Erin se habia pasado con su amenaza. Aunque Matt sabia que Charlotte hab?ria sido capaz de pegar a los ninos. Porque ella no entendia que pegar a los ninos, cuando habian sufrido tanto en el pasado, habria sido como tirar a la basura todo el trabajo de Erin.

Asi que Matt no podia culpar a Erin por lo que habia hecho. ?Y como iba a culparla?. Toda mojada y llena de barro, estaba mas atractiva que nunca.

– ?Que te parece?- pregunto de nuevo.

– Creo que Cecil nunca ha estado tan limpio. Buen trabajo- afirmo, sonriendo a los tres.

– ?Eso quiere decir que podemos ira al concurso?-le pregunto Henry.

Matt asintio.

– Caro, os lo prometi, ?no?

William y Henry se miraron y Erin se dio cuenta de que Matt habia ganado otro punto con ellos. Alli tenian a un adulto que mantenia su palabra y no habian conocido a muchos que lo hicieran. A sus ojos, Matt se estaba convirtiendo en un heroe.

?Y para Erin?.

Acaricio el lomo de Cecil. Preferia distraerse, antes que pensar en Matt. Era dificil, pero necesario. Matt estaba comprometido con Charlotte, y aunque no lo hubiera estado, para ella seguiria siendo inaccesible. Aunque su corazon estuviera empezando a pensar de otra manera.

Debia ser por el modo en que le sonreia, se dijo. Y por el modo en que la hacia sonreir a ella. Su amabilidad y su forma de tratar a los ninos…

– Yo…pagare nuestra habitacion- dijo de pronto, tratando de dejar de pensar en el.

– No. Los ninos han trabajado mucho y sera su sueldo.

– Pero-…

– Nada de peros. Ahora, dadme las gracias y marchaos a dormir.

Erin sonrio.

– Dadle las gracias- les dijo Erin a los ninos.

Estos se echaron a reir y Erin se quedo mirando sus caritas agotadas, pero felices. Entonces le entraron ganas de besar al hombre responsable de esa felicidad.

Estuvo a punto de hacerlo, pero recordaba demasiado bien lo que habia pasado la ultima vez que le habia dado un beso. Y con una vez habia sido suficiente.

Una segunda podia ser desastrosa.

Asi que a las nueve de la manana siguiente, Erin iba en un coche, detras del remolque que llevaba a Cecil. Tenian que ir en coches separados, ya que en la camioneta no cabian los cinco y el coche de Erin no era lo suficientemente potente como para arrastrar el remolque.

El BMW de Charlotte podria haber servido, ero Matt tuvo la suficiente inteligencia como par no sugerirle que los llevara. Charlotte ya estaba suficientemente enfadada y llevar a los gemelos sentados en su carroceria de piel habria sido el remate. Ella tampoco lo habia sugerido, aunque Matt sabia que no le gustaba ir en la camioneta.

De ese modo, penso Charlotte, iria sola con Matt, mientras Erin los seguia en su coche.

Pero a ella no le importaba en absoluto, penso Erin mientras veia como la camioneta tomaba la primera curva. Iban muy rapido, pero le daba igual.

Oyo a los ninos atras, encendio la radio y se puso a cantar una melodia a pleno pulmon.

Los ninos estaban locos de contentos de poder ir a la feria de Lassendale. Y ella tambien. Y ni siquiera Charlotte podia estropear su felicidad. Era dificil decir quien estaba mas impresionado, si los ninos o Erin.

La feria es un paraiso agricola. Duraba dos semanas ya habia concursos de todo tipo, aunque Matt hubiera ido solo a pasar dos dias.

Matt, como participante, tenia pases y le habia dado uno a Erin antes de salir. Asi que ella aparco su coche al pie de la montana que dominaba Lassendale y luego se sumergio entre el gentio con sus dos pequenos acompanantes.

Aquel evento tenia sus origenes en el siglo XIX y en esos momentos era la feria mas grande de toda Australia y se desarrollaba en uno de los parajes mas bellos. Sobre el murmullo de la gente, se oia el sonido susurrante del mar lejano.

Erin miro a su alrededor, casi nerviosa por la belleza que la rodeaba.?Era precioso!.

– No tenemos ninguna prisa- les dijo a los ninos. Podemos ver todo con tranquilidad.

Habia muchas cosas con las que los ninos podian disfrutar: maquinas extranas, carreras de fantasmas y payasos a los que podias intentar meter pelotas en la boca…

Matt y Charlotte ya habrian llegado con Cecil. El concurso seria una hora despues, asi que Erin podia entretener a los ninos y luego buscar a Matt relajadamente.

Pero…

– Tenemos que ver a Cecil ahora mismo- dijeron los chicos, agarrandola de la mano y iterando de ella.

?Y si Matt necesita que lo ayudemos?. Cecil tiene que estar impecable. ?Y si se tira al suelo y se ensucia todo?. Ademas, queremos ver al jurado. Rapido, Erin.

Esta sonrio. Los ninos se sentian totalmente responsables del toro. Ojala ganara el concurso.

Pero daba igual, si el jurado decidia que el toro no era magnifico, los ninos los llamarian idiotas y darian su propio veredicto. A sus ojos, Cecil era el mejor.

Igual que Matt.

No tuvieron que insistir mucho para convencerla y en seguida se encontraron caminando en direccion al pabellon del ganado. Incluso sabiendo que alli estaria tambien Charlotte…

Cecil tenia un aspecto estupendo.

– Ha nacido para ser un campeon- dijo Matt con orgullo.?Veis como levanta la cabeza?. Eso no lo hace nunca en casa. Sabe que lo estamos mirando y le gusta pavonearse.

– ?Por el amor de Dios!- exclamo Charlotte.

Esta habia llegado harta de la camioneta de Matt y llevaban, ademas, una hora sin moverse de alli mientras Matt cepillaba a su preciosos toro. Ella queria salir a ver los caballos, pero no iba porque sabia que de un momento a otro llegarian Erin y los ninos y su sexto sentido le aconsejaba quedarse al lado de Matt.

– Hablas con el de una manera…?pero si parece que hasta crees que es inteligente!

– ?Estas diciendo que no lo es?.

Pero Charlotte no sonrio. NO estaba de humor.

– Se que vale una fortuna, pero es solo un toro, Matt.

En ese momento llegaron Erin y los gemelos.

Charlotte, al ver que los ninos se acercaban al toro, fue hacia ellos.

– Ninos, dejadlo en paz. Matt tiene que llevarlo ya.

– Nosotros tambien queremos ir.

– Tendremos que esperar una hora o asi hasta que los jueces den el veredicto.

– Esperaremos- dijo Henry.

Matt y Erin se miraron extranados. ?Estarian planeando algo?. Matt arqueo una ceja, interrogado en silencio a Erin y esta le hizo un gesto, asegurandole que los ninos se iban a portar estupendamente.

Y asi fue.

Nadie podia acercarse al toro durante el concurso. Solamente sus propietarios podian acompanarlos mientras el jurado inspeccionaba cada animal con gran meticulosidad.

La mayoria de los amigos y familiares se iba a dar una vuelta, pero los ninos permanecieron observando todo desde la valla que separaba al publico del jurado.

Estaban demasiado lejos para saber lo que ocurria, pero miraban en silencio, como si ellos tambien estuvieran siendo observados por el jurado. Y asi era, en parte, porque ellos habian colaborado para que Cecil tuviera tan buen aspecto.

Cuando los jueces colocaron la cinta azul alrededor del cuello de Cecil, Erin tuvo que hacer un gran esfuerzo para no echarse a llorar.

William si que lloro, abrazado a ella, mientras que Henry permanecia en pie, silencioso.

– Hemos hecho un buen trabajo- dijo Erin, abrazando a William. Nosotros Y Cecil

Entonces Erin levanto la vista y vio a Matt, alejandose del jurado con Cecil. Matt habia sito todo el tiempo

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