abrir. Obviamente, su mujer le esperaba.

Barbara, que se habia trasladado al centro de la sala, estaba extranamente tranquila y controlada. Su apariencia no habia cambiado mucho desde que se separaron. En todo caso se veia un poco mejor; peinado lacio, acicalada mas cuidadosamente. Tenia el cabello castano y pequenos y resentidos ojos cafe en un rostro plano, y a los treinta y seis anos su figura era adecuada; senos pequenos, talle fino. Llevaba un traje sastre, copia de algun modelo caro. Tenia un aire muy de San Francisco y no parecia distraida, lo cual era inusitado.

– Entramos a ver a Nathan en cuanto llegamos al hospital -estaba diciendo ella-. Puedo imaginarme como debiste sentirte, Steven. Verlo nos partio el alma. Judy se deshizo en llanto. Lo amamos mucho.

Tal vez los oidos de Randall lo enganaron, pero habia creido detectar un muy especial enfasis aplicado por ella en el entramos, amamos. Ahora Judy habia sido fusionada a la primera persona en plural de madre e hija, e implicaba un adios al extrano-marido-padre. Barbara lo conocia bien; sabia en que punto era el mas vulnerable, y le estaba volteando el filo del nosotros para desquitarse; o era una estratagema para recordarle que a madre e hija les correspondia estar juntas, o quiza no era nada mas que su imaginacion.

– Era miserable -comento el-, el cuadro completo. -Luego la considero a ella- Ha pasado el tiempo. Pareces estar sobreviviendo.

Ella sonrio.

– En cierto modo.

– ?Que hay de Judy? ?Como esta?

– En este momento, en la cama. Estaba exhausta por el vuelo, el hospital; lo unico que queria era descansar un poco. Probablemente ya este dormida. Pero queria verte. Quiza manana.

– Quiero echarle una mirada ahora mismo.

– Como gustes. ?Quieres que te prepare una copa?

– Pense que tal vez aceptarias tomar conmigo la ultima del dia en el bar, alla abajo. Esta abierto todavia.

– Si no te molesta, Steven, preferiria quedarme aqui. Es mas privado. Esperaba que pudieramos tener una pequena charla. Muy breve, te lo prometo.

Conque ella queria una pequena charla, penso el. Recordo sus pequenas charlas del pasado. ?Quien fue (algun filosofo aleman) el que dijo que el matrimonio era una larga conversacion? Asi lo habria querido; una larga conversacion, un placido murmullo, y no lo que habia sido, una realidad de furiosas pequenas charlas en las que el sabia que estaba siendo oralmente castrado, y en las que ella creia estar sufriendo una histerectomia verbal.

– Como quieras -dijo el-. Que sea escoces con hielo.

Abrio silenciosamente la puerta de la recamara, y entro. Una escasa luz se filtraba a traves de la forrada pantalla de la lampara que estaba sobre la mesa-tocador. Adaptando sus ojos a la semioscuridad, Randall distinguio por fin a su hija en la cama gemela a su derecha.

Se acerco al costado del lecho y puso una rodilla en el suelo. Judy tenia la cabeza sumida en la almohada y con la sabana se cubria hasta el cuello; su cabello era color maiz, flotante, sedoso y esparcido sobre la almohada. Dormia y era hermosa, esta parte suya que ya tenia quince anos, este angel, la unica cosa enorgullecedora que habia producido el sobre la Tierra. La observo en silencio, el rostro puro y terso, la nariz finita, los labios semiabiertos, y escucho su respiracion superficial.

A un impulso, se inclino mas cerca, rozandole la mejilla con los labios. Cuando el se volvio hacia atras, los ojos de ella se abrieron.

– Hola -musito en un hilo de voz suavisimo y profundamente amodorrado.

– Que tal, querida. Te he extranado. Te invito a desayunar manana.

– Hummm.

– Duermete ahora. Manana estaremos juntos. Buenas noches, Judy.

Al ponerse en pie, vio que ella ya se habia vuelto a dormir. Se quedo todavia un momento a su lado, y luego abandono la habitacion. La sala estaba mas iluminada que antes, y se percato de que Barbara habia encendido las luces de la pared. Se pregunto por que lo habria hecho.

Barbara estaba descansando en el sofa, con ambos codos sumidos en un cojin en su regazo y un vaso jaibolero con alguna bebida entre ambas manos.

– Ahi esta tu copa -dijo ella, senalando con la cabeza un vaso lleno de escoces al otro extremo de la mesa de cafe.

– ?Que estas tomando? -pregunto el con ligereza-. ?Seven-Up con hielo?

– Lo mismo que tu.

La cosa no prometia, resolvio el mientras daba la vuelta para ocupar la silla vacia frente a ella. Barbara no habia compartido el licor con el en anos. Se tomaba uno o dos tragos en las fiestas, pero cuando estaban solos, se rehusaba a beber un jaibol con el. Habia sido su manera de reprocharle, de hacerle entender que ella odiaba la forma en que el bebia; esa manera de beber que lo enajenaba, que lo apartaba, que lo ayudaba a eludir cualquier relacion con su esposa. Pese a todo, aqui estaba con ella con un escoces. ?Seria este un indicio saludable u ominoso? Opto por creer que fuera lo segundo, y se mantuvo en guardia.

– ?Estaba Judy dormida? -le preguntaba ella en ese momento.

El tomo su vaso al tiempo que se sentaba.

– Si. Desperto por un segundo. Desayunaremos juntos por la manana.

– Bien.

El dio una probada a su escoces.

– ?Como le esta yendo en esa nueva escuela particular, la que esta en las afueras de Oakland que tanto os convenia a vosotros. ?Esta…?

– No esta -le detuvo Barbara-. Ya no esta alli, desde hace un mes.

El no oculto su sorpresa.

– Bueno, y entonces, ?donde esta?

– En casa. Esa es una de las razones por las que queria yo verte esta noche. Judy fue expulsada de la escuela hace un mes.

– ?Expulsada? ?De que estas hablando? -No habia precedente de semejante cosa. Su Judy era perfecta, siempre lo habia sido, una estudiante aplicada, puros dieces-. ?Quieres decir que la escuela la dejo irse?

– Quiero decir que la expulsaron. No fue expulsion tentativa, ni suspension temporal. -Hizo una pausa para subrayar las siguientes palabras-. Por drogadicta.

El sintio como su rostro enrojecia.

– ?De que demonios estas hablando?

– Estoy hablando de acelerarse. Estoy hablando de bencedrinas, barbituricos, dexedrinas, cocaina, ataraxicos. Estoy hablando de metoanfetaminas, Steven, de las que se chupan y las que se inyectan. Judy fue sorprendida como caminando entre nubes, y despues de que la directora la regreso a esta Tierra, hablo con ella y luego hablo conmigo, y sencillamente la echaron fuera.

– ?Quieres decir que no le dieron una segunda oportunidad? Esos bastardos, cualquier adolescente es susceptible de descarrilarse un poco en estos tiempos, de ser influenciado por alguien, de experimentar…

Barbara lo interrumpio.

– Ella no estaba experimentando, Steven. Se aceleraba con toda regularidad: es adicta. Y no estaba siendo influenciada por ninguna de sus condiscipulas. Es mas, ella habia influenciado ya a una o dos de sus companeras.

El sacudio la cabeza.

– No puedo creerlo.

– Pues sera mejor que lo vayas creyendo.

– Barbara, esto no le ocurre a una chica como Judy. ?Donde estabas tu?

– ?Donde estabas tu, Steven? -Lo habia dicho sin animosidad, como la mera exposicion de un hecho-. Perdona. ?Donde estaba yo? ?Por que no lo note? Porque uno no se da cuenta al principio. Es demasiado inesperado. No se fija uno en eso. No lo ve. Hubo algunos cambios, pero yo los atribui a la nueva escuela, a lo agobiante de los estudios, a la dificultad para hacerse de nuevos amigos. Al principio parecia muy brillante, alerta y segura de si misma, cuando la veia los fines de semana; y luego, a veces, note que estaba irritable, desasosegada, deprimida, y ya al final, andaba ida. Entonces, de repente, me llamaron a la escuela, y ahi me plantearon todo.

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