y amarillo, el logotipo de Coors y Bud Light y Michelob.

No Coronas o Heinekens para estos chicos.

Cuando cerro la puerta del coche, su cuerpo temblaba, su piel picaba, sus gruesos musculos crispados. Extendio sus brazos, tratando de ganar un poco de alivio. No se sorprendio cuando no hubo diferencia. Su maldicion arrojaba su paso alrededor, llevandolo a un territorio peligroso. Si no encontraba algun tipo de liberacion pronto, entonces iba a tener serios problemas. Caramba, el iba a ser un serio problema.

Muchas gracias, Scribe Virgin.

Era suficientemente malo haber nacido con demasiado poder fisico, un jodido regalo fuerte que nunca habia apreciado o explotado. Pero entonces el habia disgustado mucho a la mistica mujer que tuvo el dominio sobre su estirpe. Hombre, ella solo habia estado demasiado feliz de poner otro estrato de mierda en el abono con el que el habia nacido. Ahora, si el no se quitaba de encima la colera de forma regular, entonces se volvia mortifero.

Las peleas y el sexo eran las unicas dos liberaciones que se lo sacaban, y el las usaba como un diabetico a la insulina. Una corriente estable de ambas ayudaba a mantenerle a nivel, pero no siempre resolvia el problema. Y cuando lo perdia, las cosas se ponian mal para todo el mundo, incluido el mismo.

Dios mio, el estaba cansado de ser golpeado en el interior de su cuerpo, manejando sus demandas, haciendo un intento para no caer en una inconsciencia brutal. Ciertamente, su despampanante cara y la fuerza eran excelentes y buenas. Pero habria intercambiado ambas por un cuerpo flaco, huesudo y feo, si hubiese tenido alguna paz. Caramba, no podia recordar que era la serenidad. Incluso no podia recordar quien era.

La desintegracion de si mismo se habia puesto en marcha bastante rapido. Despues de solo un par de anos de maldicion, habia dejado de esperar cualquier alivio verdadero y simplemente habia intentado sobrevivir sin herir a nadie. Entonces fue cuando habia empezado a morir por dentro, y ahora, unos cien anos mas tarde, estaba en su mayor parte entumecido, nada mas que un escaparate brillante y encanto vacio.

En cada nivel que contaba, habia dejado de tratar de fingir que era todo menos una amenaza. Porque la verdad era que nadie estaba a salvo cuando estaba por ahi. Y eso era lo que realmente le mataba, aun mas que las cosas fisicas por las que tenia que pasar cuando la maldicion se manifestaba. Vivia con miedo de herir a alguno de sus hermanos. Y, desde un mes atras, a Butch.

Rhage camino alrededor del SUV y miro a traves del parabrisa al varon humano. Dios mio, ?quien habria pensado que alguna vez estaria junto a un Homo Sapiens?

– ?Te veremos mas tarde, poli?

Butch se encogio de hombros. -No lo se.

– Buena suerte, hombre.

– Sera lo que sea.

Rhage juro suavemente cuando el Escalade se fue y el y Vishous atravesaron el aparcamiento.

– ?Quien es ella, V? ?Una de nosotros?

– Marissa.

– ?Marissa? ?Como la anterior shellan de Wrath? -Rhage nego con la cabeza. -Oh, de acuerdo, necesito detalles. V, tu me los vas a dar.

– No hago bromas sobre esto. Y tu tampoco deberias.

– ?No tienes curiosidad?

V no contesto hasta que llegaron a la altura de la entrada delantera del bar. -Oh, bien. ?Lo sabes, no? -Le dijo Rhage.

– Sabes lo que le va a pasar.

V meramente levanto sus hombros y llego hasta la puerta. Rhage planto su mano sobre la madera, deteniendole. -Oye.

– V, ?alguna vez suenas conmigo? ?Alguna vez has visto mi futuro?

Vishous giro la cabeza. En la brillante luz de neon de Coors, su ojo izquierdo, sobre el que tenia sus tatuajes alrededor, fue todo negro. La pupila se dilato hasta que le comio el iris y la parte blanca, hasta no hubo nada excepto un agujero.

Era como quedar mirando en el infinito. O tal vez en el Fade mientras morias.

– ?De verdad quieres saberlo? -Dijo el hermano.

Rhage dejo caer su mano a un lado. -Solo una cosa me preocupa. ?Voy a vivir lo bastante para escapar de mi maldicion? Tu sabes, ?Encontrar algo de calma?

La puerta se abrio repentinamente y un hombre borracho tambaleante salio fuera como un camion con la direccion rota. El tipo se dirigio hacia los arbustos, vomito, y luego cayo boca abajo sobre el asfalto.

La muerte era una forma segura para encontrar la paz, penso Rhage. Y todo el mundo moria. Incluso los vampiros. Eventualmente.

El no encontro los ojos de su hermano otra vez. -Retiralo, V. No quiero saberlo

El habia sido maldecido una vez ya y todavia le quedaban otros noventa y un anos antes de que fuese libre. Noventa y un anos, ocho meses, cuatro dias hasta que su castigo hubiese terminado y la bestia ya no formase parte de el. ?Por que deberia alistarse como voluntario para un golpe cosmico y saber que no viviria durante mucho tiempo, el suficiente como para ser libre de la maldita cosa?

– Rhage.

– ?Que?

– Te lo voy a contar. Tu destino esta llegando. Y ella vendra pronto.

Rhage sonrio. -Oh, ?Si? ?Como es la mujer? La preferiria…

– Ella es una virgen.

Un escalofrio atraveso la columna vertebral de Rhage y se le clavo en el culo. -Estas bromeando ?verdad?

– Mira en mi ojo. ?Piensas que estoy jodiendote?

V hizo una pausa durante un momento y luego abrio la puerta, lanzandose hacia el olor de cerveza y los cuerpos humanos junto con el pulso de una vieja cancion de Guns N ' Roses.

Cuando entraron, Rhage mascullo, -Eres un freaky de mierda, mi hermano. Realmente lo eres.

Capitulo 3

Pavlov tenia sentido, Mary penso mientras volvia al centro. Su reaccion de panico por el mensaje de la oficina de la Dr. Delia Croce era por adiestramiento, no por algo logico. 'Mas pruebas' podrian ser mas cosas. Solo porque ella asociara cualquier tipo de noticias de un medico con una catastrofe no significaba que pudiese ver el futuro. Ella no tenia ni idea de que (si era algo), estuviese mal. Despues de todo, habia remitido hacia ya dos anos y ella se sentia bastante bien. Bueno, se cansaba, pero ?quien no lo hacia? Su trabajo y el trabajo de voluntaria la mantenian ocupada.

– Lo primero que haria por la manana seria llamar para la cita. Pero ahora ella iba a comenzar el trabajo que habia cambiado con Bill en la linea directa para suicidios.

Para disminuir un poco la ansiedad, ella hizo una profunda respiracion. Las siguientes veinticuatro horas iban a ser una dura prueba, con sus nervios convirtiendo su cuerpo en un trampolin y su mente en un remolino. El truco era atravesar las fases del panico y luego reforzarse cuando el miedo se aliviara.

Ella aparco al Civic en una zona abierta en Tenth Street y camino rapidamente hacia un edificio desgastado de seis plantas. Estaba en la zona sombria del pueblo, residuo de un esfuerzo alla por los anos setenta de profesionalizar un area con nueve bloques de lo que era entonces un 'mal barrio'. El optimismo no habia funcionado, y ahora el espacio de la oficina se mezclaba con un albergue de baja renta.

Ella se paro en la entrada y saludo con la mano a los dos polis que pasaban en un coche patrulla.

La oficina central de la Linea Directa de la Prevencion contra el Suicidio estaba en el segundo piso en el frente, y ella miro hacia las iluminadas ventanas. Su primer contacto con la asociacion sin fines de lucro habia sido cuando habia llamado. Tres anos antes, ella atendia el telefono cada jueves, viernes, y los sabados por la noche. Tambien cubria los dias de fiesta y cuando lo necesitaban.

Nadie sabia que ella habia marcado el numero. Nadie sabia que habia tenido leucemia. Y si tenia que volver a batallar con su sangre, entonces iba a tener que mantenerlo de la misma manera.

Habiendo visto morir a su madre, no queria a nadie llorando sobre su cama. Ella ya conocia la impotente rabia

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