sea la de la Santa Hermandad, que adoptaron bajo los Reyes Catolicos), son instituciones de indudable interes por si mismas, pero que ademas resulta pertinente describir someramente en estas paginas dedicadas a la Guardia Civil, por algunas llamativas coincidencias, en su funcionamiento y su devenir historico, que la alusion a ellas en el proyecto de Pedro Agustin Giron nos impide reputar casuales. En efecto, surgieron las Hermandades como respuesta al bandidaje alentado por los senores feudales y los alcaides de las fortalezas castellanas, que no solo tenian a sueldo sino que amparaban tras sus muros a los indeseables que asolaban los caminos. Las Hermandades se sostuvieron pronto con tributos especificos, que garantizaban su solvencia economica, y se convirtieron en implacables defensoras de la ley y pesadilla de delincuentes. Su eficacia corria pareja a su dureza: sus integrantes, jinetes y ballesteros, ajusticiaban expeditivamente a los infractores, casi siempre con una unica pena, el asaetamiento, que ejecutaban despues de convidar al reo a un banquete en el que compartia mesa con sus verdugos. Penas menores eran los azotes y el corte de orejas, que lleno de desorejados los pueblos de Castilla. Por esto se hicieron pronto temibles, y se convirtieron en el mas solido apoyo del poder estatal de la epoca, esto es, el de los reyes, que los utilizaron no solo para plantar cara a las aspiraciones y desafios de la nobleza, sino incluso, merced a su acometividad y disciplina, en sus guerras contra los reinos musulmanes. No poco protagonismo tuvieron, por ejemplo, en la campana para la conquista del Reino de Granada emprendida por los Reyes Catolicos, cuya Santa Hermandad Nueva tenia las caracteristicas de una potente fuerza militar, fuertemente centralizada y sustraida por completo a sus origenes concejiles para actuar como la punta de lanza del poder real.

A partir del siglo XVI, con la disolucion de esta Santa Hermandad Nueva, las Hermandades cayeron en una cierta decadencia. Incluso llegaron a servir para lo contrario de lo que habia llevado a su fundacion: apuntalar el poder y amparar los abusos de los caciques locales. La caida vertiginosa de su prestigio llevo a sus filas a elementos mas que sospechosos, y en epoca de Cervantes su descredito era casi total, como atestiguan las paginas del Quijote: «Venid aca, gente soez y mal nacida; venid aca ladrones en cuadrilla que no Cuadrilleros, salteadores de camino con licencia de la Santa Hermandad». Sobrevivieron las Hermandades en Castilla de forma residual, con funciones al final meramente honorificas, hasta su completa extincion en 1835.

Instituciones similares funcionaron en otros reinos. Hermandades medievales hubo tambien en Navarra y Aragon, y en Cataluna actuo, hasta bien avanzado el siglo XX, el famoso Somaten, especie de cuerpo de reserva de ciudadanos armados para perseguir el delito y restaurar el orden en caso de emergencia. La complejidad del tejido policial y parapolicial espanol a comienzos del siglo XIX la completaban los cuerpos regionales de seguridad. Entre otros, podemos mencionar a los Guardas de Costa del Reino de Granada, los Escopeteros Voluntarios de Andalucia, Los Migueletes y Fusileros del Reino de Valencia, los Guardas del Reino de Aragon, los Minones y Migueletes de Alava, Vizcaya y Guipuzcoa y los Mossos d'Esquadra catalanes. Todos ellos proponia Pedro Agustin Giron refundirlos en un solo cuerpo distinto del ejercito, lo que segun argumentaba traeria grandes beneficios. Por un lado, el ejercito dejaria de desgastarse en operaciones policiales, y por otro, se terminaria con el trastorno social que producia el que los vecinos de los pueblos se vieran obligados a abandonar sus labores para perseguir bandidos, con el riesgo para sus vidas y el perjuicio para sus haciendas inherentes a tal empresa.

Un cuerpo unico, una sola dependencia, un servicio uniforme, individuos escogidos. Tal era la propuesta, de la que aparte de la seguridad publica se seguiria una ganancia nacional mas que significativa: «La circulacion interior, obstruida en el dia hasta un grado dificil de concebir, quedara libre de los inconvenientes que en la actualidad la entorpecen y de este modo el comercio y el trafico de nuestro pais, que debe prosperar rapidamente por efecto del nuevo orden de cosas, encontraran en este Cuerpo una proteccion bien necesaria a sus operaciones». Y prosigue el proyecto: «Su existencia y la exactitud en el servicio haran pronto ilusorio el aliciente que pueda ofrecer a los malvados la profesion de salteadores. Por ello no solo se evitaran las extorsiones que con tanta frecuencia se cometen, sino que disminuyendose los crimenes, seran en menor numero los castigos, y una porcion de la sociedad descarriada de su deber dejara de emplearse en esta criminal ocupacion, luego que sepa que hay unas tropas siempre dispuestas a perseguirla».

Los dos pasajes transcritos acreditan el espiritu profundamente liberal que animaba el proyecto. En definitiva, se trataba de crear las condiciones para que el pais pudiera superar su atraso, a traves de la actividad economica y del cumplimiento de las leyes. Es el momento de decir que Pedro Agustin Giron, marques de las Amarillas, tenia a la sazon como ayudante de campo a su hijo Francisco Javier Maria Giron Ezpeleta las Casas y Enrile, que habria de sucederle en ese titulo y tambien en el de duque de Ahumada, concedido por la reina gobernadora quince anos despues, en su segundo paso por el Ministerio de la Guerra. La implicacion mas que probable de Francisco Javier en la redaccion de este proyecto, junto con la impregnacion de su espiritu, resultan de vital importancia para entender el origen y el caracter de la Guardia Civil, el cuerpo que tras la muerte de su padre (en el ano 1836) y ya convertido en quinto marques de las Amarillas y segundo duque de Ahumada, iba a encargarse de constituir y organizar.

Pero regresemos al verano de 1820. El proyecto de Pedro Agustin Giron comprendia una detallada estructura militar, que suponia una simplificacion burocratica respecto de la del ejercito, para adecuar mejor la Legion de Salvaguardias Nacionales a su cometido. Especificaba el proyecto que para el servicio los Salvaguardias dependerian de las autoridades civiles (o «jefes politicos») reservandose las militares todo lo relativo a su «organizacion, inspeccion y reemplazo». O lo que es lo mismo: naturaleza militar, direccion civil. Otro rasgo que retendremos, a la hora de entender la peculiar filosofia inspiradora de la Guardia Civil, y que llevaria a condicionar su propia denominacion.

Pero todos los esfuerzos del teniente general, todo su esmero en concebir un cuerpo que fuera a la vez eficaz y compatible con sus aspiraciones liberales, se estrellaron contra unas Cortes que vieron en el un ataque a la Milicia Nacional y un sesgo reaccionario. No seria esta la ultima ocasion en que el espiritu de una Espana regeneradora, distante por igual del despotismo y del desorden, sucumbia derrotado por uno o por otro, cuando no por la conjuncion de ambos. Mucho de esto le tocaria vivir, despues de sufrirlo en su remoto origen, al cuerpo que acabaria saliendo de aquel frustrado proyecto. En 1822, padre e hijo partieron al exilio en Gibraltar, del que no regresaron hasta que los Cien Mil Hijos de San Luis repusieron al rey Borbon en su poder absoluto. Pero en este nuevo periodo tampoco se conto con ellos.

De hecho, en la ultima decada del reinado de Fernando VII el modelo que se impulso desde el gobierno fue el de una policia civil, que prestaba especial atencion a las ciudades, descuidando el ambito rural (y por tanto, manteniendo desatendido el problema de la inseguridad de los caminos). Ademas se la cargo, por inspiracion de Calomarde, con funciones de policia politica, al perseguir como «enemigos de la Religion y el Trono» a los adversarios del regimen. En 1829 se fundaba el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, para perseguir el contrabando (y el perjuicio que causaba a la Real Hacienda).

A la muerte de Fernando VII se abrio la espinosa cuestion sucesoria encarnada en su hija Isabel, aun nina, con su muy deplorable consecuencia la primera guerra carlista. De nuevo las reformas quedaban aplazadas para hacer frente a una emergencia nacional que no contribuiria, por cierto, a mejorar los problemas endemicos, y menos los de la seguridad interior. La madre de la joven reina Isabel II, y regente del trono, la napolitana Maria Cristina de Borbon Dos Sicilias, hubo de echarse en brazos del partido liberal para hacer frente a la ola involucionista que apoyaba las pretensiones al trono de Carlos Maria Isidro de Borbon, hermano de Fernando VII. En 1834 encargo formar gobierno a Martinez de la Rosa, bajo cuyo mandato se procedio a intentar extirpar los restos del feudalismo hispanico, incluyendo la desamortizacion de los bienes eclesiasticos dirigida por Juan Alvarez Mendizabal. La campana militar contra los carlistas, bien atrincherados en sus bastiones de Navarra, el Pais Vasco, Cataluna y el Maestrazgo, dio un papel eminente a los generales, y en particular a Baldomero Espartero, el Pacificador que cerro en 1837 con el Convenio de Vergara el grueso del conflicto belico (quedaria solo Ramon Cabrera, guerreando en Cataluna y Valencia) pero al precio de incorporar a un ejercito hipertrofico a los cuadros y combatientes del enemigo. Tanto poder alcanzo Espartero, que se hizo nombrar principe (de Vergara), uso tratamiento de Alteza Real y forzo en octubre de 1840 el exilio de la regente, dejando en Madrid a su hija, la reina nina. No estaba nada mal, para un soldado de humilde origen hecho a si mismo de batalla en batalla.

Espartero, convertido en regente, liquido la policia civil anterior, potenciando el papel de la Milicia Nacional (que contaba con nada menos que 200.000 hombres, 60.000 mas que el propio ejercito). Acometio multiples reformas, erigido en paladin del liberal-progresismo y ante la impotencia del partido moderado, pero pronto, por su talante autoritario y su tendencia a confundir la voluntad nacional con su voluntad propia, se gano la enemistad de sus antiguos companeros de armas (o de los mas ilustres de ellos, como O'Donnell, Diego de Leon y Narvaez),

Вы читаете Sereno en el peligro
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×