Lori hizo un esfuerzo por saludar amablemente a pesar del nudo que tenia en el estomago. ?Que le pasaba? Reid habia sido coherente con la eleccion de la otra enfermera. ?A ella que le importaba?

– Esta cansada y un poco malhumorada, pero no es espantoso -le explico Lori.

– Puedo manejarla -afirmo Sandy-. Si mi paciente me complica las cosas, empiezo a hablar de mi culebron favorito. Normalmente, les aburro tanto que se quedan dormidos. Por eso me encanta el turno de noche -se inclino hacia Lori-. Aunque hay que amar este trabajo. Te pagan doce horas por un turno de ocho.

– Fantastico. Ire a despedirme de Gloria.

– Claro. Hasta manana.

Lori asintio con la cabeza y volvio al despacho.

– Me marcho -le dijo a Gloria-. Volvere por la manana.

Gloria dejo de mirar la revista que estaba leyendo y la miro por encima de las gafas.

– No se por que crees que me importa que vengas o te vayas. Me da exactamente igual.

– Yo tambien lo he pasado bien, Gloria -Lori sonrio-. Ha sido un dia estupendo.

Reid aparco el deportivo detras del Downtown Sports Bar y se bajo. Se quedo un minuto mirando la puerta y se dijo a si mismo que no iba a ser tan espantoso. Llevaba trabajando en el bar familiar desde que se rompio el brazo y tuvo que retirarse del beisbol. «Trabajar» era una forma de llamar a lo que hacia. En teoria, era el director general. En la practica, entraba y salia cuando queria, a veces trabajaba detras de la barra, contaba historias de su carrera como jugador de beisbol y contrataba al personal femenino. Siempre habia pensado que ese bar dedicado al deporte era su refugio; un sitio donde recalar cuando era conocido y admirado. Ese dia se le caia la cara de verguenza. Todo el mundo que habia dentro lo conocia y apostaria su abultada cuenta bancaria a que todos habian leido el periodico de la manana.

– A mi que me importa -farfullo mientras abria la puerta trasera con su llave.

Con la intencion de pasar el trago lo antes posible, dejo a un lado la seguridad relativa de su despacho y entro en el bar. Se hizo el silencio y todos los ojos se clavaron en el. Reid siguio adelante.

– Hola… -lo saludo una de las camareras con una mueca que parecia una sonrisa-. Me alegro de verte.

El asintio con la cabeza y siguio su camino entre el gentio.

– ?Reid! -grito un tipo-. ?Que se siente al salir en los papeles?

Reid no hizo caso, echo una ojeada y vio dos caras conocidas en un rincon. Fue directamente hacia ellos.

– Reid -Maddie, una de las camareras, lo agarro del brazo-. Es una asquerosa. La noche que pasamos juntos fue maravillosa. ?Quieres que firme una carta o algo asi?

El hizo un gesto con la cabeza. Sabia que habian pasado la noche juntos en la misma cama, pero no podia acordarse de nada concreto en medio de su borroso pasado sexual.

Fue hasta donde estaban sus hermanos y se dejo caer en la silla que le ofrecieron. La habian colocado de tal forma que nadie pudiera verlo directamente. Cal, su hermano mayor, le acerco una jarra de cerveza.

– ?Como lo llevas?

– ?Tu que crees? -Reid dio un sorbo-. Es un infierno.

Walker, su hermano menor, hizo una mueca de compasion.

– Es una canallada.

Reid miro el plato de nachos que habia en la mesa, pero no tenia hambre.

– Lo peor de todo es que ni siquiera me acuerdo de ella. Fue durante la semana que mi equipo jugaba las eliminatorias. Estoy seguro de que estaba borracho -sacudio la cabeza-. ?Que mas da? Ella queria vengarse y lo ha conseguido. Hay periodistas por todos lados. Han rodeado mi casa.

– Es una posicion imposible de defender -comento Walker.

– Lo dice nuestro hermano el ex marine -anadio Cal.

– Sabe de lo que esta hablando -mascullo Reid-. Tengo que marcharme de alli. He pensado en ir a un hotel, pero me encontrarian. Algun empleado me venderia.

– Quedate con Penny y conmigo -le propuso Cal-. Tenemos sitio.

Reid vacilo. Tenian una casa bastante grande, pero acababan de tener un hijo y estaban concentrados en otras cosas.

– Te lo agradezco, pero seria un estorbo.

– ?Que va! -replico Cal.

– Puedes quedarte conmigo -intervino Walker-, pero tendria que ser en el sofa.

– Muy tentador -Reid sonrio-, pero no.

– Siempre puedes ir a casa de Gloria -dijo Cal-. Nadie te buscaria alli. ?No dijiste que una de las enfermeras la habia instalado en el piso de abajo.

– En el despacho… -confirmo Reid mientras pensaba esa alternativa.

– Tendrias todo el piso de arriba para ti -siguio Walker.

– Hay mucho espacio -murmuro Reid.

Ademas, su presencia desquiciaria a Lori y eso era un aliciente.

Una mujer se acerco a la mesa. Era alta y exuberante. Le sonrio.

– Carino, solo queria decirte que la noche que pasamos juntos fue increible. Me acuerdo de cada instante y estoy dispuesta a jurarlo. ?Quieres mi numero de telefono?

Reid la miro fijamente y se dio cuenta de que no la recordaba en absoluto. ?Que significaba eso?

– Te lo agradezco. Si necesito una declaracion firmada, le lo dire.

– No lo dudes. Siempre estoy dispuesta.

Ella se dio la vuelta y se alejo. El miro el contoneo de sus caderas y no sintio nada. Despues del dia que habia pasado, tardaria meses en volver a pensar en el sexo, y eso era una perspectiva desoladora. Se dejo caer contra el respaldo de la silla y miro a sus hermanos.

– La periodista me tiene bien atrapado. No puedo demandarla. No ganaria nada y seria un circo. Mi representante dice que si desaparezco, se desvanecera el interes.

– Tiene razon -afirmo Walker-. La gente se fijara en la vida de otro.

– ?Cuando? -pregunto Reid-. Tambien comente con mi representante la parte del articulo donde dice que dejo de ir a los actos beneficos cuando he aceptado asistir. Nunca haria algo asi.

No lo habia hecho. Detestaba esos actos y, por principio, nunca aceptaba una invitacion. Mandaba cheques… Su representante los mandaba.

– Que un nino me mande una carta para invitarme a un acto benefico no significa que tenga que asistir. Sin embargo, la periodista opina otra cosa.

– No te obsesiones -le aconsejo Cal-. No puedes hacer nada.

Reid sabia que era verdad, pero no soportaba que dijeran que era un canalla desalmado.

– Luego comente con Seth lo del equipo de beisbol que fue al campeonato del Estado. Segun el, es una confusion de la agencia de viajes. Yo no sabia nada de ese asunto.

Sus hermanos lo miraron con compasion, pero no sirvio de mucho. La compasion no era suficiente cuando lo acusaban de patrocinar a un equipo de beisbol para que fuera al campeonato del Estado y la agencia de viajes se olvido de darles el billete de vuelta. Los ninos y sus familias se quedaron abandonados a cientos de kilometros de sus casas sin poder volver.

– Yo no hice nada malo -farfullo. En realidad, no habia hecho nada en absoluto-. Le dije a Seth que me mandara todo, el correo electronico del nino admirador y la solicitud de apoyo. Lo leere yo mismo.

– ?Y luego? -pregunto Cal.

– ?Yo que se! Hare algo. Una cosa es que esa periodista opine que soy una nulidad en la cama, y otra muy distinta que diga que defraudo a los ninos. Nunca haria algo asi.

Uno de sus motivos principales para no responder personalmente las cartas que le mandaban era que no queria complicaciones.

– Me fastidia -siguio Reid antes de dar otro sorbo de cerveza-. Mi vida ha vuelto a tocar fondo.

– ?Es peor que cuando te rompiste el brazo? -pregunto Walker.

– No -contesto Reid-. No tanto.

– Solo queria que vieras las cosas con perspectiva -Walker se encogio de hombros.

Efectivamente, no era peor que aquello, penso Reid. Pero se acercaba demasiado.

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