Susan Mallery
La Hermana De La Novia
Amor en Fool's Gold, 2.5
Titulo original: Sister of the Bride (Ant. Summer Brides)
Capitulo 1
– Katie, carino, necesitas pareja para la boda de tu hermana.
– Ya tenia pareja, mama. Va a casarse con la novia.
– Esta bien, si, tu hermana te robo el novio -dijo Janis McCormick con un suspiro-. Y eso estuvo muy mal. Pero ya ha pasado casi un ano. Es agua pasada. Van a casarse. Toda la familia va a ir a la boda, y hay doscientos invitados. Vamos a pasar un largo fin de semana lleno de toda clase de acontecimientos, y te aseguro que te sentiras mejor si tienes pareja. Si no, la familia sera un tormento para ti, y nos volveremos las dos locas -su madre se detuvo por fin para recuperar el aliento-. Hazlo por mi, Katie, por favor.
En momentos como aquel, Katie odiaba la idea de crecer y comportarse como una persona adulta. Habia ocasiones en que la mejor solucion para un problema parecia una buena pataleta. Como aquella. Pero ella no habia sido nunca muy aficionada al drama: eso era cosa de su hermana. Y le costaba trabajo decirle que no a su madre. Sobre todo porque Janis no pedia demasiado. Era una de esas madres carinosas y atentas que se preocupaban por sus hijos, y de vez en cuando hasta le pasaba cincuenta dolares cuando quedaban para comer, a pesar de que Katie vivia sola desde la universidad y tenia un trabajo estupendo, que ademas adoraba.
– Mama -dijo-, te quiero, ya lo sabes.
– No digas «pero». Bastante nerviosa estoy ya. Tu hermana me esta volviendo loca. No tuve que empezar a tenirme el pelo hasta se prometio en matrimonio. Te juro que en cuanto comenzo a traer revistas de novias y a hablarme de tules, empezaron a salirme canas.
Katie se inclino hacia delante en el asiento del restaurante. Su madre y ella estaban tomando un almuerzo rapido para hablar de los ultimos cambios que habia hecho Courtney en sus planes de boda. A su hermana no parecia preocuparle que quedaran solo dos semanas para la ceremonia.
Tampoco parecia preocuparle haberle robado el novio a Katie.
No iba a amargarse, se recordo Katie. Se sobrepondria a aquellos sentimientos mezquinos. Courtney era su hermana y el lazo que habia entre ellas era fuerte y duradero. Pero tampoco estaria mal que Courtney se despertara la manana de su boda con un grano del tamano de Cleveland.
Katie se aclaro la garganta.
– Me gustaria ir con alguien a la boda, pero no hay nadie. Ya sabes que los solteros no abundan precisamente. No se me ocurre nadie en quien confie lo suficiente como para fingir que estamos saliendo.
– ?Me estas diciendo que no has salido con nadie desde que rompiste con Alex?
Tecnicamente, no habian roto. Alex y ella habian ido a una de las tipicas cenas de domingo en casa de sus padres. Llevaban meses yendo a aquellas cenas. Esa noche, sin embargo, Katie habia tenido la sensacion de que Alex iba a hacerle la gran pregunta. Sobre todo, porque habia encontrado por casualidad la factura de un anillo de diamantes en el bolsillo de su chaqueta cuando el se la habia prestado en un partido de futbol.
No estaba segura de querer pasar el resto de su vida con Alex, pero se dijo que era normal tener dudas. A fin de cuentas, ?como sabia una que un hombre era su media naranja?
Solo que Alex no se declaro.
La llegada inesperada de Courtney habia interrumpido la cena. Alex y Courtney se habian echado una mirada, y Katie habia dejado de existir.
– ?Katie? -pregunto su madre-. ?No sales con nadie?
– No. He estado muy liada con el trabajo, y ademas no me apetece.
Su madre suspiro.
– Son cuatro dias de familia y estres. No quiero tener que pasarmelos contestando a preguntas sobre tu vida amorosa, e imagino que tu menos aun. Tienes que llevar a un hombre.
– Lo siento, pero no.
– ?Que me dices de Howie?
«Santo cielo, no».
Le dieron ganas de darse de cabezazos contra la mesa.
– No, mama.
– ?Por que no? Es listo y rico, y muy divertido.
Y se llamaba Howie. Era el hijo de la mejor amiga de su madre. Las dos llevaban anos intentando emparejarlos. Katie se habia resistido con todas sus fuerzas. La ultima vez que habia visto a Howie, su madre y el estaban de visita en Fool's Gold. El tenia unos dieciseis anos, y era tan listo que ya estaba en la universidad. Alto, delgaducho, con los pantalones demasiado cortos y unas gruesas gafas de pasta negra, la miraba como si fuera una especie de bicho sin interes alguno. No habian tenido nada que decirse el uno al otro.
– Howie no me interesa -dijo con firmeza-. Prefiero contestar a preguntas indiscretas.
Ninguna mujer podia estar tan desesperada como para aceptar a Howie. Al menos, ella no lo estaba.
– Katie, no me hagas poner voz de mala madre.
Katie sonrio.
– Mama, tengo veintisiete anos. Tu voz de mala madre ya no funciona conmigo.
– ?Te apuestas algo? -su madre suspiro otra vez. La miraba con preocupacion-. Por favor. Estoy dispuesta a suplicartelo. ?Eso quieres? Estoy desesperada. Quiero que te lo pases bien -hizo una pausa-. Bueno, todo lo bien que puedas. Y no quiero que te preocupes por lo que puedan estar pensando los demas. Son cuatro dias. Casi no tendreis que veros.
Eran cuatro dias en un hotel de montana. ?Como iba a evitar a su familia… y a Howie?
– Esta haciendo un proyecto muy importante en el trabajo -anadio su madre-. Seguro que esta casi todo el tiempo ocupado.
Katie dudo, no solo porque adoraba a su madre, sino tambien porque las preguntas de su familia acerca de por que no se habia casado empezaban a volverse brutales. Alli estaba ella, la hermana mayor, soltera todavia y sin novio a la vista. Courtney no podia pasar ni un cuarto de hora sin enamorarse.
– Esta bien -dijo, accediendo al fin-. Pero solo para la boda. Nada mas. Nunca mas.
Su madre sonrio de oreja a oreja.
– Estupendo. Yo me encargo de avisar a Howie. Esto va a ser fantastico. Ya lo veras.
?Fantastico? A Katie se le ocurrian muchos adjetivos, pero ese no era uno de ellos. Ya empezaba a arrepentirse. ?Cuatro dias con Howie? Catorce anos antes, apenas habian aguantado una hora su mutua compania. Lo unico bueno de todo aquello era que, en aquel entonces, Howie habia sentido tanta antipatia por ella como Katie por el. Tal vez Howie consiguiera plantarle cara a su madre, y entonces nada de aquello importaria.
– No, mama -dijo con firmeza Howard Jackson Kent.
– Entiendo.
Una sola palabra. Pero aquella palabra carecia de importancia por si sola: era el tono lo que le hacia entrever que iba a volver a la batalla. Ya sentia las lanzas.
– Ignoraremos el hecho de que Janis McCormick es mi mejor amiga -anadio su madre, mirandolo desde el otro lado de la mesa.
Estaban en el despacho de Howard, por donde su madre se habia pasado por alli sin avisar, entre reunion y reunion. Solo tenia un modo de enterarse de que su hijo estaba libre, lo que significaba que Howard tendria que