de pensar en su deuda con Kit.

Asi la encontro Ash en los establos por la tarde. Y tampoco el parecia muy alegre, de modo que Phinn tuvo una idea.

– Si fueras muy bueno, Ashley Allardyce, podriamos ir al pub a tomar una cerveza -sugirio, mas alegre de lo que estaba en realidad.

– Y si tu te comportas, yo podria ir -dijo el-. ?Vamos en la camioneta?

El pub Cat and Drum estaba lleno de gente, pero encontraron una mesa libre.

– Sientate, yo voy a pedir las cervezas a la barra.

– No, ire yo -dijo Ash.

– Bueno, en realidad queria hablar un momento con el dueno.

– Criatura enganosa -rio el.

Despues de llevarle su cerveza, Phinn le dijo a Bob Quigley que queria hablar un momento con el. Y unos minutos despues, cuando se dio la vuelta, vio que Ash estaba charlando con Geraldine Walton.

Aunque al principio habia pensado que Geraldine no le caia bien, en aquel momento parecia encantado hablando con ella. De hecho, tenia un aspecto muy alegre. ?Iria Geraldine a menudo por el pub o habria sido una coincidencia?

Mickie Yates se acerco entonces a ella y le dio un abrazo.

– ?Que haces en este tugurio, jovencita?

– ?Mickie!

Poco despues Jack Philips, un viejo amigo de su padre, se unio al grupo y mas tarde Idris Owen. Phinn podria haber estado charlando con ellos todo el dia.

Pero, por fin, Ash se acerco para preguntarle si podian volver a casa. Y cuando salian del pub, le pregunto si habia visto a Geraldine.

– Si, la he visto hablando contigo, pero no queria molestaros.

Ash no dijo nada y Phinn no quiso preguntar.

Ruby seguia progresando y Kit Peverill paso por alli el viernes por la manana para ponerle otra inyeccion, pero el dia le parecio larguisimo. Ty podria llegar por la noche, pero no sabia como llenar las interminables horas que tenia por delante. Entonces se le ocurrio otra idea.

Uno de los edificios que habian modernizado desde que compraron la propiedad era ahora la oficina, pero no habia estado nunca en el interior y dudaba que Ash hubiera pasado muchas veces por alli.

Pensando que, segun los rumores que corrian por el pueblo, Ash habia sufrido un colapso nervioso mientras trabajaba en una oficina, Phinn decidio ser prudente. Pero, aun asi, fue a buscarlo. Lo encontro en el salon, mirando la lluvia por la ventana.

– Acabo de pasar por el edificio de la oficina y se me ha ocurrido que nunca he estado en el interior.

– Ojala yo no tuviese que ir -suspiro Ash-. Pero la verdad es que tengo una montana de papeles que revisar.

– ?Sabes una cosa? Hoy podria ser tu dia de suerte. Yo he estudiado secretariado y tengo un certificado segun el cual se me da bien el trabajo administrativo.

Ash la miro, sorprendido.

– ?Lo dices en serio?

– Si -contesto ella-. Seguro que entre los dos podemos deshacernos de esa montana de papeles en nada de tiempo.

– ?Ahora mismo!

Unos minutos despues estaban en el interior del edificio, revisando las cartas que se acumulaban sobre el escritorio.

Trabajaron sin parar durante toda la manana, con Phinn vigilando a Ash… por si el trabajo tuviera un efecto nocivo. No fue asi, al contrario; cuantos menos papeles habia sobre la mesa, mas animado parecia.

– Ty ya se ha encargado de eso -le dijo, cuando Phinn le mostro una carta de Noel Jarvis en la que preguntaba si su hijo y el podrian comprar la granja-. Creo que lo llamo a la oficina de Londres al no recibir respuesta.

– Ah, seguramente por eso fuimos a verlo el otro dia.

– Aparentemente, el antiguo propietario de Broadlands siempre se habia negado a dividir la finca, pero como yo voy a quedarme con Honeysuckle, a mi hermano no le importa. Ademas, dice que la han trabajado muy bien durante todos estos anos y se lo merecen… -Ash hizo una mueca al darse cuenta de lo que habia dicho-. Phinn, lo siento, no queria decir…

– No te preocupes -lo interrumpio ella.

Una semana antes se habria enfadado si alguien hubiese comparado las dos granjas. Pero el sabado anterior, al ver la de los Jarvis, se habia dado cuenta de las diferencias. Honeysuckle era un desastre y siempre lo habia sido porque su padre tenia otros intereses. Esa era la verdad. Pero Ty la habia ayudado a ponerla en perspectiva.

Que ganas tenia de que llegase. No sabia que iba a hacer si Ty no iba por alli ese fin de semana. ?Y no queria ni pensar en la semana siguiente!

Despues de descansar un momento para ver a Ruby, Phinn volvio a la oficina y sonrio, contenta, al ver todo lo que habian hecho aquel dia. Solo habia que archivar algunos papeles y escribir algunas cartas y la oficina estaria practicamente al dia.

Ash habia salido a tomar un poco el aire y ella estaba terminando la ultima carta cuando la puerta se abrio. Con los ojos clavados en la pantalla del ordenador, Phinn penso que era Ash y no se molesto en levantar la mirada.

Sin embargo, unos segundos despues, como permanecia en silencio, por fin se volvio… para encontrarse con Ty.

Pero no se le ocurria nada que decir y solo esperaba no haberse puesto colorada.

– Phinnie Hawkins -murmuro el-, nunca dejaras de asombrarme.

– Me alegro -dijo ella-. Pero antes era secretaria.

– ?Trabajabas ademas de encargarte de tu casa?

Como millones de mujeres, penso ella.

– ?Que creias, que me dedicaba a pasar un plumero por encima de los muebles?

– El interior de la granja estaba como los chorros del oro el dia que fui a verla -dijo el-. Pero, ademas de eso, eras tu quien llevaba comida a la mesa.

– No, eso no es verdad. Mi padre era muy inteligente -protesto Phinn-. Podia hacer, reparar y vender todo tipo de cosas. Tambien el llevaba dinero a casa.

– No tienes que defenderlo. Habiendo tenido una hija tan encantadora como tu, solo podia ser un hombre formidable.

Si, Tyrell Allardyce sabia como hacer que una chica se emocionase, desde luego.

– ?Querias algo?

– Vi la luz encendida y pense que era mi hermano. ?Que tal ha pasado la semana?

– Esta bien -le aseguro Phinn-. Bueno, a veces parece un poco triste, pero cada dia mejora un poquito mas. He estaba observandolo hoy y parecia encantado con el trabajo de la oficina.

– ?Habeis estado aqui todo el dia?

– Gran parte del dia, si. Hemos limpiado el escritorio de papeles…

Ash, que entraba en ese momento, saludo a su hermano con un abrazo.

– ?Que te parece mi nueva ayudante? Es realmente estupenda. De hecho, si no estuviera con nadie yo mismo le pediria que me tuviese en cuenta.

Phinn sonrio. Sabia que estaba de broma y se alegraba de verlo tan animado. Pero cuando, aun con la sonrisa en los labios, miro a Ty, algo en su expresion le dijo que el no estaba tan contento.

Un segundo despues, sin embargo, Tyrell Allardyce volvio a sonreir.

– No te acerques a ella -le advirtio a su hermano.

– Esta es la ultima carta, Ash -dijo Phinn, fingiendo estar mas interesada en el trabajo que en el mayor de los Allardyce-. Si no te importa firmarlas, yo misma las llevare a la oficina de Correos.

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