– Tal vez se podria pasar por alto -coincidio Darcy de manera vacilante-, si hubiese una prueba de que la dama siente inclinacion por el caballero. Pero ese no es el caso. Te aseguro que se necesitaria una prueba mucho mayor de la que aparentaba para suavizar los inconvenientes que representaria establecer una relacion con esa familia.

– Lo presentas como si fuera un verdadero horror -senalo Fitzwilliam riendose.

– Una familia con ingresos reducidos, con un monton de hijas solteras a las que se les permitia la libertad de deambular por el campo y terriblemente impertinentes. -Darcy comenzo a enumerar los puntos de una lista con la que estaba bastante familiarizado-. Un padre que no se digna educar a su familia y una madre que, cada vez que ve un nuevo par de pantalones en el vecindario, piensa que esta destinado a alguna de sus hijas.

– ?Y tu no te convertiste en su presa, al igual que tu amigo?

– Yo no encajaba. -Darcy miro a su primo con aire de superioridad.

– Me lo imagino. -Fitzwilliam se rio de su ironia, sacudiendo la cabeza-. Tu amigo debia de estar embrujado. Estaba «perdidamente enamorado», ?no es asi?

– Asi es. -Darcy secundo aquella opinion, pero luego se concentro en el paisaje que atravesaban. Fitzwilliam era demasiado perceptivo. Por eso no le convenia dejarle hacer muchas conjeturas-. Pero creo que ya esta en proceso de curarse de semejante hechizo.

– Con tu ayuda, claro.

– Si -respondio Darcy bruscamente, mirando a su primo a los ojos-. Con mi ayuda. Estoy muy satisfecho por haberlo logrado. Habria sido una union desastrosa. La familia de la novia lo habria convertido en el hazmerreir de la alta sociedad.

Fitzwilliam respiro profundamente.

– Asi que un hazmerreir. Espero que tu amigo aprecie el favor que le has hecho. Te debe la vida o, al menos, la cordura. Bien hecho, Fitz -concluyo Richard con sinceridad y volvio a agarrar el Post.

?Bien hecho? ?De verdad? Darcy fruncio el ceno. No podia evitar una cierta contradiccion entre sus pensamientos y emociones. Lo que le habia dicho a Fitzwilliam era cierto. Todavia estaba convencido de que la senorita Bennet no experimentaba por Bingley la mas tierna de las emociones. ?Acaso no la habia observado con detenimiento hasta llegar justamente a esa conclusion? Aunque debia admitir que ella no tenia el aspecto de ser una cazafortunas. No, eso tambien podia jurarlo. Con franqueza, la senorita Bennet era un enigma. ?Un enigma que Bingley habia logrado descifrar, mientras que el no? ?Bingley estaba seguro de que ella lo amaba! Darcy cruzo los brazos sobre el pecho y miro a traves de la ventanilla del coche hacia las colinas y los campos que estaban comenzando a verdear. No, todas esas reflexiones eran inutiles; el ultimo eslabon de ese asunto habia quedado ya zanjado. Apreto la mandibula cuando la consternacion se apodero de el. Gracias a ese ultimo eslabon, el y la senorita Bingley estaban unidos en una desagradable conspiracion de silencio contra su propio amigo. ?Como detestaba esa artimana! ?Como despreciaba la manera en que la senorita Caroline Bingley le susurraba al oido sus temores a ser descubierta hasta que la senorita Bennet se marcho de la ciudad! A pesar de que Darcy intentaba convencerse de la necesidad de que su amigo escapara de los peligros de una familia como esa, y se felicitara por haberlo hecho, el caracter vil de las estrategias que habia empleado permaneceria para siempre en su conciencia como una mancha.

?Su conciencia! Cerro los ojos para no ver el luminoso sol de marzo que entraba por las ventanillas, iluminando los asientos del carruaje. Ese riguroso instinto que le ofrecia orientacion y censura no habia sido de mucho consuelo para el ultimamente. En los momentos de soledad, alimentaba una oscura ira cuya existencia se habia visto obligado a admitir en Norwycke y, cada vez que veia una cierta expresion en el rostro de Bingley, le propinaba un duro golpe. Su amigo seguia siendo un hombre de buen caracter y sonrisa facil, pero detras de aquella apariencia habia una sombra que Darcy habia pensado que desapareceria una vez que regresara a la ciudad y a sus multiples distracciones. Sin embargo, aun no se habia desvanecido y, a juzgar por su mirada reservada y reflexiva que dejaba traslucir un corazon herido, Darcy sabia que su amigo estaba luchando por volver a ser como antes. Bingley mantenia su vida social con determinacion, pero solo con una parte de su antigua energia. Aunque varias damas habian recibido algunas atenciones por su parte, ninguna habia sido claramente cortejada. Charles leia mas y hablaba menos, mostrando la reserva de la cual Darcy siempre lo habia acusado de carecer, con la esperanza de recuperarse completamente, segun le habia dicho una vez. Pero lo mas probable es que fuera una causa perdida, porque ?como puede uno recuperar la inocencia del corazon y olvidar la dulzura del amor? Darcy se habia equivocado acerca de Bingley. Era posible que el corazon de la senorita Bennet hubiese quedado intacto, pero el realmente se habia enamorado de verdad y llevaria esa herida con el para siempre. ?Que otra opcion habia tenido? Ninguna… Darcy todavia representaba el papel de mentor y verdadero amigo. Pero ?realmente habia hecho bien?, insistia en preguntar su conciencia.

Y tambien estaba Elizabeth. ?Acaso Darcy habia actuado correctamente con ella? La descripcion que habia hecho de su familia habia sido rigurosamente precisa, excepto en lo que concernia a ella y a su hermana mayor. Debia reconocer que al describirle la familia a su primo, habia cometido una descortesia. Dios no permitiera que ella se enterara alguna vez de sus palabras, o que alguien pensara que se referian a ella. Las circunstancias tan inapropiadas y el caracter de la familia Bennet representaban un obstaculo para Bingley. En su propio caso, eso era todavia mas acertado. Y aunque la insuficiente fortuna no era la mayor preocupacion para Darcy, la dificultad mas insuperable estaba en la degradacion que significaria semejante union y en la verguenza para el y su familia que representaria siempre el comportamiento de sus miembros. Siempre y cuando la dama sea agradable, habia dicho Richard, exagerando despreocupadamente los efectos beneficiosos de la distancia. ?Pero aunque la dama era mas que agradable, la luna no seria suficiente distancia para negar las dificultades! Sin embargo, ?no era cierto que el seguia atormentandose con pensamientos sobre ella, sonando con ella y aquellos condenados hilos de seda que lo sujetaban y ataban a ella?

Se llevo los dedos al bolsillo del chaleco, pero el ruido del periodico lo hizo detenerse. Miro disimuladamente a su primo para asegurarse de que estaba totalmente absorto en la lectura. Un resoplido de desprecio y una exclamacion anodina que no iba dirigida a el fueron senal suficiente de que Richard estaba distraido. Darcy saco lentamente los hilos que tanto le habian servido pero tambien atormentado. Tal vez… si hubiese una prueba de que la dama siente inclinacion por el caballero…, habia dicho Darcy, considerando de modo traicionero que el podria ser la excepcion, aunque sabia que era imposible. Ella estaba en Hertfordshire; el en Kent, o en Londres o en Derbyshire, no importaba donde. Nunca se volverian a encontrar, a menos que el se lo propusiera, y tampoco debian hacerlo. No estaban en juego unicamente unas cuantas millas. Tratar de obtener el afecto de Elizabeth seria inmoral, porque de ahi no podia salir nada honorable. Ella siempre seria hija de su madre, y el siempre seria hijo de su padre… un Darcy de Pemberley.

Cerro los dedos alrededor de los hilos. Se enderezo, se volvio hacia la ventanilla del coche y quito rapidamente los seguros, dejando que la parte superior de la ventana se deslizara hacia abajo. Cayo con un golpe suave. El golpeteo de las cadenas de los arneses y el sonido de los cascos de los caballos sobre el camino se oyeron de repente con mas fuerza y distrajeron a Fitzwilliam de su periodico.

– Ah, ?el aire fresco del campo! -Richard dirigio una sonrisa a su primo y volvio a concentrarse en la lectura. Darcy bajo la vista hacia su mano enguantada y los desgastados hilos que reposaban en la palma. Luego cerro los ojos para no verlos, se inclino sobre la ventanilla y los dejo caer. Atrapados por la brisa primaveral, los hilos salieron volando hasta caer al lado del camino.

– ?Quien sera ese hombre, Darcy? -pregunto Fitzwilliam con expresion de incredulidad. Acerco la cabeza a la ventanilla, mientras el coche pasaba delante de un corto sendero que llevaba hasta una casa modesta-. A juzgar por su apariencia, debe de ser un clerigo; pero te desafio a encontrar un pajaro mas raro. ?Miralo! -Darcy se enderezo para mirar en la direccion que le indicaba su primo y se quedo helado cuando reconocio a aquel personaje-. No deja de hacer reverencias y… ?Mira! -Fitzwilliam se levanto de su asiento y bajo la ventanilla para asomarse mejor.

– Por Dios, Richard, no…

– ?Saludos, buen hombre! -grito Fitzwilliam desde la ventanilla cuando pasaron a su lado, y luego volvio a sentarse, soltando una carcajada-. ?Sera el nuevo clerigo de nuestra tia, el que vino a reemplazar al viejo Satherthwaite?

– El senor Collins -informo Darcy a su primo con los dientes apretados. ?Como podia haber olvidado que aquel fastidioso hombrecillo, que gracias al merito de su ropa de clerigo se habia portado de manera tan

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