Jordi Sierra i Fabra

Campos de fresas

© Jordi Sierra i Fabra, 1997

A Montserrat Sendil,

companera esencial y magica

de tantas historias

y aventuras literarias

«Nada es real,

no hay nada por lo que preocuparse.

Campos de fresas para siempre.»

Strawberry fields forever

John Lennon

1

(Blancas: e4)

Abrio los ojos cuando el primer zumbido del telefono aun no habia muerto y lo primero que encontro fueron los digitos verdes de su radio-reloj en la oscuridad de la noche.

Por ello supo que la llamada no podia ser buena.

Ninguna llamada telefonica lo es en la madrugada.

Alargo el brazo en el preciso momento en que sobrevenia el silencio entre el primer y el segundo zumbido, y tropezo con el vaso de agua depositado en la mesita de noche. Lo derribo. A su lado, su mujer tambien se agito por el brusco despertar. Fue ella la que encendio la luz de su propia mesita.

La mano del hombre se aferro al auricular del telefono. Lo descolgo mientras se incorporaba un poco para hablar, y se lo llevo al oido. Su pregunta fue rapida, alarmada.

– ?Si?

Escucho una voz neutra, opaca. Una voz desconocida.

– ?El senor Salas?

– Soy yo.

– Vera, senor -la voz, de mujer, se tomo una especie de respiro. O mas bien fue como si se dispusiera a tomar carrerilla-. Le llamo desde el Clinico. Me temo que ha sucedido algo delicado y necesitamos…

– ?Es mi hija? -pregunto automaticamente el.

Sintio como su mujer se aferraba a su brazo.

– Si, senor Salas -continuo la voz, abierta y directamente-. Nos la han traido en bastante mal estado y… bueno, aun es pronto para decir nada, ?entiende? Seria necesario que se pasara por aqui cuanto antes.

– Pero… ?esta bien? -la tension le hizo atropellarse, la presion de la mano de su esposa le hizo dano, su cabeza entro en una espiral de miedos y angustias-. Quiero decir…

– Su hija ha tomado algun tipo de sustancia peligrosa, senor Salas. La han traido sus amigos y estamos haciendo todo lo posible por ella. Es cuanto puedo decirle. Confio en que cuando lleguen aqui tengamos mejores noticias que darle.

– Vamos inmediatamente.

– Hospital Clinico. Entren por urgencias.

– Gracias… si, claro, gracias…

Se quedo con el telefono en la mano, sin darse cuenta de que su mujer ya estaba en pie. Despues la miro.

– ?Un accidente de coche? -apenas si consiguio articular palabra ella.

– No, dicen que se ha… tomado algo -exhalo el.

La confusion se empezaba a reflejar en sus rostros.

– ?Que? -fue lo unico que logro decir su esposa entre las brumas de su nueva realidad.

2

(Negras: c6)

Cinta, Santi y Maximo no se movian desde hacia ya unos minutos. Era como si no se atrevieran. Solo de vez en cuando los ojos de alguno de ellos se dirigian hacia la puerta, por la que habia desaparecido el ultimo de los medicos, o buscaban el apoyo de los demas, apoyo que era hurtado al instante, como si por alguna extrana razon no quisieran verse ni reconocerse.

– ?Por que a mi no me ha pasado nada?

Habia formulado la pregunta media docena de veces, y como las anteriores, Cinta no tuvo respuesta.

– Yo tambien estoy bien -dijo Maximo.

– Dejadlo, ?vale? -pidio Santi.

– ?Que vamos a…?

La pregunta de Cinta murio antes de formularla. Desde que habia empezado todo, los nervios se mantenian a flor de piel, pero aun adormecidos, o mejor dicho atontados, a causa del estallido de la situacion. Ahora empezaban a aflorar plenamente.

Fue Santi el primero en reaccionar, y lo hizo para sentarse al lado de ella. La rodeo con un brazo y la atrajo suavemente hacia si. Despues la beso en la frente. Cinta se dejo arrastrar y apoyo la cabeza en el. Luego cerro los ojos.

Comenzo a llorar suavemente.

– Ha sido un accidente -suspiro Santi con un hilo de voz.

Maximo hundio su cabeza entre sus manos.

Cinta se desahogo solo unos segundos. Acabo mordiendose el labio inferior. Sin desprenderse del amparo protector de Santi, pronuncio el nombre que todos tenian en ese mismo instante en la mente.

– Deberiamos llamar a Eloy.

Se produjo un silencio expectante.

Nadie se movio.

– Y tambien a Loreto -termino diciendo Cinta.

Santi suspiro.

Pero fue Maximo el que resumio la situacion con un rotundo y expresivo:

– ?Joder!

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