por ahora es el mejor sitio donde puede estar, desde luego. Alli recibira el tratamiento mas adecuado y se recuperara, estoy seguro.

– ?Como puedes estar seguro?

– Porque tiene que curarse -replico con firmeza-. No te preocupes, ?me oyes? Todo saldra bien. Ahora duerme un poco y por la manana trata de no armar mucho jaleo y de no molestar a tu madre. Esta muy afectada.

Asenti con la cabeza. El salio de la habitacion y se alejo por el pasillo, pero no me tendi hasta que oi cerrarse la puerta de su dormitorio. Entonces aprete los parpados y pense en aquel nino, confiando que se pusiera bien, pero algo me dijo que no seria asi y que en casa nada volveria a ser como antes.

Capitulo 3

Al dia siguiente desperte temprano. Cuando baje, mi padre ya estaba en la cocina, pero no habia ni rastro de mama.

– Se quedara en la cama esta manana -me explico-. Anoche apenas consiguio dormir. Si puedes, mantente en un discreto segundo plano.

Claro que podia, sobre todo porque me daba miedo verla. No habria sabido que decirle. Sin embargo, un poco mas tarde, cuando subi a la habitacion a buscar mi David Copperfield, ella salio del bano y al verme se echo a llorar.

– ?Por el amor de Dios, Danny! -exclamo papa subiendo a toda prisa por la escalera-. Te he pedido que no causaras problemas.

– Y no lo he hecho. Solo subia por esto -conteste blandiendo el libro.

– Vete fuera y punto -repuso el negando con la cabeza-. ?Por favor! Nunca haces caso de lo que te dicen, ?verdad?

Sali al jardin y me sente en el columpio a leer, pero no consegui avanzar ni una linea. Estaba demasiado enfadado para concentrarme, asi que decidi dar una vuelta en bicicleta.

Cuando regrese ya era por la tarde, y la casa volvia a estar desierta. Eran casi las seis y adverti que tenia hambre. Abri la nevera y pense en hacerme un sandwich, pero antes de que me pusiera a ello, llamaron a la puerta de entrada.

– ?Danny? -pregunto una voz de mujer-. Danny, soy Alice Kennedy. ?Estas ahi?

Cruce el vestibulo y abri, pero no del todo; solo asome la cabeza, como hacen las viejas en los anuncios de television cuando viene el hombre del gas a leer el contador. Aunque a menudo no es el hombre del gas, sino alguien que va a robarles la pension y darles una paliza.

– Hola -salude.

– Que tal, Danny -contesto sonriendo.

– Mama no esta -declare, porque cuando venian mujeres a casa siempre era por ella.

– Ya lo se. Me ha llamado tu padre. Cree que debes de tener hambre.

– Bueno, hoy no he comido -admiti.

– Y ya son casi las seis. Hemos pensado que podrias venir a casa a cenar. -Tendio una mano a traves del hueco de la puerta.

– Bueno, supongo que mama preparara la cena mas tarde -repuse en voz baja, mirandome los zapatos.

– Tu padre ha dicho que tomaran algo de camino a casa. Me ha preguntado si podias cenar con nosotros y le he dicho que por supuesto. Nos encantara que nos hagas compania. Luke esta poniendo ahora mismo otro cubierto en la mesa. Pero sera mejor que te apresures, porque no quiero que se quemen los filetes.

Me saco practicamente a rastras y cerre la puerta detras de mi. Me gusto que me llevara de la mano. Tenia la piel caliente y la mano casi tan pequena como la mia. Pero como no queria que Luke me viese entrar de aquella manera con su madre, me solte antes de llegar.

– Y a esto lo llaman verano… -comento mientras caminabamos, sonriendome como si no tuviesemos ninguna preocupacion en el mundo, como si en mi casa no hubiese pasado nada malo y el senor Kennedy aun viviese en la suya-. No es como los veranos de mi infancia, te lo aseguro. Por entonces el sol calentaba un poco mas.

Una vez dentro, me llego el aroma de la carne a la parrilla.

– ?Ya estamos aqui! -exclamo alegremente cuando entramos en la cocina.

Luke, sentado a la mesa, me miro como si no entendiera muy bien que hacia yo ahi. Benjamin Benson, el novio de la senora Kennedy, que estaba de pie ante los fogones revolviendo algo en una cacerola, se volvio y me sonrio. Era el hombre mas grande que habia visto en mi vida. Practicamente un gigante, con espeso pelo cano y una poblada barba tambien blanca. Siempre habia pensado que parecia un oso polar.

– Buenas tardes, joven Danny -me saludo. Hablaba como alguien del siglo pasado-. Por suerte, compre otro filete por si teniamos compania. Siempre hay que estar preparado, ese es mi lema. ?Has sido alguna vez boy scout?

– No.

– Los boy scouts son maricas -intervino Luke, y el senor Benson se volvio para mirarlo y asentir con la cabeza.

– Me atrevo a afirmar que algunos lo son -admitio-. Y los hay tristones, y nerviosos, y locos de alegria. Todos somos propensos a tener naturalezas distintas. Espero que te guste la salsa de champinones, Danny.

– Me encanta -asegure.

– ?Excelente! -exclamo, volviendose hacia la cacerola para seguir removiendo el contenido. Saco la cuchara de madera y me la tendio-. Pruebala y dime si requiere mas sal. Recuerda que siempre puedes anadirla, pero nunca quitarla. Al contrario que con un corte de pelo: en ese caso siempre puedes quitar mas, pero no volver a poner.

Acerque con cuidado los labios a la punta de la cuchara, por si quemaba; estaba caliente aunque no demasiado. Y la salsa era deliciosa.

– Muy buena -dije.

– Excelente -repitio-. Entonces te sugiero que te sientes mientras acabo de preparar la cena. Alice, confio que no pretendas colar las patatas; no es tarea para una mujer. Toma asiento, sirvete una copa de vino y deja que te atienda, por el amor de Dios.

Me acerque a la mesa y Luke me saludo con una inclinacion de cabeza.

– Que tal -dijo.

– Que tal -conteste, y anadi en susurros-: No he pedido que me dejaran cenar en tu casa; tu madre ha venido a buscarme.

– Me da igual. ?Crees que me importa a quien invite a cenar? Sigue siendo la casa de mi padre, pase lo que pase.

– Danny -llamo la senora Kennedy, y me volvi para mirarla. Me dio la sensacion de que habia repetido mi nombre un par de veces y no la habia oido-. ?Que quieres beber?

– Me da igual. Un vaso de agua.

– Creo que podemos ofrecerte algo mejor, ?no? ?Que tal una Coca-Cola? ?O un zumo de naranja?

– Coca-Cola -conteste de inmediato.

– Muy bien, una Coca-Cola. ?Y tu, Luke?

– No me importa -gruno mi amigo.

– De acuerdo -contesto su madre dejando un vaso de Coca-Cola ante mi-. Bueno, pues cuando te importe, ya sabes donde esta la nevera.

– La Coca-Cola estropea los dientes -intervino el senor Benson. Me volvi hacia el, preocupado por haberlo decepcionado de algun modo, aunque no parecia enfadado-. Pero reconozco que soy incapaz de empezar el dia sin beberme un vaso. Es una adiccion. Como el cafe para otros. -Miro muy serio a su novia, pero ella se limito a reir-. Para algunos, lo es el tabaco. -Volvio a mirarla furibundo y ella rio de nuevo, negando con la cabeza. No

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