?Llora! No te averguencesde confesar que me quisiste un poco.?Llora! Nadie nos mira.Ya ves; yo soy un hombre… y tambien lloro.
XLV
En la clave del arco mal segurocuyas piedras el tiempo enrojecio,obra de cincel rudo campeabael gotico blason.Penacho de su yelmo de granito,la yedra que colgaba en derredordaba sombra al escudo en que una manotenia un corazon.A contemplarle en la desierta plazanos paramos los dos.Y, ese, me dijo, es el cabal emblemade mi constante amor.?Ay! es verdad lo que me dijo entonces:Verdad que el corazonlo llevara en la mano… en cualquier parte…pero en el pecho no.
XLVI
Me ha herido recatandose en las sombras,sellando con un beso su traicion.Los brazos me echo al cuello y por la espaldapartiome a sangre fria el corazon.Y ella prosigue alegre su camino,feliz, risuena, impavida, ?y por que?Porque no brota sangre de la herida,porque el muerto esta en pie.
XLVII
Yo me he asomado a las profundas simasde la tierra y del cielo,y les he visto el fin o con los ojoso con el pensamiento.Mas ?ay! de un corazon llegue al abismoy me incline un momento,y mi alma y mis ojos se turbaron:?Tan hondo era y tan negro!
XLVIII
Como se arranca el hierro de una heridasu amor de las entranas me arranque,aunque senti al hacerlo que la vidame arrancaba con el.Del altar que le alce en el alma miala Voluntad su imagen arrojo,y la luz de la fe que en ella ardiaante el ara desierta se apago.Aun para combatir mi firme empenoviene a mi mente su vision tenaz…?Cuando podre dormir con ese suenoen que acaba el sonar!
XLIX
Alguna vez la encuentro por el mundoy pasa junto a mi,y pasa sonriendose y yo digo?Como puede reir?Luego asoma a mi labio otra sonrisamascara del dolor,