extremo cansancio, y todos sabian que no habia estado bebiendo—. ?Estamos de acuerdo o no? La Hermandad no es lo bastante fuerte para perjudicarnos aqui, en nuestro valle. Pero sus lideres siguen vivos, y tienen fuerza suficiente para destruir la central nuclear. No es que sean ellos fuertes, sino que la central es fragil.
Hamner se sobresalto al oir aquello. Estaba interrumpiendo al senador, pero no le importaba. Sabia que debia hablar cuidadosamente, sopesando cada palabra, pero estaba demasiado fatigado y el impulso para intervenir demasiado fuerte.
—?Si! Somos fragiles. ?Como esa ballena! —Senalo la vitrina de cristal—. Como la ultima pieza de cristal de Steuben en el mundo. Si la energia se detiene un solo dia...
—Hermosa y fragil —le interrumpio Al Hardy—. Senador, ?tiene algo mas que decir?
Jellison meneo su imponente cabeza.
—Solo esto. Pensadlo cuidadosamente. Esta puede ser la decision mas importante que hayamos tomado desde... aquel dia. —Volvio a sentarse—. Seguid, por favor.
Hardy miro preocupado al senador, y luego hizo un gesto a una de las mujeres que estaban cerca de el. Le hablo, demasiado bajo para que Harvey pudiera oir lo que le decia, y la mujer salio. Hardy se coloco de nuevo ante el atril.
—Fragil y hermosa —dijo—, pero de escaso valor para la comunidad agricola.
—?De escaso valor? —estallo Tim—. ?Energia! ?Ropas limpias! Luz...
—Lujos —dijo Al Hardy—. ?Vale la pena que arriesguemos nuestras vidas por ellos? Somos una comunidad agricola. El equilibrio es delicado. No hace muchas semanas ignorabamos si sobreviviriamos al invierno. Ahora sabemos que podemos. Hace unos dias no sabiamos si podriamos resistir a los canibales. Lo hicimos. Estamos a salvo y tenemos trabajo que hacer, y no podemos destinar mas gente para una guerra innecesaria. —Miro a George Christopher—. ?Estas de acuerdo, George? Ninguno de nosotros huye de una lucha... pero ?tenemos que precipitarnos a luchar?
—Yo no —dijo Christopher—. Hemos ganado nuestra guerra.
Hubo murmullos de conformidad. Harvey dio un paso adelante, con la intencion de unirse al coro general. Otra guerra no. No mas tardes con la ballesta...
Sintio a Maureen a su lado. Ella le miro con una suplica en sus ojos.
—No permitas que hagan esto —le dijo—. ?Hazles comprender! —Solto el brazo de Harvey y se inclino sobre el senador—. Diselo, papa. Tenemos que... luchar. Hay que salvar esa central nuclear.
—?Por que? —pregunto Jellison—. ?No hemos tenido ya bastante guerra? No importa. Yo no podria ordenarselo. No irian.
—Irian si se lo pidieras, estoy segura.
El no respondio. Maureen se volvio hacia Harvey, el cual la miro sin comprension.
—Escucha —le dijo—. Escucha a Al.
—Los refuerzos no bastarian, Tim —decia Al Hardy—. Esta tarde, el jefe de policia Hartman, el senador, el alcalde y yo hemos considerado el problema. ?No os hemos olvidado! Y el coste es demasiado elevado. Tu mismo has dicho que la central es fragil. No basta con poner una guarnicion en ella, mantenerla siempre con hombres, sino que es preciso evitar que la Hermandad lance un mortero en el lugar critico. Dime, ?si ese trabajador no hubiera cerrado la valvula del vapor, no habria terminado todo?
—Si —gruno Tim—. Eso habria acabado con nosotros, y por ello un chico de veintidos anos se achicharro vivo para salvar la central. Y el general Baker tomo su decision.
—Tim, Tim —le rogo Hardy—. No comprendes. No valdria de nada enviar solo refuerzos. Mira, enviare voluntarios. Tantos como quieran ir, y con suficiente comida y municiones...
El rostro de Tim se ilumino, pero solo por un momento.
—...pero no servira de nada, y tu lo sabes. Para salvar esa central nuclear tendremos que enviar todas nuestras fuerzas, a
—Pero...
—Piensa en ello —dijo Hardy—. Patrullas, espias, un ejercito de ocupacion. Todo ello para impedir que un fanatico destruya una pieza vital de las instalaciones y haga que la central deje de funcionar un solo dia. Esa es la tarea, ?no?
—Por ahora —dijo Tim—. Pero cuando haya paz y tranquilidad por algunas semanas, Price pondra en marcha el segundo reactor. Entonces, mientras uno trabaje se podra reparar el otro.
A la mayoria de los presentes se les estaban pasando los efectos del alcohol, porque el licor estaba tan agotado como las existencias de cafe. Murmuraban entre si, hablaban, discutian, y Harvey tuvo la impresion de que las opiniones estaban divididas, pero los que estaban a favor de Tim eran los menos. Como debia ser, penso. No mas guerra.
Sin embargo, al mirar a Maureen vio que estaba llorando abiertamente. ?Era a causa de Baker? Baker habia tomado su decision, pero tal vez ella no podia aceptarla...
Sus miradas se cruzaron.
—Hablales —le pidio Maureen—. Hazles comprender.
—Yo mismo no lo comprendo —replico Harvey.
—Hablales de lo que esta a nuestro alcance. Una civilizacion tiene la etica que puede permitirse. Nosotros no podemos permitirnos muchas cosas. No podemos hacernos cargo de nuestros enemigos... lo sabes.
El se estremecio. Si, lo sabia.
Leonilla Malik entro por la puerta trasera, a traves del despacho del alcalde. Se inclino sobre el senador.
—Me han dicho que me necesita.
—?Quien se lo ha dicho? —pregunto Jellison.
—El senor Hardy.
—Estoy bien. Vuelva al hospital.
—El doctor Valdemar esta de turno. Dispongo de algunos minutos.
La doctora se quedo detras del senador y le observo atentamente, con expresion profesional y preocupada.
—Hemos de tener en cuenta los costes —decia Al Hardy—. Nos pides que lo arriesguemos todo. Nos hemos asegurado la supervivencia. Estamos vivos. Hemos luchado la ultima batalla. Tim, la luz electrica no vale tanto para que echemos todo eso por la borda.
El cansancio y el dolor hicieron vacilar a Tim Hamner.
—No abandonaremos —dijo—. Lucharemos. Todos.
Pero su voz no era fuerte; parecia abatido.
—Haz algo —dijo Maureen—. Diselo.
Cogio el brazo de Harvey.
—Diselo tu.
—No puedo, pero tu ahora eres un heroe. Tus hombres los tuvieron a raya...
—Tu posicion aqui tampoco esta nada mal —le dijo Harvey.
—Se lo diremos los dos. Ven conmigo. Les hablaremos juntos.
Harvey penso en los motivos de Maureen. ?Lo hacia solo por la central? ?Por la memoria de Johnny Baker? ?Porque estaba celosa de Marie y George Christopher? Cualesquiera fueran sus motivos, acababa de ofrecerle la direccion de la fortaleza... y por la mirada de Maureen supo que no le haria otra oferta semejante.
—Tendriamos que defender su territorio —decia Al Hardy—. Deke no podria hacerlo...
—?Si que podemos! —exclamo Tim—. ?Los vencisteis! ?Podemos!
Hardy asintio gravemente.
—Si, supongo que podriamos. Pero primero hemos de apoderarnos de sus tierras... y no podemos hacerlo con armas magicas. Las granadas y las bombas de gas no son demasiado utiles en el ataque. Perderiamos gente, mucha gente. ?Cuantas vidas valen tus luces electricas?
—Muchas —dijo Leonilla Malik, sin ningun temor en la voz—. Si ayer hubiera tenido la luz adecuada en el quirofano, podria haber salvado otras diez vidas por lo menos.