Jackson vio a su madre en cuanto esta entro.

– Estas guapisima -le dijo al darle un beso en la mejilla.

– Tu tambien -le puso las manos sobre los brazos y le dio un beso-. Estas muy apuesto. Y eso que no eres tu quien va a casarse. ?Te he dicho alguna vez cuantas ganas tengo de ser abuela?

– A veces pasas toda una hora sin mencionarlo.

– Mmm, que fallo. ?Que tal van las cosas por aqui?

– De mal en peor -reconocio el-. Hay problemas en el paraiso. Courtney y Alex se han enfadado. No tengo ni idea de como estan en este momento.

Su madre hizo una mueca.

– No me extrana que Janis me haya dejado un mensaje aconsejandome que bebiera algo antes de la boda. Espero que todo salga bien.

Jackson asintio, aunque ya no estaba seguro de que queria decir que las cosas salieran bien. Le parecia bastante poco probable que Alex y Courtney descubrieran como ser felices juntos, pero de todos modos estaba de acuerdo con Janis: curiosamente, hacian buena pareja.

Miro a su alrededor para asegurarse de que nadie les oia.

– Alex se presento en la habitacion de Katie, borracho, hace un par de noches.

– ?Que queria?

– Adivina.

Su madre sacudio la cabeza.

– Menudo lio. ?Que ocurrio?

– Katie me llamo y yo lo eche de alli -no le dijo como habia pasado la noche despues. Ciertos detalles era mejor no mencionarlos.

– Entonces, te lo has pasado bien con Katie -dijo su madre.

Jackson la condujo hacia la barra y pidio sendas copas. Mientras esperaban, la miro de frente.

– Si, mama. Tenias razon.

Ella suspiro, feliz.

– No me canso de que me digas eso. Entonces, ?te gusta?

– Es fantastica. Divertida y encantadora. Tierna, guapa, lista. Nos lo hemos pasado en grande. Ahora me arrepiento de no haber dejado que nos presentaras antes.

La mirada de su madre se volvio especulativa.

– Que interesante. Esperaba algo menos de entusiasmo. ?Piensas volver a verla?

– Si. Manana va a ensenarme Fool's Gold.

Su madre se puso seria de pronto.

– ?Para que? Tu no tienes ningun interes en este pueblo.

– Quiero ver donde vive.

– ?Nada mas? Porque se que estas pensando en trasladar tu empresa. Y no puedes trasladarla aqui, Howie.

El procuro no hacer una mueca al oir aquel nombre.

– ?Por que? Hay gente capacitada, un colegio estupendo y el precio del suelo no es caro.

– Si trasladas aqui la empresa, Katie pensara que lo haces por ella. Y es la hija de mi mejor amiga. No puedes hacer eso si no estas seguro al cien por cien de vuestra relacion. No quiero que le hagas dano.

– Yo tampoco quiero hacerselo.

– Nunca quieres. Pero lo haces. Te comprometes hasta cierto punto y luego das marcha atras. No estoy diciendo que hagas mal. Estoy segura de que ninguna de las chicas a las que has dejado era tu media naranja. Pero Katie es distinta. Hasta que sepas si lo vuestro va en serio, procura que no se haga ilusiones.

El camarero les sirvio las bebidas. Jackson le dio automaticamente un billete de veinte y rechazo el cambio. Queria decirle a su madre que se equivocaba. Que no habia nada de eso. Pero, si echaba la vista atras, se daba cuenta de que ella tenia razon. Era cierto que se comprometia hasta cierto punto. Pero, cuando llegaba el momento de la verdad, el momento de casarse, siempre daba marcha atras. Nunca se habia imaginado pasando el resto de su vida con una mujer concreta.

Hasta ahora.

Porque mientras que la idea de envejecer con Ariel o con cualquier otra lo habria hecho salir huyendo despavorido, la idea de pasar sesenta u ochenta anos con Katie le resultaba atrayente. Ella se haria cada vez mas bella con el paso del tiempo. Su sentido del humor y su curiosidad serian un reto para el. De pronto se descubrio deseando cuidar de ella, hacer que se sintiera segura.

– Por favor, no te lo tomes a mal -dijo su madre, muy seria-. Te quiero muchisimo, Howie, y me encantaria verle con Katie. Pero no quiero que sufra. Eres asombroso y es muy probable que se enamore de ti. ?Que mujer no se enamoraria de ti?

– Hablas como una verdadera madre -murmuro el-. Y te entiendo.

– ?Estas seguro?

– Haria cualquier cosa por evitar que Katie sufra.

– Bien. Procura recordarlo.

Capitulo 11

A pesar de las escenas melodramaticas, los llantos y los berrinches, Courtney estuvo preparada para recorrer el pasillo hacia el altar justo a tiempo. Katie ya habia ido a ver como iba el novio, y Alex estaba en su sitio, junto al sacerdote. Los dos novios estaban nerviosos y felices, y no paraban de decir a quien quisiera escucharles lo mucho que se amaban.

Los casi trescientos invitados habian ocupado tambien su lugar. Aquella cifra hacia que a Katie se le encogiera el estomago, pero al menos no era ella quien tenia que ocuparse del gentio. Ni pagar la boda, penso, preguntandose cuanto les habria costado a sus padres.

Regreso a la habitacion de la novia.

– Estoy perfecta -dijo Courtney, girandose delante del espejo.

Katie hizo lo posible por sacudirse la exasperacion que le producia la vanidad de su hermana. A fin de cuentas, era el dia de su boda, y solo quedaban unas horas mas. Pasaria por todo aquello porque Courtney era su hermana. Pero luego volveria a su rutina.

– Todo el mundo esta esperando -dijo Janis al entrar en la habitacion-. Courtney, estas preciosa. Tu padre ya esta aqui. Vamos.

Courtney se ajusto el velo, recogio su ramo de flores y sonrio.

– ?Verdad que este ha sido el mejor fin de semana del mundo? Todo ha sido perfecto, mama. Alex y yo te agradecemos muchisimo que haya sido tan romantico.

– De nada.

Su madre tomo a Katie del brazo y tiro de ella fuera de la habitacion.

– Gracias por tu ayuda -dijo-. No podria haber pasado por esto sin ti. No paro de repetirme que dentro de unas horas se habra acabado por fin.

– Eso estaba pensando yo. Te juro que, cuando me case, me escapare. O no habra mas de cincuenta invitados.

– Tu padre y yo gastaremos exactamente lo mismo en tu boda que en la de tu hermana.

Katie le sonrio.

– ?Podeis darmelo en efectivo, mejor?

Su madre la abrazo.

– Con intereses.

La ceremonia fue preciosa y transcurrio sin incidentes. En el banquete, el primer baile hizo suspirar a todo el mundo, la comida fue perfecta y la tarta ocupo un lugar de honor en el rincon. Los novios no habian querido que hubiera mesa presidencial. Habia, en cambio, una mesa especial solo para ellos: bajo un arco con colgaduras y bombillas parpadeantes.

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