verlo, fue hacia el.

– Por fin has vuelto -dijo, entre enfadado y preocupado.

– ?Que ha ocurrido? -pregunto Jefri.

– Tahira ha desaparecido, y tambien Doy le Van Horn.

Capitulo 15

Jefri siguio a su padre hasta una sala privada junto al vestibulo. Hasta que el rey bajo la vista, no se dio cuenta de que Billie y el todavia estaban con las manos unidas.

– ?Cuando la han visto por ultima vez? -pregunto sin importarle lo que pensara nadie, incluido el rey.

– No se lo que esta ocurriendo -dijo Billie tocandole ligeramente el brazo-, pero se que mi hermano no le haria dano.

– Confio en tu hermano -le aseguro Jefri antes de volverse hacia su padre-. ?Estas seguro de que estan juntos? ?Han dejado alguna nota?

El rey le entrego una breve nota escrita con la letra perfecta de Tahira. No puedo hacerlo, habia escrito. Perdon por esta deshonra, pero debo escapar.

– No dice nada de Doyle -murmuro Billie-. A lo mejor no estaba con ella.

– Estan juntos -afirmo el rey -. Han estado mucho juntos. Los he visto varias veces en los jardines. No mencione nada porque pense que era solo amistad, nada mas.

Billie solto los dedos de Jefri y escondio el brazo de la pulsera a la espalda.

– ?Quiere decir que estan juntos como pareja? -pregunto, sorprendida.

– No se hasta donde han llegado. Pero si la ha mancillado…

Billie palidecio al imaginar a su hermano delante de un peloton de ejecucion. Jefri le toco el brazo.

– Aun no ha pasado nada. Pero no estoy tan preocupado porque se hayan ido juntos, sino porque Tahira es mi responsabilidad y me preocupa su bienestar.

– ?Y si Doyle y ella han… ya sabes, que pasara?

Jefri entendio la pregunta. Si Tahira no era virgen, ?se mantendria en pie el compromiso?

– Veamos primero que es lo que ha ocurrido-dijo, sin querer hacerse demasiadas ilusiones.

Pero si Tahira se habia enamorado de Doyle, todos sus problemas desaparecerian. Por eso acompano a Billie a su dormitorio y despues volvio con su padre, que estaba furioso ante el escandalo que se avecinaba.

– ?Como ha podido hacerme esto? A mi, que la he tratado como a una hija -estaba farfullando su padre cuando entro.

Jefri trato de mantener la calma.

– Has dicho que los has visto juntos algunas veces.

– ?Que? -el rey se acerco hasta la ventana y miro al exterior-. Si, varias tardes, en los jardines. No le di importancia.

A Jefri le resulto dificil de creer.

– Tahira tiene dieciocho anos, pero su experiencia es la de una nina. ?No se te ocurrio pensar que Doyle Van Hora podria seducirla facilmente?

– ?Confiaba en el! -protesto su padre-. ?Era un invitado en mi palacio, y a cambio esperaba su respeto!

– Pero no interrumpiste sus encuentros -dijo Jefri en voz baja, tratando de buscar la logica de la situacion.

Su padre se volvio hacia el, furioso.

– ?Que estas insinuando?

– Que podias haberlo detenido hace tiempo, y no lo hiciste. Me pregunto por que.

El rey se volvio de nuevo a la ventana sin responder. Jefri no pudo evitar pensar que aquello podia ser un plan premeditado de su padre. No la llegada de Tahira, eso lo habia pedido el mismo, pero si todo lo demas. En circunstancias normales, el rey jamas hubiera permitido a la futura esposa de uno de sus hijos estar a solas con otro hombre en los jardines del palacio. ?Y si todo habia sido un plan para calibrar hasta donde llegaban sus sentimientos hacia Billie?

– Eres un viejo muy astuto -dijo Jefri, sacudiendo la cabeza.

Su padre lo miro, extranado.

– ?De que estas hablando?

– Tienes muy poco que hacer. Primero con Reyhan y Emma, insistiendo en que estuvieran juntos antes de concederles el divorcio. Sospechabas que seguian enamorados y los obligaste a estar juntos hasta que no pudieron negar lo que sentian el uno por el otro.

Su padre sonrio.

– ?Que te hace pensar que Reyhan fue el primero? – pregunto, caminando hasta el centro de la sala.

Jefri lo miro. ?Tambien habia intervenido su padre en el matrimonio de Sadik con Cleo? ?Y tambien con el?

Dos horas despues, una avergonzada Tahira y un palido pero desafiante Doyle fueron obligados a regresar a palacio y a presentarse delante del rey en el salon del trono.

Jefri estaba a la derecha de su padre, y miro furioso a Doyle. Al margen de que quisiera o no casarse con Tahira, la joven estaba bajo su responsabilidad.

– Eras un invitado en mi casa -le dijo Jefri-. Fuiste tratado con honor y lo mismo esperaba de ti. En lugar de eso, has tomado uno de nuestros mayores tesoros para tu placer personal.

Doyle fruncio el diseno.

– Tahira no es un cuadro o un jarron. Es una mujer.

– Exacto, una joven muy especial y muy inteligente. No es tuya, Doyle Van Horn. No tenias derecho.

Tahira se coloco delante de Doyle.

– No le hagas dano, por favor. Se que lo que he hecho es imperdonable, pero no le hagas dano.

Doyle le paso un brazo por el hombro.

– No te disculpes. No has hecho nada malo.

– En eso tienes razon -dijo Jefri-. Aqui el acusado eres tu.

Doyle se irguio cuan alto era.

– No te tengo miedo.

– Deberias tenerlo -dijo el rey, con severidad-. Mantenemos la paz en el reino desde hace mil anos y nadie tiene derecho a secuestrar a una joven inocente para sus perversiones.

– No la he secuestrado -dijo Doyle, con los dientes apretados-. Solo queria ayudarla a escapar – miro a Jefri-. Tu no la quieres. Apenas la soportas y no estas enamorado de ella. ?Por que demonios insistes en casarte con ella? -sin darle tiempo responder, se volvio a Tahira-. Y tu eres igual. Di la verdad.

Tahira agacho la cabeza.

– Estoy aqui para someterme a los deseos del principe.

Doyle maldijo en voz baja.

– Tahira, por el amor de Dios, di lo que quieres de verdad, aunque sea por una vez. No pasara nada, te lo prometo.

Los ojos de la joven se llenaron de lagrimas.

– Te mataran.

– No somos tan salvajes -dijo el rey.

Jefri ya habia oido bastante. Bajo las escaleras y tomo la mano de Tahira.

– Ven conmigo -le dijo, amablemente-. Hablaremos en privado.

Y despues de dar ordenes a los guardias de que custodiaran a Doyle, llevo a Tahira a una pequena antesala detras del trono. Alli la sento en un sillon y le dio un vaso de agua.

– ?Estas bien? -le pregunto.

Ella asintio, sujetando el vaso con las dos manos.

– Doyle no me ha hecho dano. Tienes que creerme.

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