Maureen se dirigio a la tarima. Harvey vacilo, pero fue con ella. ?Que diria? Los hombres podian tomar las armas por una causa. ?Viva la Republica! ?Por el rey y la patria! ?Deber, honor y patria! ?Recordad El Alamo! ?Libertad, igualdad, fraternidad! Pero nadie habia ido a la lucha gritando: «?Un mayor nivel de vida!» o «?Duchas calientes y afeitadoras electricas!»
Penso en sus propias motivaciones. Cuando subiera al estrado se habria comprometido. Cuando la Nueva Hermandad llegara por el agua con una nueva balsa y sus morteros, el tendria que ir el primero en los botes, tendria que ser el primero en atacar, y seria el primero en morir. ?Como podia convencerse de que aquello era realmente lo que queria?
Recordo la batalla, el ruido, la soledad, el miedo, la verguenza de la huida, el terror cuando uno no lo hacia. Un ejercito racional echaria a correr. Cogio a Maureen del brazo para hacerla retroceder.
Ella se volvio y le miro preocupada. Le hablo en voz baja, para que nadie la oyera.
—Todos tenemos que hacer nuestro trabajo —le dijo—. Y esto es lo correcto. ?No te das cuenta?
El breve retraso habia sido excesivo. Al Hardy se retiraba, tras haber expuesto su opinion. La muchedumbre empezaba a marcharse, hablando entre ellos. Harvey oyo retazos de conversacion: «Diablos, no se, pero no quiero pelear mas.» «Baker murio por ese sitio. ?Valia la pena?» «Estoy cansado, Sue. Volvamos a casa.»
Antes de que Hardy pudiera abandonar la tarima, Rick Delanty le cerro el paso.
—El senador ha dicho que esta es una decision importante —le dijo.
—Hablemos de ello, ahora. —Harvey vio con alivio que la expresion de Delanty ya no era asesina, pero parecia lleno de decision—. Al, ha dicho usted que sobreviviremos al invierno. Hablemos de eso.
Hardy se encogio de hombros.
—Si se empena. Creo que ya esta todo dicho.
En los labios de Delanty se dibujo una sonrisa taimada, artificial.
—Diablos, Al, todos estamos aqui, el licor se ha terminado y manana tendremos que volver a partir piedras. Hablemos claramente ahora. ?Podemos resistir el invierno?
—Si.
—Pero sin cafe. Se ha terminado.
Hardy fruncio el ceno.
—Si.
—?Que tal estamos de ropa? Se acercan los glaciares, y la ropa que llevamos esta podrida. ?Podemos sacar algo de los almacenes sumergidos?
—Tal vez podamos usar algunos plasticos. Eso puede esperar, ahora que no hemos de preocuparnos por la Nueva Hermandad. Tendremos que aprovechar al maximo nuestra ropa.
—?Y el transporte? Los coches y camiones se estan estropeando uno tras otro, ?no es cierto? ?Tendremos que comernos los caballos?
Al Hardy se paso la mano por el cabello.
—De momento, no. Lo habia pensado, pero... no. Los caballos no se reproducen con rapidez. De todos modos, los camiones nos duraran anos.
—Que mas nos falta? ?Penicilina?
—Si...
—?Aspirina? Y el licor. No hay anestesia de ninguna clase.
—?Podremos fermentar licor!
—Claro. Asi que viviremos. Resistiremos este invierno, y el proximo, y el siguiente. —Rick hizo una pausa, pero antes de que Hardy pudiera decir nada, anadio a gritos—: ?Como campesinos! Hoy hemos tenido aqui una ceremonia, un premio al chico que capturo mas ratas esta semana. Y podemos esperar que eso continue durante el resto de nuestras vidas, que nuestros chicos crezcan como cazadores de ratas y pastores de cerdos. Un trabajo honorable, necesario. Nadie lo desprecia. Pero... ?no hemos de poner nuestra esperanza en algo mejor? Y vamos a tener esclavos. No porque queramos, sino porque los necesitamos. ?Nosotros, que habiamos llegado a dominar la electricidad!
Aquella ultima frase conmociono a Harvey Randall. Vio que tambien habia afectado a otros, a muchos mas. Permanecieron en pie, incapaces de marcharse.
—Asi que podemos acurrucamos en nuestro valle —siguio diciendo Delanty—. Podemos quedarnos aqui, estar a salvo y dejar que nuestros ninos crezcan cuidando cerdos y recogiendo estiercol. Podemos sentirnos orgullosos de eso, porque es mucho mas de lo que podiamos haber esperado, pero, ?es suficiente? ?Es suficiente con que estemos a salvo cuando abandonamos a todos los demas a la intemperie? Vosotros mismos decis cuanto sentis tener que echar a los que vienen aqui, devolverlos al peligroso exterior. Bien, ahora tenemos la oportunidad. Podemos hacer que en el exterior, en todo el valle de San Joaquin, esten tan seguros como lo estamos nosotros.
»O podemos elegir el otro camino, quedarnos aqui, seguros como... ardillas. Pero si esta vez seguimos el camino facil, tambien lo seguiremos la proxima, y todas las demas, ?y dentro de cincuenta anos nuestros hijos se esconderan bajo la cama cuando oigan tronar! Se esconderan de la misma manera que los antiguos se escondian de los grandes dioses atronadores. Los campesinos siempre creen en los dioses terribles.
»Y pensad en el cometa. Nosotros sabemos que fue. ?Diez anos mas y hubieramos sido capaces de apartarlo del camino! He estado en el espacio. No volvere alla, pero nuestros hijos podrian. Con esa central nuclear, dentro de veinte anos podriamos volver al espacio. Sabemos como hacerlo, no se necesita mas que energia, y esa energia esta ahi, a menos de cien kilometros, pero no tenemos bastantes redanos para salvarla. Pensad en ello. Esas son las alternativas. Seguid adelante y sed buenos campesinos, a salvo y supersticiosos... o tened de nuevo mundos que conquistar, sed capaces de dominar la electricidad.
Se detuvo, pero no el tiempo suficiente para dejar que nadie mas hablara.
—Yo voy —dijo—. ?Leonilla?
—Desde luego —dijo ella, avanzando hacia la tarima.
—Y yo —grito el camarada general Jakov desde el fondo de la sala—. Por la electricidad.
—Vamos. —Harvey dio una palmadita a Maureen y paso junto a ella en direccion a la tarima. Ahora que sabia lo que iba a decir, las decisiones eran sencillas—: ?Quien se une al grupo de combate Randall?
—Yo —dijo alguien.
Maureen se unio a ellos, otro granjero dio un paso adelante, y Tim Hamner y el alcalde Seltz. Marie Vanee y George Christopher discutian. Marie pertenecia al grupo de combate de Randall a menos que Christopher tuviera un grupo propio. Y Christopher tambien se unio a ellos.
Al Hardy permanecio de pie, confuso, queriendo hablar pero disuadido por la imperiosa mirada de Maureen.
Harvey Randall penso que podria detenerlos. No seria muy dificil. Una vez todos se hubieran comprometido, seria dificil retroceder, pero de momento era posible disuadir o convencer mas al grupo, y Al Hardy sabia como hacerlo...
Hardy miro al senador. El anciano se habia levantado a medias de su sillon y boqueaba en busca de aire. Volvio a caer en el asiento y Leonilla corrio hacia el, pero le hizo una sena para que se apartara y llamo a Hardy.
—Al —jadeo.
Leonilla tenia su maletin en el despacho. Lo abrio y saco una jeringuilla. Vencio la debil resistencia del senador y le abrio la chaqueta y la camisa. Clavo rapidamente la aguja en el pecho, cerca del corazon.
Al Hardy se abrio paso entre la muchedumbre, como un loco. Se arrodillo junto al senador, que se retorcia en el sillon, llevandose las manos al pecho, mientras el jefe de policia Hartman y otros le sostenian. Los ojos del anciano se centraron en Al Hardy.
—Al.
—Si, senor —dijo Hardy con voz ahogada, casi inaudible. Se agacho para acercarse mas a el.
—Al. Da a mis ninos de nuevo la luz electrica. —Su voz era clara y se oyo en toda la sala, pero en seguida se desplomo en el sillon y solo oyeron un debil susurro—: Dales de nuevo la luz electrica.