– Abre la puerta del garaje, Hoyt -dije sin parpadear.

No se movio.

Alcance la visera y pulse el control remoto del garaje. La puerta cobro vida con un zumbido. Hoyt contemplo como se levantaba. Elizabeth aparecio de pie al otro lado, sin moverse. Una vez abierta del todo, la mirada de Elizabeth se fijo con dureza en su padre.

Hoyt se derrumbo.

– ?Hoyt? -dije.

Volvio con brusquedad la cabeza hacia mi. Con una mano me agarro por los cabellos y me apreto el arma contra un ojo.

– Dile que se aparte -me ordeno.

Me quede inmovil.

– Hazlo o moriras.

– No lo haras. Delante de ella, no.

Se me acerco mas.

– ?Hazlo, cono! -el tono de voz tenia mas de implorante ruego que de orden conminatoria.

Al mirarlo, senti que me recorria una sensacion extrana. Hoyt puso el contacto. Mire al frente e indique a Elizabeth con el gesto que se apartara. Vacilo, pero al final se hizo a un lado. Hoyt espero a que dejara el paso libre. Piso el gas. Pasamos, con una fuerte sacudida, junto a ella. Mientras nos alejabamos, me volvi a mirar a traves de la ventana trasera y vi como Elizabeth se iba desdibujando, empalideciendo hasta que finalmente desaparecio.

Una vez mas.

Me recoste en el asiento y me pregunte si volveria a verla. Primero habia fingido confianza, pero sabia cuales eran los riesgos. Elizabeth habia querido disuadirme. Yo le habia explicado que debia hacerlo. Esta vez me tocaba a mi hacer el papel de protector. A Elizabeth no le habia gustado la idea, pero me habia comprendido.

Hacia pocos dias que me habia enterado de que estaba viva. ?Iba a regatear mi vida a cambio de aquella verdad? No, hacia lo que hacia de buena gana. Senti que me invadia una sensacion de bienestar sentado en aquel coche junto al hombre que habia traicionado a mi padre. El remordimiento que desde hacia tanto tiempo pesaba en mi conciencia me estaba abandonando y dejaba en mi una sensacion de alivio. Ahora sabia que tenia que hacer, que tenia que sacrificar. Me dije si existia acaso otra alternativa, si no estaria previsto para que ocurriera tal y como estaba ocurriendo.

Me volvi hacia Hoyt y dije:

– Elizabeth no mato a Brandon Scope.

– Lo se -contesto y luego dijo algo que me hirio como un trallazo-. Lo mate yo.

Me quede helado.

– Brandon pegaba a Elizabeth -prosiguio atropelladamente-. Iba a matarla. O sea que me lo cargue cuando iba a entrar en su casa. Despues cargue el muerto a Gonzalez, como ya te he contado. Elizabeth estaba al corriente y no queria que un inocente pagase por lo que no habia hecho. Por eso presento aquella coartada. La gente de Scope se entero del asunto y esto les obligo a pensar. Cuando comenzaron a sospechar que tal vez Elizabeth era la asesina… -se paro y, con los ojos clavados en el asfalto, articulo unas palabras salidas de lo mas profundo- ?que Dios me ayude!, yo les deje hacer.

Le tendi el movil.

– ?Llama! -le dije.

Llamo. Hablo con un tal Larry Gandle. Habia visto varias veces a Larry Gandle. Su padre habia sido companero de instituto de mi padre.

– Tengo a Beck -le dijo Hoyt-. Nos encontraremos en los establos, pero teneis que soltar al nino.

Larry Gandle dijo algo que no llegue a entender.

– En cuanto sepamos que el nino esta sano y salvo, estaremos alli -oi que decia Hoyt-. Y dile a Griffin que tengo lo que quiere. Asi daremos esto por terminado sin que yo ni ninguno de mi familia resulte perjudicado.

Gandle dijo algo y oi que cortaba la comunicacion. Hoyt me devolvio el telefono.

– ?Pertenezco a tu familia, Hoyt?

Volvio a apuntar a mi cabeza con el arma.

– Saca despacio la Glock, Beck. Lentamente. Con dos dedos.

Hice lo que me pedia. Acciono el pulsador electrico para bajar el cristal.

– Tirala por la ventana.

Vacile. Me apreto el ojo con el canon. Lance el arma por la ventana, pero no la oi caer.

Ahora ibamos en silencio, esperando que volviera a sonar el telefono. Cuando lo hizo, respondi yo. Tyrese me dijo en voz baja.

– Esta bien.

Colgue, aliviado.

– ?Donde me llevas, Hoyt?

– Lo sabes muy bien.

– Griffin Scope nos matara a los dos.

– No -respondio, pero siguio apuntandome con el arma-. A los dos, no -anadio.

45

Dejamos la autopista y enfilamos por una carretera rural. Las farolas iban espaciandose hasta que la unica iluminacion fue la de los faros del coche. Hoyt se sento en el asiento trasero y saco un sobre de papel manila.

– Esta todo aqui, Beck. Todo.

– ?Que es todo?

– Lo de tu padre con Brandon. Lo de Elizabeth con Brandon.

Por un momento me desoriento. Habia tenido el sobre con el todo el tiempo. Despues me dije: «?Por que en el coche? ?Que hacia Hoyt metido en el coche?».

– ?Donde estan las copias? -le pregunte.

Sonrio como si le alegrara que se lo hubiera preguntado.

– No las hay. Esta todo aqui.

– Sigo sin entender.

– Ya lo entenderas, David. Lo siento, pero ahora tu eres la cabeza de turco. No hay otra salida.

– Scope no se lo tragara -dije.

– Si, seguro que se lo traga. Como has dicho, hace mucho tiempo que trabajo para el. Se que quiere oir. Y hoy es el final.

– ?Hablas de mi muerte? -pregunte.

No respondio.

– ?Que explicacion daras a Elizabeth?

– Es posible que me odie -contesto-, pero por lo menos ella vivira.

Vi enfrente la reja de la entrada trasera de la finca. «Fin del juego», pense. El guarda de seguridad uniformado nos indico con el gesto que entrasemos. Hoyt seguia apuntandome con el arma. Avanzamos a traves del camino y de pronto, sin previo aviso, Hoyt piso el freno.

Y se volvio hacia mi.

– ?Llevas microfono, Beck?

– ?Como? No.

– No me enganes. Dejame ver.

Acerco la mano a mi pecho y yo me aparte.

Levanto mas el arma y, eliminando el espacio que quedaba entre los dos, me palpo la parte inferior del cuerpo. Satisfecho, se recosto en el asiento.

– Estas de suerte -dijo en tono burlon.

Volvio a meterse en el camino. A pesar de la oscuridad, se detectaba la opulencia del lugar. La silueta de los

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