ingresar en un convento, pero no era eso lo que la Susona queria. Lo que ella queria era recuperar a Miguel. Debido a sus accesos de ira acabaron expulsandola. Despues de eso, la unica salida que le quedaba era la prostitucion, y no la asustaba. Se instalo en esta casa que nadie habia querido y que estaba abandonada. Mientras duro su maravillosa belleza, llevo aqui una vida vergonzosa. Con la edad vino la miseria y finalmente la muerte. Dicen que se habia arrepentido y que exhalo el ultimo suspiro en los peldanos de la capilla, pero, como usted mismo pudo constatar, la muerte no le reporto descanso. Catalina habita esta casa, perseguida por la maldicion del pueblo judio.

—?Se sabe algo de esa maldicion? ?Hay alguna redencion posible para el alma en pena de Catalina?

—Quiza. Si lograse encontrar la piedra sagrada para devolversela a los hijos de Israel, la paz descenderia sobre ella. Por eso todos los anos sale de la casa en busca del rubi y sobre todo del hombre que acepte buscarlo por ella.

—?Y siempre va a la Casa de Pilatos? ?Es que el rubi del retrato es el que ella busca?

—Si. La reina Isabel se lo regalo a su hija, Juana, cuando esta se fue a los Paises Bajos para casarse con el hijo del emperador Maximiliano, Felipe el Hermoso, que la volvio loca. Lo que no puedo decirle, senor, es que paso despues con el. Le he contado todo lo que se.

—Es mucho, y se lo agradezco —dijo Morosini, sacando del bolsillo un sobre que contenia la recompensa prometida—. Pero antes de despedirnos me gustaria entrar en la casa.

Diego Ramirez se metio el sobre bajo el bluson despues de echar un rapido vistazo al interior, pero despues hizo una mueca.

—No hay nada que ver salvo escombros, ratas y telaranas.

—?Y Catalina? ?No ha dicho que la habitaba?

—Por la noche. Solo por la noche —respondio el mendigo, repentinamente nervioso—. Todo el mundo sabe que los fantasmas no se dejan ver durante el dia.

—En tal caso, no hay nada que temer. ?Viene?

—Prefiero esperarlo aqui…, pero no demasiado tiempo. Esa puerta no esta cerrada con llave y se abre facilmente… Puede verla desde aqui, detras de la quinta columna de la galeria de acceso.

Aldo no tuvo ninguna dificultad en penetrar en el universo desolado descrito por su companero. Dos salas abandonadas bajo techos de cedro cuyas elegantes esculturas subsistian, algunas con un resto de color. Al fondo de la segunda, una escalera con las baldosas rotas subia hacia el piso superior, pero la oscuridad era tan densa que apenas si se veia.

Hacia frio en la casa abandonada. El ambiente olia a polvo, a moho y a otra cosa, algo indefinible que producia una sensacion de tristeza al visitante. Era tan extrano que, pese a su valentia, Morosini noto que palidecia y que unas gotas de sudor le banaban la frente. Incluso le dio un vuelco el corazon mientras avanzaba lentamente hacia los viejos peldanos. Al mismo tiempo, sentia, de un modo cada vez mas angustioso, una presencia.

—?Que me ocurre? —mascullo, sin pensar ni por un instante en retroceder—. ?Acaso estare convirtiendome en medium, para que me afecte de esta forma lo invisible?

Y de pronto la vio, o mas bien la percibio, pues no era mas que un rostro de contornos mal definidos en medio de las sombras concentradas junto a la escalera, pero sin duda correspondia a la mujer a la que habia seguido el dia anterior. Semejaba una flor cubierta por un velo de bruma en medio de las tinieblas, una flor sin tallo pero capaz de expresar todo el sufrimiento del mundo. Las personas que padecian suplicios debian de tener esa expresion doliente. Entonces, casi a su pesar, Aldo dijo en un tono lleno de dulzura:

—Catalina, yo tambien busco el rubi, lo busco para devolverselo al pueblo de Israel. Cuando lo haya encontrado, vendre a decirselo… y rezare por usted.

Le parecio oir un suspiro y no vio nada mas. Entonces, tal como acababa de prometer, pronuncio en voz alta las palabras del padrenuestro, se santiguo y salio al jardin. La sensacion de angustia experimentada un momento antes habia desaparecido, dejandolo mas fuerte y decidido que nunca. La mision que le habia encargado Simon le parecia mas noble aun si podia sumar a ella la salvacion de un alma perdida.

El mendigo, que esperaba su regreso con aprension, se acerco a el.

—?Ya esta satisfecho, senor?

—Si, y le estoy muy agradecido por haberme traido aqui. Creo que en esta casa habra ahora mas tranquilidad. Si es que me ha entendido, claro…

—?La ha visto? ?Ha visto a la Susona?

—Quizas…, y le he prometido que buscare el rubi para devolverlo a los suyos. Si lo consigo, vendre a decirselo.

Ramirez abrio los ojos como platos y hasta se olvido del porron de vino que no habia soltado.

—?Y de verdad cree que lo lograra? ?Despues de tanto tiempo? ?Debe de estar usted mas loco que yo, senor!

—No, lo que pasa es que mi oficio consiste en briscar joyas perdidas. Vayamonos ya. Espero que volvamos a vernos algun dia.

—Yo me quedare aqui un rato mas… en compania de este excelente vino. ?Dios le guarde, senor!

Morosini dejo alli la bolsa y volvio andando al hotel. Despues de la siesta, la ciudad despertaba, y era un placer caminar por sus estrechas calles cercadas de paredes blancas sobre las que velaba la torre rosa de la Giralda. Ademas, paseando y dandose un bano era como Aldo pensaba mejor.

El rito de la banera vendria mas tarde, antes de vestirse para ir a la cena que la reina daba esa noche en el Alcazar Real. A esa no podia faltar. En primer lugar, para no perder la amistad de una dama tan encantadora como Victoria Eugenia. Y en segundo lugar, porque esperaba encontrar alli a un personaje al que el dia anterior apenas habia prestado atencion, pero que quiza le fuese de cierta utilidad.

Se le habia ocurrido una idea, y cuando esto sucedia, Aldo no era amigo de hacerla esperar. ?Acaso la idea no es del genero femenino?

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