Matthew achico los ojos cuando otra pieza del rompecabezas encajo en su lugar.

– Tu mataste a Tom Willstone.

Berwick se encogio de hombros otra vez.

– Por desgracia para el, me vio en el bosque esa noche. Me amenazo con decirtelo. No podia arriesgarme a que lo hiciera.

«Tenia que conseguir que siguiera hablando.» Si permanecian alli el tiempo suficiente, lo mas seguro es que alguien fuera a buscarlo. Pero Matthew se temia que tardarian algun tiempo. Despues de haber llegado a la casa y que lady Wingate le informara de que Sarah estaba en jardin, le habia dirigido a Daniel una mirada significativa. No le cabia duda de que su amigo habia entendido que queria algo de privacidad con Sarah. Por lo tanto, Daniel haria lo imposible para asegurarse de que no los molestaran en un buen rato.

Pero Berwick no lo sabia. Si seguia hablando con el el tiempo suficiente, ese bastardo acabaria por cometer algun error. Todo lo que Matthew necesitaba era que Berwick diera un paso en falso.

– Asi que fue por el dinero por lo que querias una invitacion a mi reunion campestre -dijo en tono coloquial.

– Si. ?Que mejor manera de vigilar tu idas y venidas? Me traje a Thurston y Hartley conmigo para apartar la atencion de mi y no levantar sospechas. -Se rio entre dientes-. Debo decir en tu honor, que ha sido muy entretenido. En especial mientras no cavabas, Langston. Estaba claro que tenias intencion de escoger a una de las bellas asistentes para convertirla en tu esposa, pero te fijaste en la fea solterona. Pero eso no ha sido mas que otro golpe de suerte para mi -sonrio-. Lady Julianne sera una esposa perfecta.

Sarah solto una exclamacion ahogada, y Matthew rezo para que no se le ocurriera moverse. Cuando estaba a punto de hablar, vio un leve movimiento en los setos a espaldas de Berwick, y se sintio invadido por la esperanza. Segundos mas tarde aparecio una sombra por la abertura de los setos que habia justo detras de Berwick.

Decidido a hacer saber a quienquiera que fuera cual era la situacion, dijo:

– Ya no tendras mas golpes de suerte, Berwick, a pesar de esa pistola y ese cuchillo. Incluso si nos matas y robas el dinero de la fuente, nunca podras salir de aqui sin que te descubran. Iras a la carcel y no volveras a ver la luz del dia.

– De eso nada. Parecera que utilizaste el cuchillo contra la senorita Moorehouse…, tu amante despechada, en defensa propia despues de que ella te amenazara con esta pistola. Oi vuestra horrible discusion e intente intervenir, pero llegue tarde. Con el barullo, la pistola se disparo y tu, por desgracia, resultaste herido de muerte. Y nadie sabra nada del dinero porque nadie sabe que existe. ?Entiendes? Una historia muy convincente. Y ahora, lamentablemente, ha llegado la hora de deciros adios.

– Julianne jamas se casara con usted -dijo Sarah con voz calmada.

Berwick le dirigio una mirada airada.

– Te he dicho que guardes silencio.

– Ya. Y que si no matara a Matthew. Pero esta bastante claro que lo va a hacer de todas maneras, asi que no hay motivo para que guarde silencio. -Y acto seguido, solto un grito espeluznante y ensordecedor.

Berwick, claramente furioso y nervioso, dirigio la pistola hacia Sarah. Matthew trato de cogerla con una mano y de alcanzar con la otra el cuchillo que guardaba en la otra bota; al mismo tiempo, vio un borron color cafe saltando por la abertura de los setos. En el mismo momento que Matthew tiraba a Sarah hacia al suelo y la protegia con su cuerpo, las fauces de Danforth se hundieron en la parte trasera del muslo de Berwick. Este grito y disparo la pistola. Luego el arma se le cayo de la mano y se derrumbo sobre el suelo con un cuchillo clavado en el pecho.

Matthew miro a Sarah y la rodeo con los brazos, escudrinando ansiosamente su palida cara con la mirada.

– ?Estas bien?

Al asentir con la cabeza se le deslizaron las gafas.

– Estoy bien. ?Estas herido?

– No. -Solto un silbido bajo y Danforth troto desde donde estaba olisqueando el cuerpo inmovil de Berwick-. Quedate con Sarah -le dijo al perro que inmediatamente se sento sobre su zapato.

Tras determinar con rapidez que Berwick estaba realmente muerto, Matthew regreso con Sarah y Danforth; el perro meneo la cola con dicha canina cuando le rasco detras de las orejas.

– Buen perro -dijo, palmeando el robusto flanco de Danforth. Por Dios, si que era un perro muy listo-. Nos has salvado la vida. -Miro a Sarah-. Le divierte morder a los asesinos…, yo le ensene.

– Muy bien hecho. De todas maneras tu solo nos hubieras salvado a los dos. No solo llevas otro cuchillo, sino que sabes como usarlo. -Puso su mano sobre la de el y sonrio-. Un talento muy util en un marido.

El apreto su mano y se deleito en su imagen. Maldicion, no entendia que hubiera habido un momento en el que no viera lo hermosa que era.

– Un talento muy util, cierto. Y uno que espero no tener que volver a exhibir jamas. Aunque no hubiera tenido posibilidad de utilizar el cuchillo si no fuera por tu grito. Muy efectivo. Lo cierto es que se me pusieron los pelos de punta.

– Bueno, no iba a dejar que te disparara.

– Por lo que te estoy muy agradecido. -Se levanto y le tendio la mano para ayudarla. Cuando ella estuvo en pie, la estrecho entre sus brazos. Sarah descanso la cabeza contra su pecho y el enterro la cara en su pelo-. Gracias a Dios no te hizo dano -susurro.

– Ni a ti. -Un escalofrio la recorrio de pies a cabeza y el la abrazo con mas fuerza.

– Has sido muy valiente. Cualquier otra mujer se hubiera desmayado.

– Estuve a punto. -Se relajo en el estrecho circulo de sus brazos y tomo la cara de Matthew entre sus manos-. Pero no iba a dejar que te hiciera dano. Siendo como eres una de mis grandes pasiones, prefiero que sigas de una pieza.

– ?Una de tus grandes pasiones? Creo que me siento insultado.

Sarah esbozo una sonrisa.

– Mi gran pasion.

– Mucho mejor -afirmo el un instante antes de que su boca cubriera la de ella.

– ?Matthew? ?Sarah? ?Donde estais? ?Estais bien?

La voz de Daniel, acompanada por el sonido de carreras, hizo que levantaran la cabeza.

– Aqui, en la fuente -llamo Matthew.

En un segundo aparecio Daniel seguido de Hartley y Thurston, y tambien de Logan Jennsen y Paul, cada uno de ellos llevaba o una pistola o un cuchillo cuando entraron en el pequeno claro.

Daniel observo la escena con la mandibula tensa.

– ?Que ha sucedido?

Matthew lo explico con rapidez, incluyendo la fortuna que supuestamente se escondia en la base de la fuente, algo que habia motivado el comportamiento de Berwick. Luego miro a Hartley y Thurston.

– ?Os importaria regresar a la casa para pedirle a Tildon que llame al magistrado?

– En absoluto -convinieron, aliviados de poder abandonar la escena.

Despues de que se fueran, Matthew miro a Paul.

– ?Podrias traer una manta para cubrir el cuerpo?

– Si, milord -contesto; luego tambien se marcho.

– A menos que me necesiteis para algo, ire a explicarle la situacion a las damas -dijo Logan Jennsen-. Todos oimos el grito y el disparo, y estaban bastante preocupadas.

– Gracias -dijo Matthew; apreto los dientes ante la larga y persistente mirada que Jennsen le dirigio a Sarah antes de irse.

– ?Estas seguro de que estais bien? -pregunto Daniel.

– Seguro -dijo Matthew.

– ?Estas seguro de no haberte golpeado la cabeza?

– Estoy seguro. ?Por que lo preguntas?

– Porque pareces haber olvidado buscar el dinero en la base de la fuente.

Matthew nego con la cabeza.

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