el exito (aunque le fuera ajeno) y los modales de gran ciudad de su hijo. El amor que ella le profesaba era obcecado, ciego, sin discusion.

Resolvio sentarse al lado de ella y esperar a que despertara.

Al tiempo que Randall cruzaba la habitacion, la cabeza de Clare asomo sobre la revista que estaba leyendo.

– Steven, ?donde has estado todo este tiempo?

– Estaba dentro, con papa.

Ed Period Johnson giro en su silla.

– ?Dijo algo el doc?

– Ha estado muy ocupado. Ya veremos cuando salga.

Despertando de subito, Sarah Randall se aparto del brazo del sofa y aliso su vestido. Randall la beso en una mejilla y la rodeo con un brazo.

– No te apures, mama. Todo saldra bien.

– Donde hay vida, hay esperanza -dijo Sarah Randall-. Del resto se encarga el buen Senor. -Miro a Tom Carey, que acababa de colgar el telefono-. ?No es asi, Tom?

– Absolutamente, senora Randall. Nuestras plegarias seran escuchadas.

Steven Randall vio la mirada de Carey dirigirse hacia la entrada de la sala de espera, y la siguio, e inmediatamente se puso en pie.

En ese momento aparecia el doctor Morris Oppenheimer, poniendose la chaqueta y visiblemente distraido por algo que tenia en mente. Hurgando en sus bolsillos en busca de un cigarrillo, lo hallo y, al llevarselo a los labios, parecio darse cuenta de la presencia de los demas y del aumento de tension que les habia producido su llegada.

– Quisiera tener algo nuevo que informarles -dijo, sin dirigirse a nadie en particular-, pero no hay nada todavia.

Con un gesto indico a Randall que se sentara, luego alcanzo y arrimo una silla para si, frente al sofa, y se sento en ella encendiendo por fin su cigarrillo mientras Clare, Johnson, el tio Herman y el reverendo Tom Carey le hacian rueda.

– Ahora bien, hablando en terminos medicos, he aqui aquello contra lo que estamos luchando -dijo el doctor Oppenheimer, dirigiendose principalmente a Randall y a su madre-. Nathan sufrio esta manana una trombosis cerebral de origen incierto. El colapso fue producido por la obstruccion de una arteria en el cerebro; un coagulo. El resultado comun de estos accidentes cerebrales es la perdida de la conciencia, generalmente seguida de, por lo menos, hemiplejia temporal.

Hizo una pausa para fumar. Steven Randall le pregunto:

– ?Que es la hemiplejia?

– La paralisis de todo un lado… por lo comun de la cara, el brazo, la pierna…; el lado opuesto a la parte del cerebro donde tuvo lugar el dano. En este caso es el lado izquierdo. Antes de que Nathan cayese en coma, su costado izquierdo mostro indicios de paralisis, pero los organos vitales le estan funcionando. No se ha agravado su estado. -El medico exploro el circulo de rostros preocupados-. Ese es el resumen.

– Doctor Oppenheimer -le dijo Randall con impaciencia-, no nos ha dicho si mi padre podra resistir. ?Que posibilidades tiene?

El medico se encogio de hombros.

– Yo no puedo predecir. Mi profesion no es la de Nostradamus, Steven. Es demasiado pronto para decirlo. Su condicion es critica; eso no lo niego. Estamos haciendo todo lo que podemos. Siempre y cuando este colapso no se complique con un ataque al corazon… o bien, yo le concederia una buena probabilidad de salir de esta.

Se inclino para acercarse mas a Sarah Randall.

– Sarah, tu marido tiene una buena constitucion. Tiene el deseo de vivir. Tiene fe. Esas son cosas que no hay que considerar a la ligera. Pero no puedo ocultarte la realidad tras un cristal color de rosa. Su estado es grave. Debemos darnos cuenta de eso. No obstante, hay muchas cosas mas, tambien. De momento, lo unico que podemos hacer es estar alerta y esperar. Muchas personas muy famosas han tenido accidentes cerebrales similares y han sobrevivido, y han realizado vidas productivas posteriormente. Como el doctor Luis Pasteur. Cuando tenia cuarenta y seis anos, Pasteur sufrio un colapso y una paralisis no muy distinta de la que afecta a tu marido. Sin embargo, se recupero, y en los anos siguientes mejoro lo suficiente para proseguir con su carrera, y aislo el germen del colera en la gallina, investigo el antrax, fue el pionero de las vacunas, descubrio un tratamiento contra la hidrofobia, y vivio hasta la edad de setenta y tres anos.

El doctor Oppenheimer apago su cigarrillo y se levanto.

– De modo, Sarah, que podemos esperar lo mejor.

– Rezare -dijo Sarah con firmeza, mientras Clare y Randall la ayudaban a levantarse.

– Haras algo mas que eso -le dijo el doctor Oppenheimer-. Te iras a tu casa y dormiras un poco. Lo importante es que conserves tus fuerzas… Clare, encargate de que tu madre tome un sedante, una de las tabletas que le prescribi, antes de irse a la cama… Steven, cuanto siento que hayamos tenido que vernos en circunstancias semejantes. Pero, como dije, esperaremos lo mejor, y estare en estrecho contacto con los medicos de guardia y el servicio de emergencia. Si hay algun cambio durante la noche, estare en contacto con ustedes; de eso puedes estar seguro. De otra manera, bueno, te vere aqui por la manana.

El medico tomo a Sarah Randall del brazo y la condujo fuera de la sala de espera, hablandole en un tono reconfortante y suave.

Los demas permanecieron rezagados algunos instantes. El tio Herman se habia emparejado con Randall.

– ?Adonde vas a ir, Steven? Podemos hacerte la cama en tu viejo cuarto.

– No, gracias -dijo Randall, con presteza-. Mi secretaria reservo una habitacion para mi en el «Hotel Oak Ritz». Tengo que hacer muchas llamadas y no quiero desvelaros a todos vosotros. -En realidad, le habia prometido a Darlene que la telefonearia a su apartamento en Nueva York, y habia querido hablarle a su abogado, Thad Crawford, acerca de la venta a Towery y Cosmos Enterprises, pero el dia y la noche habian sido muy ajetreados, y ahora se sentia demasiado cansado-. Ademas, quiero telefonearles a Barbara y a Judy a San Francisco. Siempre le han tenido mucho afecto a papa, y me parece que deberia…

– ?Dios mio, olvidaba decirte…! -le interrumpio Clare, empujando para ponerse al lado de su hermano-. Ellas estan aqui; Barbara y Judy estan aqui, en Oak City.

– ?Que?

– Me olvide, Steven. Perdoname, estoy tan embrollada. No puedo acordarme de nada. Las telefonee a San Francisco justo despues de haberte llamado a Nueva York. Las dos estaban terriblemente alteradas. Tomaron el primer avion. El tio Herman me dijo que llegaron aqui a la hora de la cena y que se vinieron directamente del aeropuerto al hospital. Vieron a papa, y esperaron un poco a ver si llegabas, pero Judy se puso tan nerviosa que Barbara acabo por llevarsela al hotel un instante antes de que te trajera yo del Aeropuerto O'Hare.

– ?En donde estan hospedadas?

– En el «Oak Ritz», ?donde sino? ?Es que hay otro hotel decente aqui? -dijo el tio Herman-. Y dejame ver… Barbara me dijo que te avisara que, si no era muy tarde, queria verte cuando salieras del hospital.

Randall consulto su reloj. No era la medianoche, todavia. No era tan tarde. Barbara estaria levantada y esperandolo. El ansiaba que aquel horrible dia maldito terminara ya. No estaba de humor para una reunion con su mujer, despues de tanto tiempo, de tantas cosas, pero no habia modo de zafarse. Ademas, su Judy estaria alli, y esta noche deseaba verla.

– Okey -respondio-, ?quien me lleva al hotel?

La puerta de la suite del hotel se abrio, y alli estaba ella.

– Hola, Steven.

– Hola, Barbara.

– Lamento lo de Nathan -dijo la mujer- Lo quiero como queria a mi propio padre. Eso siempre le ocurre a la gente buena, ?verdad?… Bueno, no nos quedemos parados aqui. Entra, Steven. Me da gusto que pudieras venir.

Ella no le habia ofrecido un beso, ni el habia hecho el intento de besarla. Entro a la sala detras de ella. El cuarto estaba limpio, pero desalinado; habia un desorden de sillas desiguales, dos mesas de cafe, un sofa, un gabinete abierto, convertible en bar, con vasos en el compartimiento superior junto a una botella de escoces sin

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