impresion de que habia nacido enfurecido y queria morir asi. Winterhoff podia haber posado como modelo, en calidad de hombre distinguido, para el reclamo de una marca de whisky. No le faltaba siquiera ni el bigotito gris.

En cuanto al hijo, a quien no me atrevia aun a llamar Ed, y que era mas o menos de mi edad, reserve mis juicios, porque parecia estar preocupado, y esta no es situacion para calibrar a una persona. No cabia dudar de que le dolia la cabeza. Su traje le habia costado tres veces mas de lo que valia el de su padre.

Cuando les hube acomodado en sendas sillas, con el senor Erskine en el sillon de cuero rojo que habia al extremo de la mesa de Wolfe y una mesita al alcance de su codo que le venia de perlas para firmar un cheque en ella, el padre dijo:

– Quiza estaremos perdiendo el tiempo, senor Wolfe. Por telefono nos parecio imposible obtener ninguna informacion satisfactoria. ?Ha sido usted encargado por alguien de investigar este asunto?

Wolfe levanto una ceja unos milimetros.

– ?Que asunto, senor Erskine?

– Pues… eso, la muerte de Cheney Boone.

– Dejeme usted que le diga -respondio Wolfe despues de reflexionar- que no me he comprometido a nada ni he aceptado retribucion alguna. No estoy sujeto a ningun interes particular.

– En un caso de asesinato -dijo malhumorado Breslow- no hay otro interes posible que el de la justicia.

– ?Oh, por Dios! -gruno Ed.

– Si hace falta -dijo con enfasis papa- pueden ustedes marcharse y yo resolvere esto a solas. -Y volviendose a Wolfe anadio-: ?Que opinion ha formado usted?

– Las opiniones peritas valen dinero.

– Se las pagaremos.

– Una cantidad razonable -intervino Winterhoff, con voz grave y espesa, impropia de un hombre distinguido.

– No la valdra, a menos que yo sea de veras un perito, y yo no sere perito a menos que trabaje. No he decidido aun si llegare a esta determinacion extrema. No me gusta trabajar.

– ?Quien le ha consultado a usted? -insistio el senor Erskine.

– Vamos a hablar en serio, senor -dijo Wolfe senalandole con un dedo-. Es usted un indiscreto al hacerme esta pregunta y yo seria un necio si se la respondiese. ?Ha venido usted aca con la intencion de contratarme?

– Hombre. -dijo Erskine vacilante-. Hemos hablado de ello como de una eventualidad posible.

– ?Por cuenta de ustedes como particulares o por cuenta de la Asociacion Industrial Nacional?

– Se trato de ello como cosa de la Asociacion.

– No les aconsejo que lo hagan -dijo Wolfe meneando la cabeza-. Podria ocurrir que malgastaran el dinero.

– ?Por que? ?No es usted un buen detective?

– Soy el mejor. Pero la situacion es obvia. Lo que les interesa a ustedes es la reputacion y la solidez de su entidad. La opinion publica ha visto ya la causa y ha dictado sentencia. Nadie ignora que su Asociacion era enconadamente hostil a la Oficina de Regulacion de Precios, al senor Boone y a su politica. El noventa y nueve por ciento de la gente esta persuadida de quien fue el asesino del senor Boone: La Asociacion Industrial Nacional. -Y dirigiendome la mirada, Wolfe me pregunto-: Archie, ?que decia aquel hombre del Banco?

– ?Oh, nada! Un chiste que corre de boca en boca: Que A.I.N. significa «Absolutamente inutil negarlo»

– ?Esto es una infamia!

– Sin duda -convino Wolfe-, pero tal es la voz publica. La A.I.N. ha sido considerada culpable y la gente ha emitido su fallo. La unica manera de anular esta sentencia seria encontrar al asesino y demostrar su culpabilidad. Aunque resultase que el criminal era un miembro de la A.I.N. el balance seria el mismo: la curiosidad y el odio de la gente se transferirian a la persona, si no de una manera total, por lo menos en gran medida. No habra otra cosa que les descargue a ustedes de su presunta culpabilidad.

Los visitantes se miraron mutuamente. Winterhoff asintio con gesto abatido y Breslow se mordio los labios para que su irritacion no estallase. Ed Erskine miro a Wolfe como si este fuese la causa de su dolor de cabeza.

– Dice usted -observo papa Erskine dirigiendose a Wolfe- que el publico considera culpable a la A.I.N. Lo propio han hecho la policia y el F.B.I. Se producen con nosotros de una manera despotica y opresiva. Habria que conceder a los miembros de una organizacion tan antigua y tan respetable como es la A.I.N. ciertos derechos y ciertos privilegios. ?Sabe usted como actua la policia? Ademas del resto de medidas adoptadas, ?sabe usted que se han puesto en relacion con la policia de cada ciudad de los Estados Unidos? ?Sabe usted que les han pedido una declaracion firmada a todos los ciudadanos de cada localidad que estuvieron en Nueva York en aquella cena y han regresado a su casa?

– ?Claro!-convino cortesmente Wolfe-; y quiero suponer que la policia les habra proporcionado papel y tinta.

– ?Como dice? -dijo papa Erskine mirandole severamente.

– ?Que demonios tiene que ver una cosa con otra? -pregunto con irritacion el hijo.

Wolfe paso por alto la pregunta e hizo observar:

– Lo malo del caso es que la probabilidad de que la policia aprehenda al culpable parece mas bien fragil. Sin haber estudiado el caso de manera profunda, tio puedo emitir una opinion perita acerca de el, pero me veo en el caso de declarar que me parece bastante oscuro. Han pasado ya tres dias y tres noches. Por ello es por lo qua me pronuncio en contra de su idea de contratar mis servicios. Reconozco que valdria cualquier gasto para su Asociacion el descubrir al asesino, aun cuando resultase que era uno de ustedes cuatro, pero de este trabajo me encargaria yo en el extremo mas desesperado, y aun asi con el mayor desagrado. Lamento que se hayan ustedes tomado la molestia de venir sin fruto. Archie…

Me puse en pie, entendiendo la insinuacion de que mi cometido iba a ser demostrarles con que cortesia, sabiamos ponerles en la puerta. Ellos permanecieron sentados mirandose reciprocamente.

– Yo echaria adelante, Frank -le dijo Winterhoff a Erskine.

– ?Que otra cosa podemos hacer sino? -se pregunto Breslow.

– ?Dios mio, preferiria que estuviese aun vivo! -gimio Ed-. Aquello era mejor que esto.

Volvi a sentarme.

– Somos hombres de negocios, senor Wolfe -dijo Erskine-. Nos hacemos cargo de que usted no puede garantizarnos nada, pero si lograsemos convencerle de que se encargase usted del asunto, ?que se brindaria usted a hacer?

Costo diez minutos el convencer a Wolfe, y cuando se rindio al cabo todos parecieron aliviados» incluso Ed. Quedo mas o menos claro que el argumento clave era la afirmacion de Breslow de que la justicia tenia que prevalecer. Fue lastima que la mesita tan apropiada a escribir un cheque permaneciese sin usar, puesto que la A.I.N., disponia de un sistema especial de ordenes de pago. En vez de ello puse a maquina una carta que dicto Wolfe y que Erskine firmo. La cantidad ascendia a diez mil dolares y quedaba abierta una cuenta final que incluiria los gastos de la investigacion. Se advertia que aquella gente se agarraba a un clavo ardiendo.

– Ahora -dijo Erskine devolviendome la estilografica- me parece que lo mejor sera que le revelemos las noticias que tenemos del caso.

– No hace falta que sea ahora mismo -opuso Wolfe -Tengo que ajustar mi cerebro a este lio. Mejor seria que volviesen ustedes esta noche, digamos a las nueve.

Todos protestaron. Winterhoff dijo que tenia una cita que no podia vulnerar.

– Como usted guste, senor; si es que la cita le parece mas importante. Tenemos que empezar a trabajar sin perdida de tiempo. -Volviendose hacia mi Wolfe dijo-: Archie, su libro de notas. Un telegrama: «Queda usted invitado a tomar parte en una conversacion acerca del asesinato de Boone que tendra lugar en el despacho de Nero Wolfe a las nueve de la noche de este viernes, 29 de marzo». Firmelo con mi nombre. Envieselo en el acto a los senores Cramer, Spero y Kates, a la senorita Gunther, a la senora Boone, a la senorita Nina Boone y al senor Rhode y quiza tambien a otras personas, que ya veremos luego. ?Estaran ustedes aqui, senores?

– ?Dios mio -exclamo en tono ofendido Ed-, con tanta gente podria usted celebrar la reunion en el salon de baile mayor del Waldorf!

– Me parece a mi -dijo Erskine- que hay aqui un error. El primer principio…

– Soy yo quien lleva la investigacion -. dijo Wolfe en el mismo tono que usaban con sus subordinados los

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