queria decir billetes. Papel moneda. ?Pero y si la fortuna no eran billetes sino oro? Por ejemplo en monedas de oro. ?Y si lo que el dijo fue «Flora tiene el oro», queriendo decir que el oro estaba escondido en la fuente?

Matthew fruncio el ceno, recordando los ultimos momentos de vida de su padre. Luego asintio lentamente, una llamita de esperanza se encendio dentro de el.

– Es posible.

– En cuanto se me ocurrio, vine aqui. Me puse a examinar la base de la fuente y encontre una grieta en la piedra justo antes de que tu llegases. Creo que el tesoro puede estar escondido ahi dentro.

El clavo en ella una mirada estupefacta.

– ?Y me lo dices ahora?

Ella miro al cielo.

– He intentado decirtelo. Varias veces. Pero estabas demasiado ocupado declarandote. No es que me este quejando, entiendeme.

Matthew solto una carcajada y, cogiendola en brazos, la hizo girar. Tras depositarla sobre sus pies, le dijo:

– ?Te he dicho ultimamente lo brillante que eres?

– Bueno, lo cierto es que no creo que lo hayas dicho nunca.

– Que lamentable descuido por mi parte. Eres absolutamente brillante. Gracias a Dios que has decidido casarte conmigo, asi me puedo pasar el resto de mi vida diciendotelo todos los dias.

– No debes decir que soy brillante hasta saber si estoy o no en lo cierto.

– Incluso aunque no lo estuvieras, es una brillante deduccion. ?Donde esta esa grieta en la piedra?

Tomandolo de la mano, lo condujo hacia la fuente, se arrodillo y se lo mostro.

– ?Ves la grieta y la piedra suelta de ese lado?

– Si.

La excitacion lo atraveso. Sacando el cuchillo de su bota, introdujo la delgada hoja. Durante varios minutos los unicos sonidos fueron el goteo de la fuente y el raspar del cuchillo contra la piedra.

– Ya esta suelta -dijo el, sintiendose incapaz de ocultar la excitacion de su voz. Deposito el cuchillo en el suelo y logro meter la punta de un dedo en el lateral de la piedra. Moviendolo de un lado a otro, lo fue sacando poco a poco-. Casi esta -dijo, agarrando mejor la gruesa piedra.

Un momento despues la piedra del tamano de un ladrillo se deslizo para revelar una oquedad oscura. Matthew miro a Sarah, que en aquel momento miraba fijamente la abertura.

– Creo que deberias hacer los honores -dijo el, senalando el hueco con la cabeza.

Ella nego con la cabeza.

– No. Mira tu. Es tu fortuna.

– Miraremos juntos ya que es nuestra fortuna.

– Cierto.

Estaban a punto de meter sus manos a la vez en la abertura cuando una voz dijo a sus espaldas:

– Es verdaderamente enternecedor, pero en realidad es mi fortuna.

Matthew se giro sobre si mismo para mirar unos ojos familiares. Pero en lugar de la amistad que estaba acostumbrado a ver alli, un odio manifiesto brillaba intensamente en ellos, un sentimiento mas real si cabe por la pistola que le apuntaba directamente al pecho.

Capitulo 19

Clavando la mirada en unos frios ojos azules, Matthew dijo con serenidad:

– Bueno, esto si que es toda una sorpresa.

– Una muy agradable…, por lo menos para mi. Habia perdido la esperanza de recuperar el dinero que tu padre me robo. Ahora quiero que los dos os pongais de pie… con mucha lentitud y en completo silencio. Y Matthew, si veo que intentas sacar ese cuchillo de la bota, disparare a la senorita Moorehouse. -Lord Berwick meneo la cabeza y chasqueo la lengua-. Y se que no te gustara nada.

Matthew se levanto muy lentamente mientras su mente buscaba la mejor manera de escapar. Lucho contra su instinto primario, que no era otro que echar a un lado a Sarah y ponerse delante. Si Berwick abria fuego desde esa corta distancia, lo mas probable es que los matara a ambos de un solo disparo. Mejor que la pistola solo lo apuntara a el.

Tan pronto como estuvieron de pie, Berwick dijo:

– Empuja el cuchillo hacia mi con el pie. Acercalo lo suficiente como para que lo pueda coger.

Matthew obedecio, luego Berwick lo miro por encima de la hoja.

– Gracias. Ahora levantad las manos.

– Que educado -dijo Matthew secamente, levantando los brazos.

– No hay motivos para no ser educados.

– Estupendo. Entonces deja que la senorita se vaya.

Berwick meneo la cabeza con tristeza.

– Me temo que no puedo. Daria la alarma y con eso lo unico que conseguiria es convertir esta simple transaccion en una debacle. -Miro con rapidez a Sarah-. Si te mueves o haces algun tipo de ruido, le disparare, ?has entendido?

Por el rabillo del ojo, Matthew vio que Sarah asentia con la cabeza. Queria mirarla, tranquilizarla de alguna manera, pero no se atrevio a apartar la mirada de Berwick.

– No es posible que creas que podras escapar -dijo.

– Claro que lo hare. Primero cogere mi dinero, el que tu padre me robo, y luego me ire.

– Mi padre tenia muchos vicios, pero no era un ladron. Ese dinero lo gano jugando.

– Ya, pero me lo gano a mi. Era mi dinero. -La colera atraveso sus rasgos-. Se suponia que no iba a… ganar. Ni que yo podia perder. Habia vendido todo lo que tenia para obtener ese dinero… Todo. Necesitaba triplicarlo para saldar mis deudas. Y lo hubiera hecho… si tu estupido padre, que jamas ganaba, no hubiera tenido el golpe de suerte mas increible del que haya sido testigo. Era como si no pudiera perder. Y yo no pudiera ganar. Y eso que no jugaba como deberia jugar.

Matthew inclino la cabeza.

– Ya veo. Asi que lo invitaste a jugar, pensando en desplumarle. Que desproposito, ya que no tenia nada que perder.

– Si que tenia. Acababa de presumir delante de mi de haber ganado una enorme suma de dinero. La partida seria entre nosotros dos. Las apuestas serian muy altas. Y se suponia que yo ganaria. -Berwick miro a Matthew con los ojos entrecerrados-. Y pensaba recuperarlo. Lo habria hecho, pero no lo llevaba con el en el carruaje como yo habia pensado que haria. Asi que se lo hice pagar. Con su vida.

Matthew se quedo paralizado cuando la verdad lo golpeo como un ladrillo en la cabeza.

– Fuiste tu… Tu fuiste el salteador de caminos que le disparo.

La furia que asomo a los ojos de Berwick transformo sus bien parecidos rasgos en los de un ente demoniaco, pero seguia sin hacer sombra a la furia que embargaba a Matthew.

– No merecia menos. Deberia haber llevado el dinero con el, pero no lo tenia. No se donde lo escondio ni como lo hizo, pero encontro la manera. Te espie tras su muerte para saber si habias pagado sus deudas, pero pasaron varios meses y no lo hiciste; me di cuenta de que o bien no sabias nada del dinero o bien no sabias donde estaba.

»Luego comence a escuchar interesantes rumores. Sobre lo solitario que te habias vuelto, que no salias de la hacienda, que evitabas hacer vida social…, aparte, claro esta, de un repentino y desmedido interes por la jardineria. -Berwick sonrio, una gelida sonrisa que no llego a sus ojos-. Algo sumamente interesante, sobre todo porque se que las flores te hacen estornudar.

– No todas las flores, solo las rosas -corrigio Matthew.

Berwick simplemente se encogio de hombros.

– Supuse que debias de estar buscando el dinero en el jardin. Me he pasado varias semanas observando tus excavaciones nocturnas, esperando que encontraras lo que es mio para poder recuperarlo.

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