deberiamos intentarlo otra vez…

– ?Un accidente?

La mente de Ben se lleno de visiones del pasado. La primera vez que habia visto a Rachel, en el instituto: alta, delgada e inquietantemente bella. Estaba completamente fuera de su alcance, siendo el solamente un nino adoptado de la zona mas sordida de South Village.

Pero Rachel lo habia mirado aquel dia, y el dolor y la soledad que reflejaban sus ojos le habian hecho enamorarse de ella.

No esperaba que Rachel sintiera lo mismo que el y cuando Rachel le habia devuelto la sonrisa, se habia sentido como si le hubiera tocado la loteria. Y en cuanto habia llegado a conocerla y habia comenzado a saber de sus demonios internos, ya no habia habido forma de separarse de ella. El tiempo que habian pasado juntos, hasta el ultimo segundo de aquellos seis meses, habia sido como encontrar el cielo en la tierra. Hasta que Rachel habia decidido tirarlo todo por la borda, destrozandolo en el proceso.

– La atropello un coche y ha estado a punto de morir.

Dios santo. ?Aquel cuerpo adorable, calido e inolvidable herido? Ben oyo en la distancia la lista de todas sus lesiones.

– …Y tambien la pelvis, y el brazo, y las costillas, y la pierna, todo el lado izquierdo, que es el que se golpeo contra el coche.

Ben no podia procesar aquella informacion. Ni siquiera era capaz de empezar a imaginar.

– Y tambien hubo algun dano cerebral, pero la operacion ha ido muy, muy bien.

La esperanza que reflejaba la voz de Emily se deslizaba en su interior como la hoja de una cuchilla.

– ?Lesiones cerebrales?

– Si, al principio hablaba muy raro, pero ya esta mejor. El medico dice que se pondra bien, pero, papa, necesita ayuda.

No podia necesitar dinero, penso Ben. Rachel habia heredado un monton de dinero de un padre adicto al trabajo, por no mencionar el exito que ella misma habia tenido como dibujante. Su famosa tira comica, Gracie, le habia hecho ganar mas dinero del que el se atrevia siquiera a imaginar. Pero quiza lo hubiera perdido todo en la bolsa o algo parecido.

– No tengo mucho en este momento -admitio. La semana anterior, acababa de hacer su acostumbrada y generosa donacion benefica.

?Que sentido tenia ahorrar dinero cuando habia gente que lo necesitaba? El no tenia mas familia que Emily y despues de haber convivido con otros nueve ninos en un hogar de acogida, estaba acostumbrado a vivir sin cosas materiales. Cuando por fin habia comenzado a tener dinero suficiente para comprarlas, no habia encontrado nada en ellas que realmente le produjera alguna satisfaccion. De hecho, le hacian sentirse atado. Y, tras haber pasado diecisiete anos atado a un lugar, sentirse libre era su mayor alegria.

De hecho, se habia sentido libre y sin ataduras en la mayor parte de su vida adulta, durante la que habia convivido con algunos de los mas aislados seres de la tierra.

Y si no hubiera sido por Emily, ni siquiera hubiera vuelto a la civilizacion.

– No necesita dinero -Emily se interrumpio y Ben espero ansioso.

?Que podia necesitar Rachel, una mujer que no necesitaba a nadie, de el?

– Quiere volver a casa para recuperarse alli, pero la verdad es que no se maneja muy bien ella sola, asi que tendra que ir a cualquier otra parte para recuperarse, a un centro para convalecientes o algo asi. Y yo tendre que ir a casa de tia Melanie y cambiar de colegio.

Maldita, maldita fuera. Ben no queria que su hija se separara de su madre, y, viviendo Melanie en Santa Barbara, era eso exactamente lo que iba a ocurrir.

– Podemos contratar a una enfermera -sugirio.

– Lo estamos intentando, pero es dificil encontrar una.

Hubo un tiempo en el que Ben conocia a Rachel mejor que nadie. Rachel era una mujer dura, mas dura incluso que el. Y, en consecuencia, no confiaba en nadie. Habria preferido morir antes que aceptar ayuda de un desconocido.

Y, en realidad, a menos que hubiera cambiado mucho durante aquellos trece anos, seguramente preferiria morir a tener que aceptar su ayuda. Aquel sentimiento era mutuo desde el dia que Rachel habia decidido echarlo de su vida.

– Papa, esta decidida a hacer cualquier cosa por mi, pero terminara haciendose dano a si misma. Por favor, papa, ?no vas a venir?

Su hija rara vez le pedia algo. Y aun asi, lo unico que el era capaz de sentir era panico al imaginarse encerrado, atado a un solo lugar… a ese lugar precisamente, durante solo Dios sabia cuanto tiempo.

– Por favor -susurro Emily otra vez-, por favor, ven a casa. Te necesitamos.

Un velo de sudor empapo su frente.

– Pero tu madre se negara.

– Ella sabe que no tiene otra opcion. O tu, o tendremos que contratar a una persona a la que no conozca.

– Ya sabes lo que siente por mi.

– Si -Emily se aclaro la garganta y dijo, imitando perfectamente la voz de Rachel-: Eres salvaje, rudo e indomable.

Ben podia distinguir la sonrisa que acompanaba las palabras de su hija. Una hija de la que habia estado muy lejos durante demasiados anos.

– Y tambien eres un egoista y…

– De acuerdo, de acuerdo -no habia nada como ser humillado por su propia hija.

Maria le entrego entonces un sobre mugriento. Parecia que lo hubieran enviado desde el infierno. El matasellos era de varias semanas atras, algo normal. Lo sorprendente era que hubiera llegado hasta el.

En su interior guardaba una hoja de papel inmaculadamente blanco. Las aterradoras palabras que le dirigia eran:

Todavia no he acabado contigo.

Ben alzo la cabeza y cubrio el auricular con la mano.

– ?Lo acabas de recibir?

Maria asintio y lo miro desde sus recelosos ojos negros.

El miedo se aferro a las entranas de Ben.

– Asada.

Maria palidecio al oir su nombre.

– Llama a la policia -le dijo a Maria-. Y asegurate de que va a ser extraditado a los Estados Unidos.

Maria asintio y dio media vuelta.

Ben maldijo para si. Emily continuaba hablandole a traves del telefono:

– No te arrepentiras, papa. Juntos lo conseguiremos. Ya sabes, como si fueramos una familia.

Oh, Dios, ya tendria tiempo de ocuparse de eso mas tarde. De momento, tenia cuestiones mas importantes de las que preocuparse. Asada habia prometido venganza y, de alguna manera, parecia estar libre para cumplir sus amenazas.

Llevaba cinco semanas en libertad, si el matasellos queria decir algo.

Por primera vez desde que podia recordar, apenas presto atencion al monologo de su hija. En otras circunstancias, lo habrian divertido, ademas de intimidarlo, los planes de Emily para convertirlos en una acogedora familia.

Maria regreso en aquel momento, hablando en espanol y a una velocidad de vertigo. Ben estaba impactado, tanto por el hecho de que hablara como por las palabras que estaban saliendo de su boca.

Al parecer, cinco semanas atras, Asada habia conseguido escapar cuando estaba siendo extraditado a los Estados Unidos, asesinando en el proceso a uno de los policias que lo custodiaban. Se suponia que en aquel momento estaba en algun lugar entre los Estados Unidos y America del Sur.

– Emily -dijo con voz ronca, aferrandose con fuerza al telefono-, cuentame lo que le ocurrio exactamente a mama.

– La atropello un coche.

– ?Cuando?

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