damas la vistieron con un vestido de terciopelo negro, una capa a juego con el cuello de piel y una caperuza francesa bordada en oro. Completaban el sencillo conjunto un par de guantes de piel forrados de pelo de conejo por dentro.

Cuando salio de su habitacion y se enfrento con los rostros severos de los caballeros que un dia se habia declarado sus fieles servidores y meses despues la h; bian condenado a morir decapitada, el panico se apc dero de ella.

– No pienso ir a ninguna parte -dijo entre diente

– Me temo que no os queda mas remedio qi acompanarnos, senora -repuso el duque de Suffol ofreciendole el brazo.

– ?Fuera de aqui! -grito Cat dando un paso atra

– Recuerda que eres una Howard -la reprendio duque de Norfolk-. Intenta comportarte con la poc dignidad que te queda.

– ?Dejadme en paz! -replico Catherine arrojandc le los guantes a la cara-. ?He dicho que no voy acompanaros a ninguna parte! ?No podeis obligaran ?Si he de morir, quiero que sea aqui y ahora! No piei so moverme de aqui, ?me habeis entendido?

Thomas Cranmer y los obispos Tunstall, Sampso y Gardiner trataron de persuadirla de que abandonai Syon por las buenas pero Catherine no estaba dispue; ta a dar su brazo a torcer. Finalmente el duque de Sui folk tuvo que recurrir a la fuerza bruta. A una sen; suya, los guardias que le acompanaban arrastraron p‹ sillo abajo a la reina, que gritaba y se retorcia, y la obl garon a embarcar en el bote de color negro que debi conducirla a la Torre.

– Si cualquiera de las dos se derrumba ahora, le dai una bofetada -amenazo Nyssa a Kate y Bessie-. Ur mujer histerica es mas que suficiente y si empezamos llorar y gimotear nos,obligaran a separarnos de ell; ?Quereis que Cat pase sola sus ultimas horas?

Las muchachas negaron con la cabeza y siguieron lady Bayton hasta el embarcadero, donde Cat, ya in? talada en la barca junto a su tio, el arzobispo Cranm y el obispo Gardiner, seguia sollozando y gritando pleno pulmon que queria quedarse en Syon. Las cuatro mujeres les ayudaron a calmar a Catherine mientras lord Bayton, el duque de Suffolk y el resto de los miembros del Consejo iniciaban el viaje en la barca que abria la marcha acompanados de varios soldados armados. En una tercera barca viajaban las doncellas de Cat, su confesor y otro grupo de soldados.

Cuando la comitiva paso bajo el puente de Londres, Nyssa corrio las cortinillas de la barca disimuladamente para evitar que Cat viera las cabezas de sus amantes, todavia expuestas alli. Sir John Gage, el condestable de la Torre, salio a recibir a Catherine y, a juzgar por sus modales correctos y ceremoniosos, cualquiera habria dicho que nada habia cambiado desde la ultima vez que la reina habia realizado una visita de cortesia.

Catherine Howard, que no habia dejado de llorar durante todo el trayecto, fue conducida a las habitaciones destinadas a la reina. Saber que su prima Ana habia ocupado aquella estancia hacia algunos anos no ayudo a que se sintiera mejor. Aquella noche, el obispo de Lincoln la visito y escucho su confesion pero ni siquiera eso hizo que Catherine se consolara.

Mientras tanto, los miembros del Consejo, que deseaban dar a Catherine su merecido antes de que el rey se echara atras, pusieron el sello real a la sentencia de muerte de la reina y escribieron las palabras Le roy le veut1 para ahorrarle el dolor de firmar con su nombre la sentencia de muerte de su adorada Catherine. Al dia siguiente anunciaron a las Camaras que el rey habia dado su consentimiento y se fijo la fecha de la ejecucion de Catherine Howard y Jane Rochford.

1. El rey lo ordena.

La Iglesia prohibia que las ejecuciones se llevaran a cabo en domingo, asi que Catherine pudo disfrutar unas horas mas de vida. El domingo por la noche recibio la visita de John Gage.

– Sereis ejecutada manana por la manana -dijo con voz suave-. Debeis estar lista a las siete. Si deseais desahogaros os aconsejo que lo hagais con vuestro confesor… y si hay algo que pueda hacer por vos no teneis mas que pedirmelo.

Las cuatro mujeres que la acompanaban cerraron los ojos temiendo que Catherine sufriera otro ataque de nervios.

– ?Podriais traerme el tajo sobre el que sere ajusticiada manana? -pidio Cat-. Deseo pasar la noche practicando como apoyar la cabeza en el para no ofrecer una mala impresion cuando llegue el momento. Eso es todo lo que deseo y os doy las gracias por vuestra generosidad.

– Ordenare que os suban inmediatamente lo que habeis pedido -dijo John Gage cuando se hubo recuperado de la impresion.

– ?Pero Cat! -exclamo Bessie Fitzgerald cuando el condestable se hubo retirado. La joven habia abierto unos ojos como platos y se sentia incapaz de pensar que dentro de pocas horas su amiga estaria muerta. ?Eran muy jovenes y los jovenes no deben morir!-. ?Te has vuelto loca?

– Mi prima Ana murio haciendo gala de una gran dignidad y elegancia -repuso Cat-. Yo tambien soy una Howard y ya es hora de que empiece comportarme como tal.

– ?Que sera de nosotras cuando todo haya terminado? -pregunto Kate Carey a lady Bayton.

– Sereis enviadas de vuelta a casa -contesto la dama1-. Una corte sin reina es un lugar peligroso para tres jovenes como vosotras. Los hombres se vuelven rudos y maleducados.

– Enrique no tardara en volver a casarse -dijo Catherine-. Es uno de esos hombres que necesitan a una mujer a su lado constantemente. He oido decir que ha estado consolandose con Elizabeth Brooke y nuestra buena amiga Ana Basset.

– ?Quien os ha metido esas tonterias en la cabeza? -quiso saber lady Bayton.

– Las criadas de Syon sabian todo cuanto ocurria en palacio y se lo contaban a mis doncellas. Yo solo tenia que preguntar.

– Elizabeth Brooke es conocida por meterse en la cama con cualquiera que se lo pida -dijo la indignada dama, quien, aunque se negaba a admitirlo, se habia encarinado con Cat-. En cuanto a Ana Basset, ?que se puede decir de una mujer que acepta regalos de un hombre casado? Un dia se metera en un lio tan gordo que no podra salir de el.

– ?Estaba tan orgullosa del caballo y la silla que el rey le habia regalado! -recordo Nyssa-. Se sentia superior a todas nosotras. Su hermana es una buena chica, pero ella es insufrible.

– Pronto volveras a casa -sonrio Cat-. Estas contenta, ?verdad? Tus hijos deben haber crecido mucho. ?Que edad tienen? ?Quien cuida de ellos? -pregunto-. Yo nunca tendre hijos y me alegro de que sea asi. Mira a Bess, la hija de mi prima Ana. Esta sola en el mundo y crecera rodeada de las intrigas de palacio. Me pregunto que sera de ella.

– ?Basta de preguntas, Cat! -rio Nyssa-. El 1 de marzo los gemelos cumpliran un ano. Estan en Rive-redge con mi madre, la unica persona en quien confio. ?Daria todo lo que tengo por poder regresar al valle del Wye! Si logro convencer al rey para que deje libre a Varian estaremos en Winterhaven la proxima primavera.

– Siento haberte causado tantos problemas -murmuro Catherine, avergonzada.

– Es cierto que me has dado muchos disgustos pero te quiero como si fueras mi hermana, Cat -anadio-. Estoy orgullosa de que me consideres tu mejor amiga.

– No me olvidaras, ?verdad? -pregunto la muchacha con los ojos llenos de lagrimas-. ?Rezaras por mi?

– Rezare por ti -prometio Nyssa abrazandola-. Y nunca te olvidare, Catherine Howard. ?Como podria hacerlo despues de todas las aventuras que hemos vivido juntas?

– Eos Howard no nos hemos portado tan mal contigo. Mi tio te regalo un marido maravilloso y te aparto de las atenciones de Enrique Tudor -contesto Catherine-. Ahora me doy cuenta de que eres una mujer muy afortunada. El amor no ha pasado de largo por tu lado. El rey no me amaba; solo me deseaba y le encantaba presumir de esposa joven y bonita delante de los demas principes europeos. Enrique Manox y Francis Dereham solo querian acostarse conmigo. Quiza Tom Culpeper haya sido el unico hombre que me ha querido un poco, pero estoy segura de que tambien pretendia aprovecharse de mi. Me pregunto si alguien me ha querido desinteresadamente.

Antes de que Nyssa pudiera responder a la pregunta de Catherine, los guardias entraron trayendo el tajo pedido por la antigua reina y lo dejaron en el centro de la habitacion. Catherine Howard clavo la mirada en el pedazo de madera sobre el que debia morir.

– Quiero que lady Bayton y Nyssa de Winter me acompanen hasta el momento de la ejecucion -dijo acariciando la lisa superficie-. Kate y Bessie, no teneis que venir si no quereis, aunque se que no os negariais si os

Вы читаете El Honor De Una Dama
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×