haberse maquillado con algo mas que un poco de rimel. La mirada de orgullo y agradecimiento de Quinn era evidente. Ella se sentia como una adolescente nerviosa y radiante con su primer amor.

Quinn era su primer amor. El primero y el ultimo.

Se miro al espejo y sonrio. Una sonrisa verdadera, autentica. Tenia la impresion de que en lugar de caminar, flotaba, un cambio radical en ella. Pero cuando de pronto el mundo se abre y el corazon se desprende del peso del miedo, la sensacion es de una gran ligereza.

Alguien llamo a la puerta de su cabana y su momento de soledad llego a su fin. Quinn habia salido antes de que ella se vistiera (Miranda conocia la tradicion de que el novio y la novia no debian verse, pero aquello era una regla absurda que estaba dispuesta a romper alegremente).

– Adelante -dijo, desde su habitacion-. ?No has podido ausentarte mas de diez minutos?

– Imagina lo que son diez anos.

Miranda dejo caer el pincel del maquillaje y salio corriendo de la habitacion.

– ?Rowan! -exclamo, y abrazo con fuerza a su amiga-. ?No puedo creer que hayas venido!

Con Olivia, Rowan habia sido su companera de habitacion en la Academia diez anos antes, pero habia dejado el FBI despues de escribir su primera novela policiaca. Acababa de sobrevivir a su propia pesadilla, con un asesino despiadado y obsesionado con la recreacion de sus asesinatos ficticios, un hombre que se dedicaba a mandarle horribles recuerdos de sus crimenes.

Ahora que todo eso habia quedado atras, Rowan parecia tan feliz como Miranda.

– Quinn me llamo -dijo Rowan, con mirada risuena-. ?Crees que me perderia veros en este ritual final a ti y al gran testarudo ese?

– Yo sabia que asi seria -dijo Olivia, que acababa de entrar. Miranda la cogio de la mano y le dio un apreton.

– Crei que habias vuelto a Virginia.

– Eso habia hecho. He llegado a Montana anoche -dijo sonriendo-. Se te ve muy contenta.

– Lo estoy -dijo Miranda, echando un vistazo alrededor-. Rowan, ?has venido con tu amigo? Quinn me hablo de el ?Se llama John, no?

– Esta charlando con Quinn y tu padre en la hosteria. Nos han pedido que vengamos a buscarte. -Rowan parecia tranquila, como si se hubiera sacado de encima una enorme carga. Miranda sabia exactamente como se sentia. Sin embargo, Rowan caminaba como si todavia le doliera. Cuando se sento para aliviarse, estaba palida.

– ?Que tienes? Quinn me dijo que estabas bien.

– Es que ha sido un dia largo y ya no soy tan fuerte como antes. Cuando ese atracador de bancos me disparo hace ocho anos, solo tarde dos semanas en recuperarme -dijo, y rio-. Me estoy haciendo vieja.

– Oye, eso a mi no me gusta nada -dijo Liv, cruzandose de brazos -. Soy cinco anos mayor que tu.

– Y pareces cinco anos menor -dijo Rowan.

Miranda vio las dos bolsas de una tienda de ropa de Bozeman y arrugo la nariz. Adoraba su sencillo vestido blanco de novia, pero no tenia intencion de ponerse otra cosa que unos vaqueros despues de la ceremonia.

– ?Que teneis aqui?

– Somos tus damas de honor -explico Liv, con una gran sonrisa.

– No me lo puedo creer.

Rowan se encogio de hombros.

– No sabia que Quinn tuviese una vena romantica, pero todo ha sido idea suya -dijo Rowan, encogiendose de hombros. Se levanto trabajosamente de la silla-. Sera mejor que nos cambiemos, Liv -dijo.

Miranda estaba a punto de seguirlas hacia la habitacion cuando se abrio la puerta de su cabana y el amor de su vida aparecio en el umbral.

– ?No se supone que hay una regla de que no puedes ver a la novia antes de la boda? -pregunto, sonriendo.

Quinn cruzo la sala y la estrecho en sus brazos.

– Estas preciosa. Creo que nunca te habia visto con un vestido.

– No te acostumbres.

Miranda lo beso, y sintio las manos de Quinn bajando por su cuello hasta sus hombros, y la expectacion la hizo estremecerse.

– Te amo, Miranda.

– Lo se -dijo ella, con sonrisa provocadora, y entonces se dio cuenta de que el no sonreia.

– ?Que te pasa?

– Casi te he perdido. No es algo que vaya a olvidar muy facilmente.

– Estoy bien.

– ?Si? ?De verdad? Porque yo no -dijo, y se paso la mano por el pelo, nervioso.

– Estoy bien, en serio. Por primera vez desde el secuestro, me siento libre. Me enfrente a David Larsen y no me entro el panico, ni sali huyendo. Hice lo mejor que pude con lo que tenia.

– Seguro que si. Pero tambien pienso en lo que sucedio hace diez anos.

– Te lo he dicho, el pasado es el pasado. -?Por que volvia ahora al mismo tema? ?Que pretendia conseguir con ello?

– Lo que sucedio entonces nos alejo el uno del otro.

– Fue mas culpa mia que tuya. -Miranda lo creia de verdad-. Podria haber vuelto. Y, quizas, en circunstancias diferentes, habria vuelto. -Hizo una pausa, intentando encontrar una manera de explicar sus sentimientos, ideas que habian empezado a cobrar cuerpo en las ultimas dos semanas, despues de la muerte de David Larsen y Delilah Parker.

– Nunca entendere el destino. Por que murio Sharon. Pero creo que hay un motivo por el que no volvi a Quantico. En aquel momento, era facil echarte la culpa a ti, al psiquiatra y a mis propios temores. Pero cuando pienso retrospectivamente en esa decision, me doy cuenta de que hice bien. Quiza no lo pense asi entonces, pero ahora se puede decir que si no hubiese estado aqui, quizas habrian tardado demasiado en encontrar a Ashley y a Nick.

– No puedo minimizar mi contribucion en esta investigacion, pero tambien se que si no hubieras vuelto para ayudar, quiza las cosas hubieran acabado de manera muy distinta. Asi que creo que todo sucedio como sucedio porque asi tenia que ser. Y no me lamentare de mis decisiones, aunque las haya tomado por razones equivocadas.

Quinn la cogio por la cintura y la beso. Un beso largo, lento y calido. Aquel era precisamente el lugar donde ella tenia que estar.

– Y ?te parece bien tener que aplazar la luna de miel?

– Ay, por favor. -Por algun motivo, Quinn lamentaba no poder disfrutar de la luna de miel hasta septiembre. Habia pedido las ultimas dos semanas para ocuparse de los preparativos de la boda-. Hemos disfrutado de la luna de miel antes de la boda -dijo Miranda, y rio.

– Ya lo creo que si -dijo el, sonriendo.

– Te amo, Quincy Peterson. Y ahora te has quedado conmigo, con todas mis imperfecciones.

– ?Que imperfecciones? -Quinn sonrio y le beso la oreja, demorandose en el lobulo.

– Para o llegaremos tarde a nuestra boda.

– ?Y? -murmuro el-. No pueden celebrar una boda sin la novia y el novio.

Miranda rio. Habia reido mas en las ultimas dos semanas que en los ultimos diez anos. Pensando en el futuro, le esperaban anos de risas con el hombre que amaba.

Fue una ceremonia discreta y reservada solo a los amigos mas cercanos de la hosteria. Los padres de Quinn habian tomado un vuelo y llegado por la manana y luego se habian unido al grupo de invitados compuesto por el padre de Miranda, Gray, Nick, un par de agentes de policia y a la Unidad de Busqueda y Rescate de Miranda.

– Buenas tardes, senora Peterson.

Quinn sonrio y la beso ligeramente.

Ella arqueo las cejas.

– ?Senora Peterson? Crei que conservaria mi apellido.

– Como usted quiera, senorita Moore.

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