano no fuese suficiente explicacion.

– ?Yo estoy al cargo de esta casa? -Pregunto O.

El Sr. X camino casualmente hacia el aparador y cogio un cincel. -Por asi decirlo, si.

– ?Entonces me permites asegurarla para – el movio su mano alrededor del desorden – que no ocurra otra vez?

– ?Que ocurrio?

– Los detalles son aburridos. Un civil escapo.

– ?Sobrevivira?

– No lo se.

– ?Estabas aqui cuando ocurrio?

– No.

– Cuentamelo todo. -El Sr. X sonrio cuando el silencio se extendio. -Sabes, Sr. O, tu lealtad podria llevarte a tener problemas. ?No quieres que castigue a la persona correcta?

– Quiero encargarme por mi mismo.

– Estoy seguro de que lo haras. Excepto que si no me lo dices, podria tener que sacar el costo del fracaso de tu pellejo de todas formas. ?Lo vale?

– Si tengo permiso para hacer lo que quiera con el responsable de la fiesta, entonces si.

El Sr. X sonrio. -Solo puedo imaginar que podria ser.

O esperaba, mientras miraba la cabeza del afilado cincel cogido suavemente mientras el Sr. X paseaba alrededor del cuarto.

– Te empareje con el hombre incorrecto ?verdad? -El Sr. X murmuro mientras recogia un par de esposas del suelo. El las dejo caer sobre el aparador. -Pense que el Sr. E podria elevarse a tu nivel. No lo hizo. Y me alegra que vinieras a mi primero antes de que lo disciplinaras. Ambos sabemos cuanto te gusta trabajar independientemente. Y cuanto me disgusta a mi.

El Sr. X lo miraba sobre su hombro, sus ojos fijos en O. -En vista de todo esto, particularmente porque te acercaste a mi primero, puedes tener al Sr. E.

– Quiero hacerlo con audiencia.

– ?Tu escuadron?

– Y otros.

– ?Tratando de probarte a ti mismo otra vez?

– Elevando el nivel.

El Sr. X sonrio friamente. -Eres un pequeno bastardo arrogante, ?verdad?

– Soy tan alto como vosotros.

Repentinamente, O se encontro incapaz de mover sus brazos o sus piernas. El Sr. X habia utilizado esa mierda paralizadora antes, por lo que no era totalmente inesperado. Pero el tipo todavia tenia el cincel en su mano y se acercaba.

O se opuso al agarre, sudando mientras luchaba y no lograba nada.

El Sr. X se inclino de manera que sus pechos se tocaban. O sintio que algo rozaba su culo.

– Diviertete, hijo. -Murmuro el hombre en el oido de O. -Pero hazte un favor a ti mismo. Recuerda que por muy largos que sean tus pantalones, tu no eres yo. Te vere mas tarde.

El hombre camino a grandes pasos por el sotano. La puerta arriba se abrio y se cerro.

Tan pronto como O pudo moverse, metio la mano en su bolsillo de atras.

El Sr. X le habia dado el cincel.

Rhage salio del Escalade y escudrino la oscuridad alrededor del One Eye, esperando que un par de lessers los asaltasen. No esperaba tener suerte. El y Vishous habian patrullado durante las horas nocturnas, y no habian conseguido nada. Ni siquiera un vistazo. Era condenadamente extrano.

Y para alguien como Rhage, quien dependia de luchar por razones personales, tambien era infernalmente frustrante.

Como todas las cosas, sin embargo, la guerra entre La Lessening Society y los vampiros eran ciclicas, y actualmente estaban de baja. Tenia sentido. Alla por julio, La Hermandad de la Daga Negra habia atacado el centro local de reclutamiento de la Sociedad, junto con diez de sus mejores hombres. Claramente, los lessers hacian un reconocimiento del terreno.

Gracias a Dios, habia otras formas de quemar su frustracion.

El miro hacia el creciente nido de depravacion que era actualmente la guarida Descanso y Relajacion de La Hermandad. El One Eye estaba al borde del pueblo, por lo que la gente de su interior eran motoristas y tipos que trabajaban en la construccion, tipos duros que tendian a la brutalidad en vez de hacia la suave persuasion. El bar era tu estandar de cuchitril humedo. Un solo piso construido con alrededor un collar de asfalto. Camiones, sedanes americanos, y Harleys aparcaban en el espacio. Con diminutas ventanas, los signos de la cerveza brillaban rojo, azul

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