– Ah. ?Quieres decir… como comprar? La verdad es que estaria bien ir por algo de comida.

– Soy muy bueno haciendo la compra.

– ?Quieres bajar a la ciudad y empujar un carrito de supermercado? Por aqui no hay latas de caviar.

– Rose, dejalo ya.

– Esta bien, lo siento. Pero estoy segura de que no quieres venir.

– Si que quiero. Me niego a estar encerrado dos semanas en casa de Hattie mientras el resto del mundo decide que nuestro matrimonio es valido, voy contigo.

– Pero la gente pensara…

– ?Que? ?Que estamos casados? Eso es lo que se supone que tienen que pensar. Mira, Rose, acepto que tengamos que dormir en zonas distintas del porche, pero que cada uno lleve un carrito diferente en el supermercado me parece demasiada independencia.

– Creia que eras de los que piensan que nunca se tiene suficiente independencia.

Si, el tambien lo creia. Miro a Rose mientras desaparecia en el interior de la casa para buscar unos zapatos y se pregunto que habia pasado con aquel ideal.

Fue un dia muy satisfactorio, la clase de dia que Marcus nunca habia tenido.

Primero fueron al supermercado. El habia esperado que Rose se mostrara timida, pero lo presento a todos sus conocidos con soltura.

– Tienen que saber que estas aqui -le dijo ella-. Charles conoce a mucha gente de aqui y estoy segura de que se pondra en contacto con ellos para comprobar que estas conmigo. No te importa, ?verdad?

– No, yo…

– Despues de todo, no tendras que ver a esta gente despues de dos semanas. ?Cuantas latas queremos de espaguetis?

– Ninguna. ?Quieres comprarlos enlatados cuando los podemos hacer en casa? Si no quieres convertirte en una divorciada manana en vez de dentro de dos semanas, deja las latas en su sitio.

La gente los miraba y murmuraba. La noticia estaba corriendo como la polvora.

– El ambiente no parece muy amigable -comento Marcus mientras seguian con la lista de la compra.

– Mi padre mintio y engano a mucha gente, y luego mi primo hizo lo mismo. A todos los de la familia nos ven como unos parias.

– Pero tu pagas tus deudas, ?no? -pregunto Marcus.

– No tengo deudas. Pago en metalico o no me llevo nada. Siempre ha sido asi ?Judias con tomate?

– No. Ni tampoco queso envasado. ?Es que no tienes alma?

– Como para vivir-contesto ella con orgullo. -Tiene que ser la diferencia de culturas -dijo Marcus, empezando a sentirse desesperado.

Pero segun avanzaba el dia, mas fascinado se sentia. Rose lo llevo a ver las vallas porque, segun le explico ella, habia que comprobar una vez a la semana que los animales no las rompieran. Despues encontraron a una vaca atrapada entre un seto y un pequeno barranco formado por la erosion. La liberaron y vieron como volvia con la manada,

Luego se sentaron frente al mar a comer unos sandwiches que Rose habia preparado. Divisaron la aleta de un delfin, que jugaba entre las olas, y Marcus supo en ese momento por que Charles habia luchado tanto para mantener sus derechos sobre aquel lugar.

Seria un fabuloso complejo de vacaciones. Pero como granja era aun mejor.

– ?La playa es segura para nadar? -pregunto el.

– Claro.

– ?Podemos nadar?

– No. Tengo que ordenar.

– ?Como? ?Ya?

– Harry llegara en cualquier momento. Ve a nadar con el-dijo Rose.

– ?No te ayuda nadie a ordenar?

– Me gusta hacerlo. No necesito ayuda.

– Ahora me tienes a mi. Necesitas…

– Solo necesito un marido para que me de su apellido, ya lo sabes. Gracias por este dia tan estupendo -dijo mientras se levantaba. Quedate aqui y descansa.

– Rose, quiero ir contigo. Seguro que te duele el tobillo.

– Estoy bien. Y ya te lo dije: asustarias a las vacas. Hazle compania a Harry.

Pero Harry no queria compania. Tenia deberes.

– Tengo que hacer un trabajo sobre volcanes.

– ?Necesitas ayuda?

– No. Gracias de todas formas, pero estoy acostumbrado a hacerlo solo.

Asi que Marcus se volvio a la playa. Por lo menos alli encontraba placer. El agua estaba estupenda, y nado con la fuerza de un campeon de natacion. No en vano tenia un apartamento que le daba derecho a usar una piscina climatizada. Pero nado solo.

De repente se sintio muy intranquilo. ?Que estaba haciendo? Nada. Absolutamente nada. Nadie lo necesitaba.

Deberia estar contento. Tenia por delante dos semanas de vacaciones y nada que hacer. Eso le hacia sentir… no sabia como. Nunca habia deseado que lo necesitaran… sobre todo alguien que no lo queria.

Mientras ordenaba las vacas, Rose no hacia mas que mirarlo. Marcus parecia tener una perfecta forma fisica y, nadando en la playa, no tenia nada que ver con el ejecutivo del que se habia enamorado cinco dias atras.

?Enamorado? ?Se habia enamorado de Marcus Benson? Por supuesto que si.

– Y como una idiota -se dijo-, ?Como he podido enamorarme de Marcus Benson? -pregunto mientras las vacas la miraban-. ?Como he podido hacerlo?

Pero lo habia hecho. Se dio la vuelta y volvio a mirar el mar. Marcus seguia nadando con vigor, dando fuertes brazadas.

– No tenemos nada en comun -les dijo a las vacas-. El es como el gran principe Marcus, siempre rescatando a damiselas en apuros. Asi no puede haber una relacion de igualdad, no quiero que me rescaten durante el resto de mi vida.

«Si que quieres», penso inconscientemente.

– Si insisto, se vendria a mi lado del porche.

«No tendrias que insistir. Sabes muy bien lo que sientes cuando te toca. Y el tambien lo siente».

– ?Estas sugiriendo que lo seduzca? -pregunto, continuando con aquella conversacion con ella misma,

«Estas casada con el. No seria ilegal».

– ?Estas loca? Dentro de dos semanas se ira y…

«Te rompera el corazon».

El corazon y la cabeza se pusieron de acuerdo en aquel punto.

– Me he enamorado de el, pero no quiero al caballero de brillante armadura. Quiero al hombre que hace reir a Harry, al hombre que se preocupa por Ruby, al hombre que hace que mi corazon de un vuelco…

«Sigue portandote como hasta ahora. Manten las distancias. Y, sobre todo, manten tu corazon intacto», penso.

– Pero hace cinco dias que mi corazon ya no esta intacto.

Rose termino de ordenar y se encontro en la casa con Harry, que estaba metiendo unas salchichas en una cesta de picnic.

– Hoy toca noche en la playa -dijo el muchacho.

Noche en la playa. Era una costumbre que habian mantenido durante anos. En noches calidas como aquella encendian un fuego y cenaban en la playa. Nadaban, comian y regresaban a casa al anochecer.

Era una gran idea, pero… ?era tan buena cuando Marcus estaba con ellos?

– El todavia esta alli -dijo Harry-. Se ha ido a correr, asi que seguro que nos da tiempo a encender el fuego antes de que vuelva.

– Yo pensaba… ?no queria cocinar? Compro un monton de cosas esta manana.

– Hoy nos toca cocinar a nosotros, y haremos unas salchichas fabulosas -contesto Harry-. Llevate el banador. Y date prisa.

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