jadeante. El le hizo un gesto hacia la zona de productos elegantes.

– Sigue adelante. Escoge algo.

Con una risilla temeraria fue hacia alli, cogio un bolso bordado con lentejuelas de un estante, y se lo colgo en el hombro.

– Muy bonito -dijo el.

Ella lanzo sus brazos alrededor de su cuello.

– ?Eres absolutamente el hombre mas emocionante del mundo, Jack Day! ?Te adoro!

Las manos de el se deslizaron abajo de su cintura para curvarse alrededor de sus nalgas y juntar sus caderas apretandola contra su ereccion.

– Y tu eres la mujer mas encantadora. No podia permitir que nuestra aventura amorosa se consumara en cualquier sitio ordinario, ?no crees?

Negro a rojo… Rojo a negro… La dureza que notaba apretarse contra su vientre no dejaba lugar a dudas, y sus sentidos empezaban a ponerse calientes y frios al mismo tiempo. El juego se acabaria aqui… en Harrods. Solamente Jack Day podia hacer algo tan increible.

El pensamiento de eso hizo que su cabeza empezara a girar como la pelotita en la ruleta. El le retiro el bolso del hombro, le quito la chaqueta de terciopelo y los dejo sobre un mostrador de paraguas de seda con mangos de palo de rosa.

Entonces se quito su chaqueta de esmoquin y la dejo con la de ella de manera que se quedo de pie delante de ella con una camisa blanca con el frente plisado, y una faja oscura envuelta alrededor de su estrecha cintura.

– Seguiremos con esto mas tarde -le dijo mientras le ponia de nuevo la bufanda sobre los hombros-. Exploremos.

La llevo por el famoso vestibulo de comida-gourmet de Harrods, con sus grandes mostradores de marmol y frescos en el techo.

– ?Tienes hambre? -le pregunto mientras tomaba una caja de bombones plateada de un estante.

– De ti -contesto ella.

La boca se curvo bajo el bigote. Quitando la tapa de la caja, saco un bombon de chocolate amargo y lo abrio por la mitad, derramando una llovizna de cremoso licor de cereza. Rapidamente se lo llevo a los labios, deslizando la parte del bombon con el licor. Con el chocolate en la boca bajo la cabeza para besarla. Cuando los labios se abrieron, el empujo los trozos dulces y pegajosos del bombon con la lengua. Chloe recibio los dulces con un gemido, y su cuerpo se volvio tan liquido e informe como el licor del bombon.

Cuando el finalmente se aparto, escogio una botella de champan, la descorcho, y la llevo primero a los labios de Chloe y despues bebio el.

– Por la mujer mas increible de Londres -dijo, inclinandose hacia adelante y lamiendo una ultima mota de chocolate adherida al rincon de la boca.

Vagaron por la primera planta, cogieron un par de guantes, un ramillete de violetas de seda, un joyero pintado a mano, y los colocando en un monton para recuperarlos mas tarde. Finalmente, llegaron al vestibulo de perfumes, y la envolvio una mezcla vertiginosa entre los olores mas finos del mundo, unas fragancias que se mezclaban con los olores de los cientos de personas que habian atestado los alfombrados pasillos durante el dia.

Cuando llegaron al centro, el dejo caer el brazo y la giro cara a cara. Empezo a desabrochar su blusa, y ella sentia una mezcla extrana de entusiasmo y desconcierto. A pesar del hecho que la tienda estaba vacia, estaban en el centro de Harrods.

– Jack, yo…

– No eres una nina, Chloe. Sigueme en esto.

Una emocion se disparo a traves de ella, cuando le abrio la blusa de seda para revelar las copas de encaje de su sosten. El cogio de una vitrina abierta una caja de Joy, le quito el celofan y lo desenvolvio.

– Apoyate contra el mostrador -le dijo, su voz tan sedosa como el tacto de su blusa-. Pon los brazos a lo largo del borde.

Ella hizo lo que le pedia, debil ante la intensidad de sus ojos plateados. Extrayendo el tapon de vidrio del cuello de la botella, lo metio dentro de la orilla de encaje de su sosten. Ella contuvo el aliento cuando el froto la punta fria contra su pezon.

– ?Te gusta la sensacion, no es verdad? -murmuro, su voz baja y fuerte.

Ella asintio con la cabeza, incapaz de hablar. Metio de nuevo el tapon dentro de la botella, recogio otra gota del perfume, y lo deslizo bajo el otro lado de su sosten para tocar el pezon opuesto.

Ella podia sentir como sus pezones se endurecian al tacto del cristal, y cuando el calor empezo a fluir por su interior, la cara hermosa y temeraria de Jack parecio nadar ante ella.

El bajo el tapon y ella sintio su mano moverse desde el dobladillo de su falda lentamente hacia arriba por sus medias.

– Abre las piernas -susurro.

Agarrada fuertemente al borde del mostrador, hizo le que le pidio. El deslizo el tapon hacia arriba por dentro de un muslo, sobre la cima de su media y en la piel descubierta, moviendolo en circulos lentos hasta el borde de sus medias. Ella gimio y abrio un poco mas las piernas.

El se rio malvadamente y retiro la mano de debajo de su falda.

– Todavia no, carino. Todavia no.

Se movieron por la tienda silenciosa, yendo de un departamento a otro, hablando muy poco. El le acaricio los senos cuando le puso un antiguo broche georgiano en el cuello de su blusa, le sobo el trasero mientras le ponia un pasador de filigrana por detras en el cabello.

Ella se probo un cinturon del cocodrilo y un par de bailarinas bordadas. En el departamento de joyeria, el le quito sus pendientes de perlas y los reemplazo por unos de oro rodeados con docenas de diamantes diminutos. Cuando ella protesto el gasto, el rio.

– Una vuelta de la ruleta, carino. Solo una vuelta.

El cogio una boa de maribou blanca, empujo a Chloe contra una columna de marmol, y le deslizo la blusa por sus hombros.

– Tienes una mirada muy inocente -le dijo, girandola un poco para quitarle el sosten. La tela sedosa cayo al alfombrado suelo, y se encontro ante el desnuda de cintura para arriba.

Ella tenia los senos grandes y repletos con pezones planos del tamano de medio dolar, ahora duros y fruncidos por su entusiasmo. El levanto cada seno en sus manos. Ella se deleitaba con mostrarle su cuerpo, y estaba tremendamente tranquila, incluso el frio de la columna era bienvenido en su acalorada espalda. El pellizco sus pezones, y ella jadeo.

Riendo, el recogio la boa blanca suave y la acomodo sobre sus hombros desnudos de modo que la cubrieran. Entonces el movio despacio los bordes con plumas atras y adelante, y asi sucesivamente.

– Jack… -ella queria que la tomara alli mismo. Queria deslizarse hacia abajo por la longitud de la columna, abrir las piernas, y tenerlo dentro de ella.

– He desarrollado un gusto repentino para el sabor de Joy -murmuro. Empujando la boa a un lado, el tomo un pezon erguido con la boca y empezo a chupar insistentemente.

Ella se estremecio cuando el calor viajo por cada parte de su cuerpo, quemando sus organos internos, quemando su piel.

– Por favor… -murmuro-. Ah, por favor… No me atormentes mas.

El se retiro un poco de ella, sus inquietos ojos molestos.

– Un poquito mas, carino. Yo no he terminadon de jugar todavia. Vamos a mirar pieles.

Y entonces, con una medio sonrisa que le decia que el sabia hasta que punto la habia llevado, le volvio a arreglar la boa entre sus senos, raspando levemente un pezon con la una cuando le coloco los bordes en su lugar.

– Yo no quiero mirar pieles. Quiero…

Pero el la llevo al ascensor donde manejo las palancas como si lo hiciera todos los dias. Mientras subia con el hacia arriba, solo la boa de plumas blancas le cubria los senos desnudos.

Cuando alcanzaron el salon de pieles, Jack parecio olvidarse de ella. Camino por los anaqueles, inspeccionando todos los abrigos y estolas en exhibicion antes de escoger un abrigo largo de lince ruso. Las pieles eran largas y gruesas, de color blanco plateado. El estudio el abrigo por un momento y entonces se volvio hacia

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