Despues de terminar su cafe, ya no tuvo motivos para seguir en el restaurante. Sin mirar por encima de su hombro, pues asumio que el estaria comiendo o leyendo el periodico, se levanto y salio sin prisa del comedor.

Se dirigio al area de informacion de la recepcion.

– Senorita Carter -la saludo el empleado y la sorprendio al recordar su nombre ?En que puedo ayudarla?

Cinco minutos despues, Bliss decidio que iria a Cuzco al dia siguiente. Como sin duda Erith y Dom insistirian en hacer el trayecto de una hora y media desde Jahara al aeropuerto para recibirla, decidio que les haria saber de su arribo cuando llegara. De hecho, como su intencion no era la de vivir en casa de Erith y no queria que ellos pasaran los felices dias de su luna de miel paseandola por todas partes, decidio que no los llamaria sino hasta haber terminado de ver las ruinas.

– Puedo llamar a la aerolinea si usted asi lo desea -le aseguro el empleado mientras contemplaba sus grandes ojos verdes.

– ?Podria reservarme un boleto para ir a Cuzco manana por la manana? -mientras hizo la pregunta, vio por el rabillo del ojo que Quin Quintero, con el portafolios en la mano, se marchaba del hotel sin si quiera dirigirle una mirada.

?Bestia!, se enfado sin preguntarse ya por que ese hombre la irritaba tanto. Como el paso tan cerca de la recepcion, debio verla… Bliss espero que la agarradera del portafolios se desprendiera Era obvio que, en opinion de el ella solo merecia un “Buenos dias”.

Bliss lo olvido una vez que entro en el museo “Oro del Peru”, y quedo fascinada no solo con el esplendido oro de los trajes exhibidos, sino tambien con los collares y artefactos que pudo admirar.

Dentro del museo visito tiendas donde vendian de todo, desde un poncho de alpaca hasta tarjetas postales. Tambien habia una pequena cafeteria al aire libre, donde ella tomo una taza de te y donde los ciervos domesticados se acercaron. Bliss luchaba contra su impulso de alimentarlos, cuando vio un letrero que prohibia hacerlo.

Mas tarde, Bliss visito el Museo Arqueologico. Despues de unas horas, se percato de que ya era la hora del almuerzo. Sintio mucha hambre al salir a un patio lleno de flores, y descubrio un cafe donde todavia servian platillos calientes.

Bliss no estuvo muy segura de que fue lo que ordeno, pero el plato de arroz con frijoles y cebolla estuvo muy sabroso. Al terminar de comer se dio cuenta de que ese era su ultimo dia en Lima y debia decidir que era lo que no queria dejar de ver.

Paso el resto de la tarde en la catedral, y de alli fue a una galeria de arte. Regreso al hotel, cansada pero feliz. Aun no sabia si ir a cenar o no y se percato de que todavia estaba preocupada por volverse a topar con el.

“Santo Dios”, se regano, “?por que tengo que preocuparme por algo semejante?”. En media hora se bano, se puso su vestido rojo y bajo al restaurante.

Esa noche, no vio a Quin Quintero y regreso a su habitacion preguntandose por que, despues de un dia tan interesante, estaba un poco deprimida.

Hizo su equipaje y se percato de que tal vez estaba mas cansada de lo que creia. Supuso que, o Quin Quintero ya no estaba en el hotel, o bien acudia a una cita esa noche.

Bliss fue a desayunar a la hora acostumbrada al dia siguiente pero el unico “Buenos dias, senorita” que recibio fue el del camarero.

– Buenos dias -contesto y se dio cuenta de que Quin Quintero ya no estaba hospedado en el hotel y de que ya no lo volveria a ver.

O eso penso. Fue al aeropuerto, registro su enorme maleta y, despues de esperar un poco, fue al avion a tomar su asiento. ?Y a quien vio caminando por el pasillo para acercar a ella? ?A Quin Quintero!

No estaba segura de que su boca no estaba abierta por la sorpresa. Y su asombro aumento aun mas cuando Quin Quintero se detuvo ante el asiento que estaba junto al de ella.

– Buenos dias -saludo el con frialdad al poner su portafolios en el compartimento superior.

– Buenos dias -imito su tono y se dio cuenta de que Quin Quintero no mostraba sorpresa por verla en el mismo avion que el, puesto que era natural que Bliss viajara en sus vacaciones. Sin embargo, cuando el se sento y se abrocho el cinturon de seguridad, Bliss no supo si alegrarse de viajar con alguien conocido o si le molestaria estar en su compania hasta llegar a Cuzco.

Bliss se pregunto si el saludo que intercambiaron seria toda la conversacion que existiria entre ambos. Pero, tan pronto como el avion despego, Quin Quintero inquirio con cortesia:

– ?Va a Jahara?

– Puede que vaya -contesto con mas honestidad de la que quiso.

– ?Ira Dom por usted al aeropuerto?

– Dom y mi hermana decidieron tener una luna de miel de tres meses -explico Bliss-. Por supuesto que ire a Jahara a saludarlos antes de volver a Inglaterra pero como considero que ellos deben tener intimidad en su luna de miel, no quiero hacerles sentir que tienen que pasearme por todas partes.

Quin la miro sin decir nada, archivando los comentarios de ella.

– Parece que esta interesada en la arqueologia, ?verdad?

Bliss supuso que Dom fue quien se lo dijo. Parecia que su cunado le habia hecho una descripcion mas profunda que “dulce, gentil y con una personalidad agradable”.

– Asi es -comento sin explayarse mas-. ?Usted tambien vive cerca de Cuzco? -trato de que el tema de conversacion no se centrara en ella. Recordo que Erith le dijo que Quin Quintero vivia en la costa y Cuzco estaba situado tierra adentro.

– No -no anadio nada mas acerca de donde vivia, ni del motivo por el cual iba a Cuzco. Sin embargo, despues de un momento, retomo el tema anterior-. Dom me conto que usted estuvo enferma hace poco.

– Tuve pulmonia -Bliss deseo que Dom no le hubiera contado tantas cosas sobre ella. Se daba cuenta de que ese hombre no cejaba una vez que deseaba conocer todos los pormenores de un asunto.

– Supongo que con las medicinas de hoy en dia, la pulmonia tan solo es algo mas grave que una fuerte gripe, ?no es cierto?

– Asi es.

– Pero usted tuvo una pulmonia muy fuerte.

– Si -contesto con acidez. Lo miro con hartazgo, pero el ni siquiera parpadeo.

– De hecho, en los dos pulmones.

– ?Si! -exclamo, irritada.

Bliss sintio deseos de golpearlo con algo y lo miro con ganas de asesinarlo. Se dio cuenta de que era un hombre que necesitaba satisfacer su curiosidad. Bliss aun no queria que Erith y Dom supieran que estaba tan cerca de ellos, y se percato de que, si no contestaba las preguntas de Quin Quintero, este tal vez se lo preguntaria cuando viera a su cunado. Y Bliss no deseaba ser mencionada en absoluto.

– Y, como usted insiste en saberlo -estaba acalorada-, tuve una recaida. Volvi a trabajar demasiado pronto, pesque otro resfriado muy fuerte y tuve que regresar del trabajo a casa.

– Y, de hecho todavia esta fuera del trabajo con permiso por enfermedad -sugirio el.

– No, es decir… -recordo que el doctor Lawton nunca le confirmo que ya podia volver a su empleo-. Bueno, de cualquier modo, ya estoy bien ahora -aclaro, tajante.

Bliss tenia una tez palida, para no decir translucida, que combinaba muy bien con su cabello rojo y fue muy admirada antes. Sin embargo, Quin Quintero la observo con detenimiento y no hubo admiracion en sus ojos ?Claro que ella no deseaba que la admirara! Espero que el hiciera algun comentario acerca de su palidez, asi que sintio alivio cuando cambio de tema, como si estuviera tan aburrido como Bliss por su salud.

– ?En que trabaja?

– En una biblioteca -al parecer, ese hombre no lo sabia todo acerca de ella. Ya estaba harta de ser el blanco de sus preguntas. Cuando penso en algo que desviara la charla, de pronto se le ocurrio algo que la alarmo-. Usted no tiene intenciones de ir a Jahara, ?verdad? -estaba ansiosa y lo miro con preocupacion.

– Veo que hablaba en serio al decir que consideraba que la pareja de recien casados estaba todavia de luna de miel -comento el.

– ?Ira? -insistio Bliss cuando no recibio respuesta.

– Es usted una romantica -la acuso con cortesia. Bliss lo miro con fijeza y obstinacion, sin estar dispuesta a

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