John era un problema. Un serio problema.

No podia creer que no habia reconocido enseguida lo que era. No obstante, aun no habia pasado por el cambio. ?Y como era que un vampiro estaba en el patio trasero de la casa de Mary?

Bella casi se rio. Ella estuvo en el patio trasero de Mary. ?Entonces por que no lo podrian hacer otros?

Poniendo sus brazos en jarras, clavo los ojos en el suelo. ?Que diablos iba a hacer? Cuando habia registrado la mente de John, no habia encontrado nada sobre su raza, su gente, sus tradiciones. El nino no sabia nada, no tenia ni idea que quien era o en lo que iba a convertirse. Y honestamente no sabia lo que querian decir esos simbolos.

Ella si. Se deletreaba TEHRROR en el Viejo Lenguaje. El nombre de un guerrero.

– ?Como era posible que se perdiera en el mundo humano? ?Y cuanto tiempo tenia antes de que lo golpeara la transicion? Se veia como si estuviera a principio de los veinte, lo cual significaba que tenia un ano o dos. Pero si ella estaba equivocada, si el se acercaba mas a los veinticinco, podia estar en un peligro inmediato. Si el no tenia a un vampiro hembra para ayudarle a atravesar el cambio, entonces moriria.

Su primer pensamiento fue llamar a su hermano. Rehvenge siempre sabia lo que se tenia que hacer en todo. El problema era, que una vez que se involucraba, asumia el control completamente. Y tendia a asustar infernalmente a todo el mundo.

Havers… podria pedirle ayuda a Havers. Como medico, podria decirle cuanto tiempo le quedaba al nino antes de la transicion. Y tal vez John podria quedarse en la clinica hasta que su futuro fuese mas claro.

Bien, excepto que el no estaba enfermo. Era un varon en pretransicion, asi es que estaba fisicamente debil, pero ella no habia sentido ninguna enfermedad en el. Y Havers tenia instalaciones medicas, no algo como una casa de huespedes.

Ademas, ?Y su nombre? Era como el de los guerreros…

Bingo.

Salio de la cocina y entro en el cuarto de estar, dirigiendose hacia el libro de direcciones que tenia en su escritorio. En la parte trasera, en la ultima pagina, habia escrito un numero que habia estado circulando hacia unos diez anos mas o menos. El rumor decia, que si llamabas, contactarias con La Hermandad de la Daga Negra. La raza de guerreros.

Querrian saber que existia un nino con uno de sus nombres manteniendose por si mismo. Tal vez acogerian a John.

Sus palmas estaban humedas cuando cogio el telefono, y ella esperaba a medias que el numero no fuera directo o que alguien le contestara que se fuera al infierno. En lugar de eso, todo lo que ella obtuvo fue una voz electronica repitiendo el numero que habia marcado y luego un pip.

– Yo… ah, mi nombre es Bella. Estoy buscando a La Hermandad. Necesito… ayuda.- Ella dejo su numero y colgo el telefono, pensando que menos era mas. Si habia sido mal informada, entonces no queria dejar un mensaje detallado en el contestador automatico de algun humano.

Ella se asomo a una ventana, viendo el prado y la luminosidad de la casa de Mary a lo lejos. No tenia ni idea de cuanto tiempo pasaria hasta que alguien la contestara, si lo hacian. Tal vez deberia volver y enterarse de donde vivia el nino. Y como habia conocido a Mary.

Dios, Mary. Esa horrible enfermedad habia vuelto. Bella habia sentido su regreso y habia estado pensando como manejar lo que sabia de ella cuando Mary habia mencionado que iba a ir a su reconocimiento medico trimestral. Eso habia sido hacia un par de dias, y esta noche Bella habia tenido intencion de preguntarle como habian ido las cosas. Tal vez ella podria ayudar a la mujer en alguna pequena cosa.

Moviendose rapidamente, ella regreso hacia las puertas francesas y que daban hacia el prado. Ella encontraria algo mas sobre John y…

El telefono sono.

?Tan pronto? No podia ser.

Ella llego hasta el mueble mostrador y recogio la extension que tenia en la cocina. -?Hola?

– ?Bella? La masculina voz era baja. Ordenando.

– Si.

– Nos has llamado.

Santo Moises, habia surtido efecto.

Ella se aclaro la voz. Como cualquier civil, ella sabia todo sobre La Hermandad: sus nombres, sus reputaciones, sus triunfos y sus leyendas. Pero nunca se habia encontrado con ninguno. Y era un poco dificil de creer que le iba a dirigir la palabra a un guerrero en su cocina.

Asi que ve al punto, se dijo a si misma.

– Yo, ah, tengo un asunto.-Ella le explico al varon lo que sabia sobre John.

Hubo silencio durante un momento. -Manana por la noche nos lo traeras.

Oh, hombre. ?Como iba ella a hacerlo?

– Ah, el no habla. Puede oir, pero necesita un traductor para ser entendido.

– Entonces traiga uno con el.

Ella se pregunto como se sentiria Mary sobre enredarse con su mundo. -La mujer que el usa esta noche es humana.

– Nos ocuparemos de su memoria.

– ?Como me acerco a vosotros?

– Os enviaremos un coche. A las nueve en punto.

– Mi direccion es…

– Sabemos donde vives.

Cuando el telefono se quedo muerto, ella temblo un poco.

Okey. Ahora solo tenia que hacer que John y Mary estuviesen de acuerdo en ver a La Hermandad.

Cuando regreso al granero de Mary, John estaba sentado en la mesa de la cocina mientras la mujer tomaba una sopa. Ambos la miraron cuando se acerco, y ella trato de parecer casual cuando se sento. Espero un momento antes de lanzarse.

– Entonces, John, yo conozco a algunas personas que estan metidas en las artes marciales.-Lo cual no era exactamente una mentira. Habia oido que los hermanos eran muy buenos en algunos tipos de combates. -Y me preguntaba ?tienes algun interes en conocerlos?

John ladeo su cabeza y movio sus manos mientras miraba a Mary.

– El quiere saber por que. ?Para entrenarse?

– Tal vez.

John hablo un poco mas con las manos.

Mary se limpio la boca. -Dice que no puede pagar el coste del entrenamiento. Y que es demasiado pequeno.

– ?Si fuera gratis iria?- Dios mio, que estaba haciendo, ?ofreciendo cosas que no podria efectuar la entrega? El cielo sabia lo que La Hermandad haria con el. -Escucha, Mary, puedo llevarle a un lugar donde puede encontrar… dile que es un lugar que frecuentan los mejores guerreros. El podria hablarles. Llegarlos a conocer. Podria gustarle…

John tiro fuertemente de la manga de Mary, hizo algunos signos, y el hombre miro fijamente a Bella.

– El quiere recordarte que puede oir perfectamente bien.

Bella miro a John. -Lo siento.

El asintio, aceptando la disculpa.

– Solo ven a encontrarse con ellos manana.- Dijo ella. -?Que puedes perder?

John se encogio de hombros e hizo un elegante movimiento con su mano.

Mary sonrio. -El dice que de acuerdo.

– Tendras que venir, tambien. Para traducir.

Mary parecio sorprendida, pero entonces se quedo mirando al nino. -?A que hora?

– A las nueve en punto.-Contesto Bella.

– Lo siento, entonces estare trabajando.

– Por la noche. A las nueve en punto de la noche.

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