uno le puede gustar porque es triste y alegre a la vez, sino de otra que es triste y amarga a la vez.

– No pienso volver mas aqui -solia decir Marcus-. No soporto este ambiente. Me pone enfermo. Con algo de dinero nos podriamos marchar a Grecia unos dias, y alli viviriamos la vida de verdad.

Al principio Julia creyo que podria controlar la situacion hasta que comenzo a sentirse demasiado nerviosa e irritable, con los sentidos tan embotados que tenian que repetirle las cosas para poder entenderlas, igual que si hubiese una pantalla entre ella y el mundo. Y esa pantalla podria llamarse miedo. Temia cometer fallos y que Felix se diera cuenta de lo que ocurria, pero sobre todo temia que se enterase de que le habia mentido, y sobre todo le apenaba que las cosas no fuesen como tenian que ser.

Sin embargo, nada de esto era comparable con lo que vino despues cuando Marcus comenzo a necesitar dinero para enviar a su pais. Habia contraido alli una deuda y tenia que pagarla de cualquier forma. Fue en este momento cuando Julia considero que debia retirarse. La presion era demasiado grande para cualquiera y mas para alguien en su estado. Precisamente apelo a su embarazo para pedirle que dejasen de verse. Ya no podia mas, se iba a desmoronar, pero Marcus no quiso. Dijo que se encontraba atrapado y que ahora no iba a aguantar que le diese la patada. A estas alturas Julia reunia fuerza solo para pensar lo justo y no fue capaz de reaccionar. Y asi iba saliendo del atolladero, un atolladero en que cada vez se hablaba menos de amor y mas de dinero, mientras tanto Julia trabajaba sin descanso en el hotel para sacar un dinero extra que darle a Marcus.

El prometia que se lo devolveria con intereses. Julia por su parte, entre la angustia y el exceso de trabajo, iba cayendo en una fatiga continua. Siempre tenia sueno.

Por fortuna, tras el nacimiento de Tito, Marcus la dejo tranquila unos meses. Y ella no le echaba de menos. La paz, la tranquilidad y el no tener que enganar a Felix eran muy superiores a los sentimientos fuertes. Durante la baja por maternidad, se dedicaba a Tito todo el tiempo. Le cambiaba, le daba de mamar y observaba a este pequeno ser que habia venido al mundo porque ella y Felix habian querido. Lo normal era que mientras le daba de mamar y entre toma y toma le entrase sueno y se quedara traspuesta o profundamente dormida, hasta que la despertaba el llanto del nino. No lograba recuperarse del cansancio que habia ido acumulando desde que conocio a Marcus y ni siquiera se acordaba ya de cuando no lo sentia. Parecia que los lejanos tiempos en que era una persona como las demas se habian extinguido como los dinosaurios.

Y cuando se acabo la baja y se incorporo sin ninguna gana, a rastras como si dijeramos, al bar del hotel, Marcus reaparecio. Estaba mas guapo que nunca. La cara mas curtida por el aire y el sol y los ojos tan claros que hacian pensar que para volver aqui habria cruzado a nado oceanos profundamente azules. Julia, sin embargo, cayo en la cuenta de que la habia pillado por sorpresa y que iba mas descuidada que en los viejos tiempos. Marcus le pregunto como se llamaba su hijo.

– Tito -dijo Julia con gran precaucion.

– ?Esta bien?

– Si, muy bien.

– Me gustaria que hablasemos. No quiero malentendidos entre nosotros.

– ?Como va lo de tu deuda?

– Saldada. Esta completamente saldada. No tienes que preocuparte por eso.

Julia acababa de comprender que el problema no era Marcus, sino que ella tenia un infierno dentro que necesitaba arder, lanzar grandes llamas al cielo. Y era de suponer que Marcus tambien lo tendria. Solo que Julia no lo manejaba ni lo resistia tan bien como Marcus el suyo. Y empezaron de nuevo a verse, ahora con mas complicaciones porque Tito exigia mucha dedicacion. Julia llego a tal grado de confusion que tuvo que implicar a su madre. En varias ocasiones dejo a Tito con ella para poder verle con mas tranquilidad. Se planteo incluso la posibilidad de divorciarse de Felix y comenzar una nueva vida con Marcus, si este hubiese expresado un fuerte deseo de que asi fuera, pero no lo hizo porque tenia otras preocupaciones mas urgentes. Marcus volvia a necesitar dinero. Resulta que habia emprendido un negocio que no estaba saliendo bien. Otra vez el dinero.

«Lo unico que te importa es el dinero, ?verdad?», le dijo un dia Julia por decir. Y Marcus le sostuvo la mirada con una frialdad que a Julia le obligo a bajar la suya.

Ahora, retrospectivamente, veia su vida mas en conjunto y las conexiones entre las partes le daban aparente sentido a los acontecimientos y una explicacion, la explicacion de que un clavo arranca otro clavo y un problema tapa otro. Julia tuvo que ir al medico porque se quedaba dormida en cualquier parte. Era exagerado, tenia que tratarse de algo mas que cansancio, y lo unico bueno de su dolencia era que el asunto Marcus habia pasado a segundo plano. ?Y si estaba enferma? El medico achaco su estado a la depresion posparto. La depresion le habria provocado desordenes en el sueno. Le receto pastillas, cuyo efecto no se hacia notar demasiado.

Entre tanto, Marcus dijo que si no reunia dinero suficiente para pagar un local que habia comprado tendria que marcharse fuera del pais. Y Felix reservo un apartamento en Las Marinas para pasar el mes de julio, lo que a Julia le parecio una gran idea. Ya no podia mas, no controlaba su cuerpo y no se sentia capaz de hacer frente a su vida.

Si se habia producido la extrana circunstancia de que tambien el estuviese esta noche aqui, en La Felicidad, seria porque tenian que verse y hablarse. Se aparto a un lado para no molestar a las que entraban y salian del bano, bastante serenas todavia. Sabia que de un momento a otro el la veria, veria su pelo rojo entre las rafagas de luz. Y asi fue, de pronto noto que la luz la iluminaba aqui y alla y que la mirada de aguilucho de Marcus se detenia en ella. Ya no habia vuelta atras. Julia fijo la vista en el para dejarle claro que le habia visto y que no podia huir. Asi que sin dejar de mirarle avanzo y avanzo. Jamas los tacones le habian resultado tan odiosos. Estaba tardando una eternidad en llegar. Entonces Marcus se aparto de la barra y tambien anduvo hacia ella. Se encontraron a mitad de camino. Julia se retiro hacia la pared, donde era improbable que los viera Felix. Marcus la siguio, parecia tan asombrado como ella.

– Vaya -dijo-. ?Que sorpresa verte aqui! -dijo Marcus.

– Si, la verdad es que no creia que fuera a volver a verte y menos en Las Marinas. Es una coincidencia increible.

Julia considero que ya se estaba embalando a hablar. Marcus era un hombre de pocas palabras y su silencio resultaba un arma bastante poderosa para tirarle a ella de la lengua. Lo lograba sin mover un dedo, solo creando un intenso horror al vacio. Ahora el la observaba sopesando la situacion.

– Ya -dijo-. Imagino que andara por aqui tu marido.

– Si. Esperaba que me preguntases por mi hijo.

– ?Por que? ?Le ha sucedido algo?

Julia nego con la cabeza descorazonada, no le estaba gustando hablar con Marcus. Aquella penumbra le recordaba la habitacion del hotel. Por un lado era un alivio no haberlo matado de verdad, pero por otro le gustaria matarlo con la facilidad con la que lo hizo en el sueno.

– Se una cosa, Marcus.

El, como era de esperar, no pregunto.

– Se que robaste la diadema de la novia.

Hizo como que no recordaba, frunciendo el entrecejo con tanta fuerza que le dejo un surco.

– No entiendo lo que dices.

– Si que lo entiendes. Robaste la joya y la vendiste y cuando te gastaste el dinero volviste a mi de nuevo. Me importas una mierda.

Marcus sonrio. Por primera vez en su vida, sonrio, y con la sonrisa los musculos se le descolocaron, la mirada le cambio, se hizo mas blanda, los labios se le estiraron y le dibujaron unos surcos a los lados un poco ridiculos. Julia lamento que esta sonrisa no le hubiese llegado antes y deshiciese asi el hechizo que la habia mantenido atada a un sueno, y este si que habia sido un sueno absurdo. En el fondo todo lo que acababa de decirle, casi ahogandose de rabia, habria carecido de valor y habria caido en el vacio si no fuese por esa sonrisa, que habia vuelto el mundo del derecho. Lo estaba viendo como era. Ya no significaba nada. Solo se dijo para si, lo hecho, hecho esta.

Marcus habia sido descubierto y podia liberar su verdadero ser. El Marcus del sueno era el real.

– Crees que sabes algo y no sabes nada. Tu pequena mente solo ve cosas pequenas, hechos pequenos, ideas pequenas. Tienes fantasias pequenas y una vida aburrida -dijo Marcus tal vez calibrando su poder sobre Julia.

– ?Sabes una cosa? -replico Julia indignada-. Aunque no lo creas, existe una vida en que ya estas muerto. En esa vida yo misma te he matado. He tenido la sensacion de haberte matado y de tener que cargar con la culpa. No era agradable, pero tampoco me daba ninguna pena y no me dejabas ningun recuerdo. Ya no tenemos nada mas

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