– Matt, ?que te parece si llevas a Charlotte a cenar mientras nosotros cuidamos de Cecil?. Luego puedes volver y pasaras aqui la noche. Te prometo que hasta entonces, no nos separaremos de tu toro ni un momento. ?Verdad, chicos?.

– Si,-dijo William.

– Si de verdad tiene que irse ahora con ella…-anadio Henry.

– Claro que tiene que irse con ella. ?no es asi, Matt?.

El asintio.

8

Charlotte parecio contentarse con cenar con el.

La feria de ganado era el acontecimiento mas importante del ano en Lassendale, asi que el restaurante del hotel donde iba a hospedarse Charlotte el personal se esforzaba para impresionar a la clientela.

El Maitre les dio una de la mejores mesas y luego les tomo nota.

Matt pidio un aperitivo, que consistia en un sufle hecho con queso de cabra.

De primer plato, comieron gambas con salsa picante y, de segundo, tomaron carne.

Al ver la carne, Matt se acordo de Cecil y de Erin y los amelos, que se habia qudado cuidandolo.

Durante toda la cena, apenas habia podido concentrarse en la conversacion de Charlotte.

– Si te parece, nos saltaremos el postre- dijo entonces Matt. Estoy algo preocupado por Cecil.

En realidad, lo que le parecia mal era estar alli, disfrutando de una cena excelente, mientras Erin estaba cuidando del toro.

– ?Por el amor de dios!- exclamo Charlotte, divertida.

Cuando ella le agarro la mano, el se encogio ante el contacto de ella. Lo que empezaba a ser preocupante, ya que aquella era la mujer con la que iba a casarse.

– Carino, epro si Erin esta acostumbrada a tratar con animales. TE recuerdo que ya desde pequena cuidaba de la granja de su padre.

Charlotte siguio hablando y el, mientras tanto, recordo una fuerte sequia que habia habido en la region cuando el era un adolescente. Aquella sequia dejo la zona sin apenas pastos y, aunque eso no habia supuesto ningun problema para las ricas granjas de su familia o la de Charlotte, habia dejado otras en muy mala situacion. Como la de los Douglas.

Jack, el padre de Erin, se habia resignado a su mala suerte despues de la muerte de su mujer, y habia sido Erin quien habia tenido que sacar adelante a sus siete hermanos.

Lo que la habia obligado a dejar los estudios e ir en busca de pastos donde alimentar a los pocos animales que tenian. Asi habia conseguido salvar la granja de su padre.

Tambien recordaba bien lo mucho que se habia enfadado su madre, cuando su padre le habia llevado unas cuantas balas de heno a Erin para que pudiera descansar durante un tiempo.

– Si la sequia dura mucho mas, acabaremos necesitando ese heno- le habia dicho. No puedes apiadarte de todas las pobretonas del distrito…

Entonces Matt se fijo en el rostro encendido de Charlotte y se dio cuenta de que ella seguramente habria opinado igual que su madre.

– Me voy al pabellon- dijo decidido.

– Matt, no seas tonto. Me apetece tomar un postre y luego hay un baile.

– Pero yo tengo ciertas obligaciones- aseguro el.

Justo en ese momento, entro en el restaurante alguien a quien conocia. Bradley Moore. Por supuesto, Bradley iba a los sitios mas lujosos y siempre andaba buscando a alguien con quien poder charlar de sus caballos. Entonces se le ocurrio que podia dejar a Charlotte con el.

– Hola, Bradley- le saludo.

?Matt!

– Bradley, tengo que volver a cuidar de mi toro.?Por que no te ocupas de que Charlotte se divierta?.

– Por supuesto- dijo Bradley, encantado.

– Pues entonces os dejo. ?Vendras manana a ver a Cecil en el desfile, Charlottte?

– Quiza- dijo ella, evidentemente enfadada. Dependera de lo que a Bradley le apetezca hacer.

– Muy bien- dijo Matt, marchandose.

Cuando volvio al pabellon, vio que los vaqueros habian hecho una barbacoa.

– Toma, Matt McKay- le dijo una mujer, dandole un trozo de pastel.

Como no habia tomado postre en el hotel, Matt tomo el plato encantado.

– Mira tu familia. Estan alli, bailando.

?Su familia?, penso Matt. Lo cierto era que oir aquello le agrado.

Cuando se volvio hacia donde provenia la musica, vio que un vaquero estaba tocando el violin y otro el arpa de boca. Luego se fijo en que Erin y los gemelos estaban bailando muy animados. Erin se habia puesto el vestido que habia comprado con Shanni y los vaqueros la sacaban a bailar sin parar. Estaba preciosa.

Sus increibles ojos azules le brillaban de felicidad y tenia las mejillas encendidas.

Mientras Matt se terminaba el pastel, la contemplo extasiado, y le entraron ganas de salir a bailar el tambien. Pero tenia que encontrar una mujer par poder participar en el baile, ya que solo se admitian parejas.

Asi que agarro a la mujer que le habia dado la tarta y la arrastro hasta el baile, antes de que ella pudiera protestar.

– Mira, William, ahi esta Matt- le dijo Henry a su hermano.

Erin, que estaba junto a ellos, oyo lo que decia el pequeno.

– ?Matt- lo llamo!

El se fio entonces en que la pareja de ella era un enorme vaquero a quien no conocia, pero que no le gusto a primera vista.

– ?Donde esta Charlotte?- le grito Erin.

– La he dejado con Bradley.

Ella solto una de sus deliciosas carcajadas y el vaquero que estaba bailando con ella la atrajo hacia si, perdiendo a Matt de vista.

Y no volvio a hablar con ella hasta cinco minutos despues, cuando la gente se dispuso en dos hileras y las parejas se iban cruzando en el centro.

– Debes fiarte mucho de ella- le dijo Erin a Matt cuando les toco cruzarse.

– ?Y por que no iba a fiarme?

– Bueno, con el dinero que tienes en el banco, es cierto que o debes preocuparte.-bromeo ella.

Luego Erin volvio al lado de su pareja y Matt se fio en que el vaquero lo estaba mirando fijamente.

Pero no habia motivo para ponerse de mal humor solo porque Erin estuviera bailando con otro hombre, se dijo Matt. Asi que decidio pasarselo bien y estuvo bailando con varias mujeres hasta que pudo bailar de nuevo con Erin.

Para entonces, los gemelos ya se habian cansado del baile y se habian ido a jugar con otros ninos.

De pronto, los musicos empezaron a tocar canciones lentas y Matt se dijo que lo mas prudente seria parar, pero Erin parecia muy a gusto. Asi que siguieron bailando muy apretados hasta que la musica ceso. Entonces, ambos se quedaron mirandose fijamente, todavia agarrados.

Justo en ese momento, regresaron los gemelos.

– Ya es hora de irse a la cama- dijo William.

Seguramente, aquella habia sido la primera vez en toda su vida que el nino pedia que lo acostaran voluntariamente. Era evidente que les hacia mucha ilusion dormir en sacos sobre la paja de los corrales.

Finalmente, los dos adultos se soltaron.

– Pues vamos- dijo Matt.

– ?Cabremos todos con Cecil?- pregunto William.

– Claro, solo tendremos que convencer a Cecil para que nos haga sitio- comento Erin.

Matt se fijo en que el animal estaba echado justo en mitad del corral.

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